martes, 27 de diciembre de 2016

CRÓNICA DE LOS IMPUESTOS

Todo empezó cuando los Fondos se tomaron el Poder de Estado por allá cerca de 1980, con la elección de Reagan en USA y Thatcher en el RU. El capitalismo rentista que había sufrido la mala experiencia de 1928 con los papeles de las empresas privadas, ahora echó el ojo al Estado para convertirlo en el marrano de su negocio.

Primero estrangularon las finanzas estatales. Le quitaron la facultad de imprimir dinero y con ello la principal fuente de financiamiento; luego los préstamos directos de los bancos comerciales; en seguida quitaron los impuestos directos exonerando el capital, luego los aranceles, etc., hasta que el Estado quedó en la olla, sin fuente alguna de recursos y limitado simplemente, a los impuestos indirectos que afectan más a los pobres. El Estado quedó totalmente ahogado.

Ahora sí, venga señor Estado que aquí le tenemos la solución: emita títulos valores y colóquelos en el mercado de capitales, donde acuden los rentistas agrupados en los Fondos y la banca de inversión, quienes se convirtieron en los principales prestamistas del Estado. Algo así como los gota-gota del subdesarrollo. Transformaron la teoría fiscal para convertir la deuda en una fuente de financiamiento y el mecanismo de abrir un hueco con nueva deuda para tapar el hueco de la vieja deuda de años anteriores, se convirtió en la formula salvadora de las finanzas del gobierno.

Para tener seguridad en el negocio, los rentistas crearon las certificadoras de riesgo que se encargan de alertar sobre la situación fiscal de los gobiernos que generan dudas para pagar el servicio de la deuda; y por supuesto, el FMI que se encarga del monitoreo periódico. Se trata de tener la seguridad de que los recaudos de impuestos serán suficientes para cubrir las obligaciones adquiridas con los rentistas mediante la colocación de los papeles, en el caso colombiano, de TES.

Posteriormente vienen los cambios en la Política Económica. La Política Fiscal se reduce a cobrar impuestos a los pobres, disminuir el gasto público para no desviar los ingresos tributarios y pagar cumplidamente el servicio de la deuda. La Política Monetaria a controlar la inflación para que la pérdida de poder adquisitivo no se coma los intereses de la renta fija de los papeles de inversión de los capitalistas. Y la Política Cambiaria, sometida a que el precio del dólar lo fije el mercado.

Lo más probable es que con los cambios introducidos en el Congreso, la Reforma Tributaria de este mes no le genere al fisco los ingresos requeridos; pero el FMI y las certificadoras de riesgo quedan con argumentos para darles tranquilidad de los capitalistas rentistas, que pueden comprar TES y deuda del Estado colombiano, con la tranquilidad de que habrá suficiente dinero para pagarles tanto el principal como los intereses, dentro del modelo neoliberal impuesto por el capitalismo financiero internacional y que nos permite hoy narrar la crónica de los impuestos.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

LAS DUDAS SOBRE LA EDUCACION

En los últimos años se ha venido cuestionando mucho el producto social de la educación en Colombia, sobre todo cuando se examinan los resultados de la prueba Pisa, donde los colombianos muestran cifras no muy convincentes. Pero esto es el resultado de la evolución que a nivel global se viene dando desde los años ochentas del siglo pasado, cuando la transformación del Capitalismo Industrial hacia el Capitalismo Rentista o Capitalismo Postindustrial, arrastró todo un conjunto de cambios en la esfera del saber, comenzando por el mismo paradigma epistemológico que siempre ha tratado de explicar el conocimiento en general y particularmente el conocimiento científico. En las ciencias naturales el impacto no ha sido notorio, pero en las ciencias sociales las transformaciones han sido de gran magnitud; cambios en la teoría económica, la teoría del desarrollo, la sociología, la geografía, el derecho internacional, etc., dentro de un conjunto paradigmático que hoy conocemos como el pensamiento neoliberal.

Por supuesto el currículo educativo no podía estar exento. Con frecuencia escuchamos quejas sobre lo que antes se enseñaba en el ciclo básico y hoy no figura; es común el lamento sobre lo buena que era la escuela de antes y lo malo que es la de hoy, donde los jóvenes carecen de muchos fundamentos que no solo consolidan el intelecto, sino que cimentan la proyección social en el contexto humano. Se quejan los de la anterior generación, porque ya no enseñan la historia, ni la cívica, ni valores éticos, ni filosofía, ni las bases de una formación humanística que ayude a desempeñarse con altura en el contexto social.

Pero claro; ahora la educación es neoliberal y por ello los fines son diferentes a cuando predominaba la ideología de la modernidad propia del capitalismo industrial. Ahora el pensum debe adaptarse a la ideología de la postmodernidad cuyo primer fundamento es la globalización cultural, que significa la inyección en el subconsciente de la persona, de los valores del mercado, el que además es global, y con ello sometida a las reglas que imponen las siete potencias económicas a través de la influencia del Banco Mundial. Las políticas nacionales sobre educación, que difunde el Ministerio, son simplemente las imposiciones de ese organismo multilateral, al que no le importa el pragmatismo y la realidad nacional y territorial, sino el encuadramiento a los patrones neoliberales que rigen para la aldea global, independientemente de que haya o no pertinencia frente a la cultura local y los requerimientos del desarrollo autóctono. Es una situación que, según se deduce de los comentarios generalizados, pasa desapercibida como si el sector institucional de educación no hubiera sido objeto de la intervención de parte de los organismos internacionales de poder y por eso hoy en la opinión pública en general se presentan las dudas sobre la educación. 

martes, 13 de diciembre de 2016

LA DE INFLACIÓN OBJETIVO

Juan José Echavarría es el nuevo gerente del Banco de la República, quien hereda el cargo del que él mismo denominó “el padre de la inflación objetivo en Colombia”, una nefasta política monetaria que ha imperado en el país durante el presente siglo, la cual se aleja radicalmente de lo que fuera la Política Monetaria en los comienzos, cuando se consolidó la política económica como instrumento gubernamental para orientar los procesos económicos por allá en los años treinta del siglo pasado, en época en que esta política tenía como fundamento el interés general y el bien común, en lugar del favorecimiento de algunos grupos económicos.
     Si bien es cierto que la Política Monetaria clásica, la del siglo pasado, beneficiaba a los capitalistas industriales, también es cierto que su propósito era el de contribuir al crecimiento económico mediante la generación de empleo y por ello la finalidad era de interés general para toda la economía; más cuando el empleo es para beneficio de la población mayoritaria que no posee capital. Pero ahora, con el invento neoliberal de la inflación objetivo, esta política ya no contribuye a la generación de empleo y al interés general, sino al favorecimiento del capitalismo rentista agrupado en los fondos y la banca de inversión.
     Desde cuando el Banco de la República fue arrebatado de las manos del Jefe de Estado para colocarlo de rodillas al servicio del capitalismo financiero internacional en 1991, dejó ser un medio para buscar beneficios sociales y se concentró en el favorecimiento de los rentistas, quienes realizan sus inversiones en papeles de renta fija y por ello la inflación es su principal enemigo. Uribe, el gerente saliente, cumplió obedientemente esta directriz mediante el enfoque de Política Monetaria de inflación objetivo, que hoy Echavarría enaltece y se propone continuar, según se desprende de sus palabras entregadas a los medios.
     Viene un nuevo período en el banco central después de doce años de la gerencia de Uribe, pero no se espera que cambie de orientación. El enfoque neoliberal seguirá imperando y con ello sólo se puede esperar más desempleo, aunque no haya acierto total para sus fines al aplicarla; pues existen serias dudas de la cientificidad de dicha política, ya que el mecanismo de jugar con las tasas de interés para luchar por conseguir la meta de inflación, no parece ser una medida muy eficaz, razón por la cual cada cierto tiempo el banco tiene que hacer ajustes a la llamada inflación objetivo. La extremada dependencia del sector externo hace perder potencia a los instrumentos del banco central. Echavarría ya dijo que en el 2016 la meta había sido de 5,6 % pero que, en 2017, o sea en el primer año de su administración, esta meta se bajaría al 4 % para favorecer a los rentistas cuyas ganancias corren el riesgo de ser menguadas por la inflación, así el crecimiento de la economía se vea frustrado por la contracción de la demanda agregada; pero eso no importa ya que tiene más peso que la Política Monetaria siga siendo la de inflación objetivo.

viernes, 9 de diciembre de 2016

DEL ANUNCIO DE UN FRACASO

     Se ha vuelto popular el uso de la parodia de la obra de Gabriel García sobre la crónica anunciada, para referirse a casos en que con anterioridad ya se sabe los resultados de un proceso, por lo cual bien podemos desde ya, anunciar el fracaso que tendrá el denominado proceso de paz, si no se aplican oportunamente los correctivos a lo que serán factores que determinan el resultado.
     Además de los ataques del uribismo, que, estamos seguros, no ahorrará esfuerzos para bombardear el proceso desde todos los flancos posibles, lo cual será un factor altamente incidente en los resultados de los acuerdos con la guerrilla, este aspecto lo dejamos de lado por estar fuera de la gobernabilidad de Santos. Pero hay otros tres fenómenos que están dentro de las acciones gubernamentales, que desde ya están anunciando que el proceso de paz fracasará.
    Uno es el centralismo bogotano. Ya estamos observando cómo desde la capital se toman todas las decisiones sin tener en cuenta las consideraciones hechas desde lo local y sin tener el suficiente conocimiento de las condiciones específicas que existen en cada territorio. El direccionamiento estratégico del proceso funciona verticalmente de arriba hacia abajo y con ello las políticas, que debieran de ser públicas, se convierten en políticas gubernamentales que, como ya se sabe, nunca han sido adecuadas para solucionar algún problema.
     Dos es el papel de los políticos tradicionales. Las acciones inherentes al cumplimiento de los acuerdos, ante la ausencia de una organización civil adecuada y eficaz, se están canalizando a través de los políticos tradicionales, quienes están haciendo lobby y lagarteando ante el gobierno para que les asignen fondos con fines del acuerdo, pero que ya sabemos, se convierten en politiquería electoral y los recursos en fuente de financiación de campaña.
     Tres es la ausencia de los actores locales. Desde ya están llegando a los municipios diversas ONGs de Bogotá y algunas internacionales, a las que les han suscrito multimillonarios contratos para que vayan a hacer la paz en las localidades, que no conocen, por lo cual llegan a rebuscar ayuda local para cumplir su contrato. Y allá en la capital, están los vividores pescando para sacar un contrato.
     Muchos casos se han visto en la historia, en que los recursos disponibles se quedan en Bogotá para pagar costosa burocracia y a los sabios, que surgen a montones, y los fondos no llegan a los territorios. Ahora es posible que esto también ocurra y entonces con todos esos factores es procedentes que hoy podamos hablar del anuncio de un fracaso.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

EL DERRUMBE DEL SOCIALISMO

     A raíz de la negociación con las Farc en La Habana donde surgió el cuento este del “castrochavismo” y ahora con el fallecimiento de Fidel Castro, se han difundido diversos comentarios acerca de la imagen del sistema socialista en la mente de la gente, concentrando la opinión de la gran prensa capitalista en casos puntuales de carácter político, que distorsionan la verdad acerca de factores económicos que hacen parte de este sistema que por ahora ya no tiene vigencia histórica. Se dice que socialismo es dictadura, es opresión, es limitación de la libertad, es pobreza, es, en general, algo así como el infierno y que Castro ha mantenido en esa situación al pueblo cubano durante más de medio siglo. Lo que no han dicho es hasta dónde llega la estupidez de un pueblo que es capaz de aguantarse tanto tiempo viviendo en esas condiciones.
     Pero la verdad sobre la diferencia entre el capitalismo y socialismo está en el mecanismo que hace funcionar el sistema económico. En el capitalismo, el mecanismo es el mercado que, mediante la operación de las fuerzas de oferta y demanda, produce las decisiones y movimientos de los fenómenos económicos, incluyendo la concentración de riqueza en unos pocos, la consecuencial desigualdad social y pobreza generalizada. Mientras que en el socialismo el mecanismo que hace funcionar la economía es la planificación económica, que se define centralmente con base en la racionalidad humana o sea que las decisiones y movimientos económicos no se determinan por una autoridad abstracta como lo es el mercado, sino por los juicios de las personas, quienes tratan de suministrar las condiciones de vida a toda la población considerando la condición humana. El socialismo es el inventor de la planificación que posteriormente se trasladó al capitalismo pero que en sus principios fracasó por cuanto acá existe otro mecanismo para el funcionamiento de la economía. Luego, en el capitalismo se ha tenido que introducir nuevos métodos que, sin perder los principios de la planificación, permitan realizar los procesos en el marco del mercado. Por supuesto para que el mecanismo del plan funcione, fue necesario nacionalizar los medios de producción ya que los propietarios privados no se sometían a las condiciones impuestas en el plan general y de ahí surge la queja de quienes fueron afectados por esta decisión o sea los capitalistas tradicionales.

     Transcurrido más de medio siglo con este sistema, surgieron las debilidades del mecanismo de funcionamiento que hoy le quitan la vigencia histórica. Se descubrió que con el mecanismo del plan la economía no crece, por cuanto lo que impulsa hacia arriba la economía es el mercado y los sistemas planificados se mantienen en el letargo y la burocratización que causa más daño a la sociedad por la insuficiencia de medios para garantizar con principios igualitarios las condiciones de vida a toda la comunidad; y con ello, se sentaron las bases para que en los años ochenta se produjera el derrumbe del socialismo.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

LA INNOVACIÓN ESCONDIDA

De la lectura del llamado plan de desarrollo para Popayán, que realmente es un plan de gobierno, cuya denominación es “Vive el Cambio”, se deduce que fue formulado para cumplir la ley y sobre todo, para someterse de manera sumisa y obediente a las imposiciones del centralismo bogotano que este año se realizó a través del KIT Territorial que el DNP “sugirió” a las entidades territoriales, no solamente violando la autonomía municipal, sino dejando dudas sobre la aplicación de la teoría y las técnicas de la planificación. Así, el plan parece que responde más a los intereses del DNP que a las realidades y requerimientos de la comunidad local, lo que hace del documento una pieza discursiva que deja dudas sobre su viabilidad real, dadas las condiciones que se presentan en este municipio.

El documento, más no el plan, incluye en el punto 2.3.1.1 El tema de la innovación dentro de un programa junto con el empleo y el emprendimiento, lo cual despierta mucha expectativa por la trascendencia que tienen estas materias en la vida municipal. El gran problema, como lo percibe la ciudadanía, es de carácter económico y aquí, el empleo es el mayor dolor de cabeza. El compromiso del gobierno acertadamente es el de promover, porque en economía capitalista el Estado no puede “hacer”, e incluye la creatividad en sus propósitos, lo cual es absolutamente pertinente con la realidad local y consecuente con las líneas estratégicas que desde la teoría del desarrollo postmoderno se contemplan como alternativa eficaz para elevar los niveles de competitividad y crecimiento.

Por supuesto que los objetivos del plan se deben lograr en el horizonte o sea el 31 de diciembre de 2019, por lo cual no se debe exigir desde ya que se hayan cumplido; pero en temas que no se logran de la noche a la mañana, como el caso de la innovación, no se puede dejar para el último día. Por eso surge hoy la inquietud acerca de lo que ha hecho o está haciendo el gobierno de Gómez Castro al finalizar el primer año del período. Pues buscando en los medios de comunicación y en las publicaciones oficiales la reseña de las acciones adelantadas en materia de innovación, no se encuentra registros sobre las actividades inherentes a logro de los resultados propuestos.

Puede ser que la administración esté realizando las acciones de manera reservada y que todavía no las haga conocer; pero en este tema de la innovación, cuyos actores son los de la comunidad en escenario abierto, no es la línea correcta mantener la reserva. Por supuesto que los resultados en áreas como esta no se perciben al otro día y las probabilidades de éxito son de baja gobernabilidad para el alcalde, pero al menos, la opinión pública sí debería conocer suficientemente el enfoque estratégico y los mecanismos operativos que tiene diseñados para alcanzar el objetivo y por ello no es procedente mantener la innovación escondida.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

EL CAPITALISMO RENTISTA DA PARA TODO

Examinando los acontecimientos políticos del mundo en lo que va corrido del presente siglo, podemos ver cómo los efectos de capitalismo rentista, con su globalización financiera y la concentración exorbitante de la riqueza global en unas pocas manos deteriorando las finanzas públicas, ha sido génesis de un sin número de argumentos para producir también resultados electorales por fuera de la lógica.

Como el empobrecimiento de las clases populares ha sido generalizado tanto en países industrializados como en los que no lo son, en los primeros se ha utilizado la situación para atribuir sus causas a fenómenos sociales falsos pero que ha permitido logros electorales con base en la mentira y el engaño. La comunidad en general percibe los hechos asociados a la descomposición social y el candidato atribuye sus orígenes a factores que aprovecha electoralmente.

También se ha visto en los procesos internacionales que se atribuye las causas de la pobreza generalizada, cuyo origen es el modelo de la globalización financiera impuesto por el capitalismo rentista a través de los fondos, a los mismos pobres. Primero fue el caso de las metas del milenio que los ricos impusieron a los países pobres para que estos mismos lucharan contra una situación sobre la que no tienen responsabilidad; y ahora son los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que tratan de imponer a la fuerza a través de los organismos multilaterales. Las dos grandes vergüenzas de las posturas neoliberales son el desempleo y la pobreza generalizada, fenómenos que trata de ocultar como si se pudiera tapar el sol con las manos. Lo vimos con el Premio Nobel para Phelps en el 2006, luego otros premios de esta misma categoría para otros economistas que han inventado cuentos que contribuyen a fortalecer el pensamiento neoliberal; luego inventan un nuevo concepto de pobreza, afirmando que la pobreza no está asociada al nivel de ingresos consecuencial del modelo económico, sino que los pobres son ellos mismos culpable porque tienen en su cabeza las raíces de la pobreza por no luchar solos y aprovechar las oportunidades del mercado. La misma teoría sobre el desempleo, cuando afirman que si usted está desempleado, la culpa es suya por no desarrollar su competitividad, pero que nada tiene que ver el modelo de globalización financiera y su política económica basada en el control de la inflación y a costa del aumento del desempleo.


Ahora, ya los cuentos no son de carácter económico, sino que han sido trasladados al terreno electoral y vemos como los candidatos arman sus estrategias de campaña usando este fenómeno. Un ejemplo de la situación es el caso de Trump en USA; a pesar de que este es el país más poderoso del mundo, también ha sido afectado por la globalización y la situación social ya no es la del viejo sueño americano. Trump, les echa la culpa a los inmigrantes latinos y promete sacarlos del país, con lo cual obtuvo buenos réditos electorales y con ello vemos un caso más de que el capitalismo rentista da para todo.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

LA VIOLENCIA DEL SIGLO XXI

Revisando los libros de historia se da uno cuenta de que la historia colombiana es principalmente la crónica de las guerras. Desde los inicios de la república, cuando se enfrentaron los partidarios de Bolívar con los de Santander, que incluye el famoso suceso de la noche septembrina. Luego viene una secuencia de guerras internas en el país por diferentes motivos y circunstancias, pero siempre los conflictos acompañados de manifestaciones de violencia, hasta que el Siglo XIX se cerró con la tan mentada Guerra de los Mil Días.

Luego vino el Siglo XX y aquí, se destacan dos períodos significativos. La primera mitad con enfrentamientos entre los partidos liberal y conservador, que según se deduce solo los distinguía la diferencia del rojo y el azul, y la segunda mitad que se caracteriza por el enfrentamiento entre las fuerzas del Estado y la guerrilla, en un principio revolucionaria basada en el derecho a la rebelión, que luego se criminalizó y degeneró el enfrentamiento. Parece que la historia de este siglo se terminará con la crónica de los acuerdos de La Habana y Quito.

Si se sigue la tendencia histórica, tendríamos que, lamentable y tristemente, esperar los términos y condiciones de los fenómenos del Siglo XXI, que apenas lleva dieciséis años y faltan ochenta y cuatro, y que, con lo que estamos viendo hoy en la polarización alrededor de los acuerdos con las Farc, se deduce cuáles serán las fuerzas en conflicto durante las próximas décadas.

El uribismo por un lado y los antiuribistas por el otro, le están dando visos al enfrentamiento con rasgos de sumo peligro. Son posturas radicalmente opuestas y rígidas, con imputaciones al contradictor sustentadas en cargos hirientes, que difícilmente lograrán sanar. Se ven claramente las tendencias políticas que se pueden ubicar, como en la Asamblea Constituyente de la Revolución Francesa, a la derecha y a la izquierda. Por un lado, se aprecia la postura claramente neoliberal que hoy domina el mundo, y por otro lado una tendencia difusa que no muestra precisión en la postura política pero que deja ver con claridad que neoliberal no es. Es curioso; se evidencia más un enfrentamiento alrededor de un caudillo, que un debate conceptual sobre las propuestas de fondo en el campo político.

De todos modos, lo que se ha sembrado y está germinando, es un enfrentamiento que cambiará sustancialmente el carácter del régimen político colombiano. Ya no será pensando en la revolución socialista, ni en el socialismo clásico del Siglo XX ni el Socialismo del Siglo XXI, pero sí está mostrando dos tendencias radicalmente diferenciadas sobre cómo se debe afrontar el manejo del Estado dentro del sistema capitalista. Después de que el modelo neoliberal se derrumbe, lo cual ya está en proceso, se verán los efectos que, ante el fracaso del nuevo orden mundial, que también se está frustrando, dejará gestar un nuevo conflicto sociopolítico que en la historia de Colombia marcará, y ojalá me equivoque, la identidad de la violencia del Siglo XXI.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

BAJO IMPACTO DE LAS REGALIAS

En estos días estuvo por acá por esta región el hijo de Gaviria, delfín quien hoy ocupa el cargo de Director del DNP, y de sus intervenciones en público se deduce que hay preocupación en ese organismo por los resultados que hasta hoy se han dado en la ejecución territorial de los recursos del sistema de regalías. Se esperaba que cuando se cambió el sistema, con reforma constitucional y todo, dichos recursos contribuyeran sustancialmente al desarrollo territorial en zonas donde el antiguo sistema no había tenido una presencia relevante; pero según las palabras del funcionario, los logros obtenidos causan más preocupaciones que satisfacciones.

Ya antes habíamos señalado las deficiencias en materia de gestión de proyectos que existe en Colombia, lo que ha afectado la ejecución de estos dineros; pero además de la débil gestión, que se manifiesta en todos los campos de la administración pública, hay otros factores que repercuten en los resultados del sistema de regalías. Se esperaba que, con la nueva asignación territorial de los dineros, los departamentos contaran con fuentes adecuadas para financiar inversiones de desarrollo; pero lo que hasta hoy se ha visto es que el, todavía nuevo, sistema de regalías se ha convertido en la piñata de la fiesta de los políticos locales. No se han favorecido las regiones sino los políticos, quienes han convertido estos fondos en su fuente de nutrición electorera y, según las investigaciones que avanzan en los organismos de control, también en mecanismo para alimentar sus finanzas personales con procedimientos corruptos. Las quejas contra los gobernadores no se han hecho esperar, mientras las comunidades siguen afrontando serias necesidades; y muchas expectativas sobre el desarrollo aún se mantienen carentes de respuestas pertinentes.

A pesar de que en la normatividad legal se introdujeron los instrumentos para asignar recursos con criterios técnico y aunque introdujeron el centralista filtro del DNP, las aberraciones de los gobernadores han sido superiores que los controles normativos y cuantiosos recursos se han asignado a proyectos de bajo impacto territorial; otras sumas, estando aprobadas, no se han ejecutado; varios proyectos han sido elefantes blancos y otros muestran su tendencia al fracaso apenas comenzando su operación. El balance positivo es porcentualmente bajo respecto a la cuantía de las cifras asignadas.


Con todo esto, la consecuencia es el fortalecimiento del centralismo bogotano, que está destruyendo a Colombia, y que con el caso de las regalías refuerza el argumento de que a las administraciones territoriales no se les puede dar funciones y competencias porque son inmaduras y por ello son ineficientes e ineficaces, sin tener en cuenta que el mal que adolecen las regiones es la voracidad de los politiqueros que con sus artimañas electoreras se hacen elegir en los cargos de decisión y por supuesto, la existencia de una cultura política que sostiene el mecanismos por su inapropiada partición en política, razón por la cual  continuaremos por mucho tiempo viendo el bajo impacto de las regalías.

miércoles, 26 de octubre de 2016

LA TRANSFORMACIÓN DEL CAPITALISMO

El mundo académico pocas bolas le ha puesto a las causas de los cambios que vienen ocurriendo desde hace tres décadas en diversas disciplinas de conocimiento dentro de lo que se ha dado a llamar el capitalismo postindustrial, los cuales se manifiestan en las teorías de varios campos del conocimiento. Por lo general los autores se limitan a describir los cambios y a dar explicaciones sobre el contenido y significado de los mismos, pero casi no profundizan en las raíces que han dado origen a nuevos enfoques en teorías de las ciencias sociales como la economía, la sociología, la geografía, el derecho internacional, la ciencia política y hasta en el mismo paradigma del conocimiento que soporta toda la construcción de la epistemología.

Desde épocas remotas de la historia humana, hemos conocido fenómenos cuya raíz se encuentra en los intereses de las élites de poder económico del momento, incluyendo aspectos relacionados con la teoría y las disciplinas de conocimiento. Es decir, no solo los procesos políticos se derivan de la influencia de los grupos de poder económico, sino que también en la esfera de conocimiento se producen novedades cuya explicación no es otra que el cambio de los actores sociales donde se concentra la mayor riqueza y este fenómeno no puede estar ausente en la realidad presente del mundo globalizado. El cambio del Capitalismo Empresarial al Capitalismo Rentista con todo el arrastre económico, ideológico y político, fue la consecuencia del traslado de la riqueza del mundo desde el sector secundario de la economía, al sector terciario, dejando así de ser los ricos del mundo los industriales que durante mucho tiempo estuvieron agrupados en empresas multinacionales, para pasar a ocupar ese privilegiado lugar los capitalistas rentistas agrupados principalmente en los fondos de inversión. Luego se tomaron el poder de Estado a partir de la elección de Reagan en USA y Thatcher en RU y desde ahí, desplegaron toda la transformación que hoy conocemos como la postmodernidad o el capitalismo postindustrial.


No es que antes no haya habido rentistas, que son tan antiguos como la economía misma, ni que hoy no haya empresarios; la esencia del cambio radica en el control del poder de Estado y en la utilización de las políticas a favor de sus intereses. Antes, bajo el enfoque keynesiano del Estado Interventor-Benefactor, las políticas privilegiaban a los ricos, como siempre, pero industriales, hoy las decisiones del gobierno favorecen igualmente a los ricos, pero a los capitalistas rentistas, resguardados en los fondos, cuya inversión realizan principalmente en papeles de renta fija exenta de impuestos y prioritariamente en las emisiones del gobierno, por lo cual el gasto público se convierte en su principal enemigo, tanto por los efectos inflacionarios, como por el riego en el pago de la deuda donde ellos son los principales acreedores y bajo cuya presión se ha realizado la transformación del capitalismo.

miércoles, 19 de octubre de 2016

SALDO DE LA PRIVATIZACIÓN DE LO PÚBLICO

El caso de la privatización de la recolección y disposición final de los residuos sólidos nos recuerda el proceso de las privatizaciones de los bienes y servicios públicos en general, donde los inversionistas privados por su avaricia y agallas, ven solamente las bondades de los negocios, pero no consideran las dificultades que de ellos se derivan. Ven que la inelasticidad precio de la demanda es una oportunidad de mercado que les produce ventajas por la ausencia de estrategias de promoción y penetración y también ven la conveniencia en la intervención del Estado que con sentido de cómplice autoriza tarifas lesivas para los consumidores, pero ventajosas para los inversionistas, de modo que el pago de soborno a los concejales para que les aprueben sus contratos puede ser compensado con creces.

Pero lo que no ven los agalludos y también corruptos empresarios, es que manejar con criterios empresariales privados los bienes y servicios públicos, tiene otras implicaciones consecuenciales del carácter de lo público y su relación con la ley natural, que crea exigencias particulares en el marketing y el enfoque gerencial. No solo por ser servicios sino por ser públicos las estrategias de marketing se alejan sustancialmente de las conocidas en los bienes privados y el tipo de gerencia también, por el carácter multiorganizacional de lo público que crea un conjunto complejo de stakeholders cuyo manejo obliga a adoptar mecanismos desconocidos en la administración privada. Entonces, cuando ya están montados en el potro, ven que el amansamiento no es tan sencillo y que la administración de los bienes públicos va más allá de la simple rentabilidad de las empresas que casi siempre andan en coche por la alcahuetería del gobierno que les entregó el objeto de negocio.


Pero para el gobierno la situación no es tan dulce y tierna. Los efectos son asunto complicado para la agenda gubernamental, como se está apreciando en Popayán con el tema de las basuras, cuyo manejo inadecuado está generando consecuencias ambientales urbanas que afectan el paisaje y la salubridad, además de los problemas de gobernanza con las comunidades rurales del occidente del municipio y todos los demás impactos económicos, sociales y ambientales que del fenómeno se desprenden, los cuales no enfrenta la empresa privada, que se limita simplemente a cumplir la minuta del contrato suscrito, que por lo general es perjudicial para el Estado y las comunidades y de beneficio para los privados. La costumbre es que quienes recibieron el dinero del soborno sacan el cuerpo al problema y quienes heredan los chicharrones se ven frente a complejas situaciones de gobierno inherentes al modelo neoliberal que rige a Colombia y que después de un tercio de siglo muestra lamentables consecuencias sociales como saldo de la privatización de lo público. 

miércoles, 12 de octubre de 2016

ABISMO FINANCIERO DEL ESTADO

Desde el año pasado se viene anunciado otra reforma tributaria que le han dado a llamar “estructural” pero que de estructural no tiene nada; es una reforma similar a las acostumbradas, que se limita a modificar las tasas de los mismos conceptos de gravamen que ya se han vuelto tradicionales, desde que el sistema tributario cambió sus fines a la par con los cambios que ocurrieron en el espíritu de la política fiscal. Hasta el siglo pasado esta política era un instrumento de intervención del gobierno en la economía, que se utilizaba para direccionar los procesos hacia los objetivos de desarrollo, mientras que hoy se ha convertido en un medio para garantizar el negocio de los capitalistas especuladores del dinero, que han hecho de la compra de papeles del gobierno su principal fuente de ingresos, para lo cual cuentan con el apoyo del FMI cuya misión principal es la de vigilar el comportamiento de las finanzas públicas para que el Estado cumpla fielmente con el servicio de la deuda. Una reforma estructura a la vista de la política fiscal clásica, tendría en cuenta el rol de los distintos sectores y ramas de la economía e igualmente de las diferentes regiones del país, para que de acuerdo con la función de cada uno de ellos dentro de la estrategia de desarrollo nacional, se fijen tasas y tarifas diferenciales para incentivar o estimular las actividades y las regiones que por sus características merecen dicho tratamiento. Pero eso no es lo que está ocurriendo en Colombia.

No se sabe si finalmente el gobierno presentará la propuesta que produjo la denominada “Comisión de Expertos” cuyo informe final entregó en diciembre de 2015, o si le hará algunas modificaciones; pero en ambos casos no tiene una conformación como para que se le llama “estructural”. El argumento es, por supuesto, las obligaciones que tiene el Estado en materia de deuda y las proyecciones de ingresos derivada de los impuestos, que hacia el futuro próximo se van a quedar cortos, en razón, no a que los colombianos tributemos poco, sino a que el crecimiento de la deuda marcha a pasos agigantados y próximamente no habrá de dónde pagar.


Y para completar el esquema, en Colombia tenemos el caso de que los ricos no pagan impuestos. Los rentistas, quienes concentran el mayor volumen de riqueza en todo el mundo, son exentos. Y los empresarios adolecen de la cultura de no pago y condicionan sus decisiones de inversión a la evasión de impuestos: se llevan el dinero a otro país por no pagar, crean tipos de empresas que les permitan evadir, se localizan en lugares donde no haya impuestos, triangulan operaciones para no pagar, etc. A diferencia de los empresarios, europeos, por ejemplo, los colombianos no se fijan en las bondades del mercado para tomar sus decisiones, sino en el no pago de los impuestos. Así, les toca a las clases menos favorecidas, sostener al Estado y suministrarle los recursos para tapar el hueco de la deuda, que inmediatamente convierte en un nuevo hueco para poder balancear el presupuesto en un carrusel que no tiene fin y que está llevando las finanzas públicas al abismo financiero del Estado. 

martes, 4 de octubre de 2016

DEL RESULTADO DEL PLEBISCITO

Independientemente de los sucesos del domingo pasado, Colombia sigue necesitando una nueva economía sentada sobre la zona rural, que gire en torno al sector agropecuario, que fortalezca el aparato productivo generando empleo aumentando la competitividad del país y disminuyendo la dependencia externa, alejada del modelo neoliberal y con democratización de la propiedad y redistribución del ingreso, lo que se hubiera podido construir mediante el cumplimiento del punto uno del acuerdo de La Habana con base en los veinte planes que dicho compromiso incluye. Igualmente, el punto dos del acuerdo hubiera permitido introducir ajustes al sistema político fortaleciendo la democracia participativa con sus efectos benévolos respecto a bajar la corrupción y desarrollar una nueva administración pública territorial. Lamentablemente esa oportunidad de beneficio general para toda la sociedad colombiana se perdió por el comportamiento electoral de un grupo de ciudadanos.

Sin duda, Santos cometió un grave error por falta de su apreciación política. El ex fiscal Montealegre le dijo que no sometiera el acuerdo de La Habana a un plebiscito por cuanto eso no era necesario ya que el gobierno tenía facultades para suscribirlo. Pero Santos se puso de demagogo populachero y ahora está comiendo de su cocinado. Es impertinente colocar una decisión tan transcendental e importante en la historia nacional, al juicio de la cuestionada cultura política colombiana, cuyas deficiencias son ampliamente conocidas: aproximadamente a las dos terceras parte de la ciudadanía no le importa los asuntos públicos y no participa; y la mayoría de los que votan lo hacen movidos por intereses y pasiones personales sin considerar el interés general y el bien común, ni el contenido de las propuestas de los candidatos, como se puede ver en el incumplimiento de la Ley 131 de 1994, la del Voto Programático, por lo que se ha constituido en el soporte de la corrupción de los procesos electorales y la administración pública. Nuestra cultura política no tiene la suficiente madurez para digerir y comprender el significado de una negociación con un grupo insurgente, cuando no existían antecedentes similares en la historia política nacional, aunque hubiera habido suficiente tiempo para leer el documento. Si a los politólogos les ha costado trabajo entender el significado, qué se puede esperar de la cultura política de bajo nivel.

Hoy el país se encuentra en la encrucijada jurídica y política y con ello en gran incertidumbre. No solo es la perdida de oportunidad de introducir cambios en la estructura económica y el sistema político derivados de los puntos uno y dos, sino que los actores principales y a la vez dirigentes del país, no saben cómo actuar, según se deduce de las declaraciones públicas hechas el día lunes; y peor aún, que no se sabe lo que están pensando y moviendo por debajo de la mesa, ni ellos, ni las fuerzas oscuras que también existen el Colombia;  de modo que ese rumbo que hasta hace una semana estaba trazado y desde muchos frentes se hacían preparativos para la construcción de un nuevo país, hoy se encuentra sumido en una grave confusión cuyo desenlace no se sabe ni se puede inferir, ni que situaciones traerá para el país y sus consecuencias derivadas del resultado del plebiscito.

miércoles, 28 de septiembre de 2016

REAL POLÍTICA AGRARIA

A mediados del siglo pasado, cuando el imperio de las multinacionales que habían implantado el ordenamiento económico mundial que se le conoce como el neocolonialismo, mediante la intervención de la CEPAL se introdujo en Colombia el modelo de desarrollo que se le llamó de industrialización por sustitución de importaciones, en época en que el mundo académico consideraba que industrialización era sinónimo de desarrollo. Las multinacionales necesitaban explotar el mercado nacional para lo cual se instalaron en nuestro medio y permanecieron por veinte años, hasta que recogieron la inversión y depreciaron los activos, todo fríamente calculado para al finalizar retirarse del país tal como lo hicieron. Algunas permanecieron aun hasta hoy, debido a la necesidad de sus productos en el país pero cambiaron de dueño. Para el éxito del modelo, el Estado se volcó a contribuir con el desarrollo industrial ya sea como socio de las multinacionales a través de IFI, ya sea como aportante de la infraestructura necesaria, ya sea como prestador de servicios complementarios a las empresas y principalmente, con la adopción de las políticas macroeconómicas apropiadas al desarrollo industrial, que en su gran mayoría era el de las multinacionales. El privilegio de este sector económico, por lógica razón, debió ser complementado con el desarrollo de la ciudad, lugar obligado del asentamiento industrial.

Las políticas y programas del Estado se concentraron en la zona urbana mientras que el campo quedaba en el abandono. Nunca se formuló una verdadera política agraria y cuando se realizaron acciones oficiales como la Ley 135 de 1961, la Ley 5ª de 1973 o el Programa DRI de 1974, fue para favorecer a la industria que requería materias primas, alimentación para sus obreros y consumidores en la zona rural de los productos industriales; pero en ningún caso, fueron diseños de política pública orientados al desarrollo del sector agropecuario, que en su seno encerró una manifestación dual donde una parte, la localizada en las topografías planas principalmente, permitió la penetración del capitalismo, mientras la otra ubicada en ladera y montaña quedó sujeta a las limitaciones del minifundio en una economía de mercado. Así, este fenómeno sumado a otros factores estructurales, se convirtió en caldo de cultivo para el florecimiento de grupos armados, cultivos de uso ilícito y otras manifestaciones de la violencia.

Ahora con el acuerdo de La Habana, el punto uno abre la posibilidad de formular estrategias que respondan verdaderamente al desarrollo de la zona rural y el sector agropecuario, para lo cual se requiere un mecanismo que articule los veinte planes previstos y la definición de una columna vertebral necesaria para introducir la coherencia propia de una adecuada política que responda con pragmatismo a la verdadera necesidad del campo colombiano y la población asentada, que sea un fin en sí misma y no un medio para lograr otros fines y que aporte al conjunto del aparato productivo el fortalecimiento suficiente para elevar la competitividad del país y menor dependencia de las fuerzas externas, con los beneficios sociales para la población rural dentro de lo que pueda ser por fin, la formulación de una real política agraria.

martes, 20 de septiembre de 2016

LO LOGRADO ES SUFICIENTE

Muchos han dicho que la negociación de La Habana no traerá la paz y eso, sin duda, es cierto; pues se limita a definir unos compromisos para el futuro, que pueden cumplirse o no, porque el gobierno se ha caracterizado por ser faltón frente a sus promesas, además que existe duda de que las elites de poder en la capital cedan y permitan desmontar el centralismo bogotano que está destruyendo el país, sin lo cual los beneficios potenciales del acuerdo no podrán hacerse realidad. Claro que la presencia de la ONU y la comunidad internacional, brindan alguna garantía de cumplimiento, por lo cual se puede ser optimista sobre el hecho.

Pero independientemente de que acuerdo se realice, si el plebiscito aprueba la negociación, el fenómeno, como hecho histórico, ha sido importante y desde ya se está viendo sus frutos: ¿cuándo antes el país se había volcado a pensar masivamente en la convivencia pacífica, si nuestra cultura siempre ha sido apática frente a los temas de interés general y bien común? Colombia siempre ha mostrado una idiosincrasia individualista donde prima el “sálvese quien pueda”, sin preocuparse por el conjunto social.

El que la paz se haya convertido en tema de conversación generalizado en todos los estamentos y estratos de la nación es ya una ganancia. La mesa de la Habana se volvió un proceso pedagógico que está enseñando a tener en cuenta el diálogo y la negociación en la resolución de conflictos, independientemente de los resultados del mismo; y complementariamente, el acuerdo está poniendo a pensar a unos y a otros, en el futuro del país y los cambios necesarios para mejorar las condiciones de vida. Ahora la gente piensa en un nuevo país, sin acuerdo o con acuerdo; pero sobre todo, que el futuro se debe construir a partir de un propósito colectivo. Es una enseñanza que debe aprovecharse y corresponde a la dirigencia social, considerar ese factor psicológico para trazar rutas hacia un futuro mejor.

Eso sí, si surge una nueva organización social con un nuevo liderazgo, consecuentes con el fenómeno de cambio que se está consolidando en la mentalidad colombiana. Por algo unos piensan en el sí y otros en el no frente a la votación en el plebiscito; lamentablemente este proceso ha caído en la mecánica electoral tradicional como se puede ver con las movilizaciones y publicidad como si fuera una elección de gobernantes; y también es de lamentar que son los políticos tradicionales quienes están protagonizando el debate. Pero no se puede esperar más porque de un momento a otro no se puede ver cambios. Lo importante es que a pesar de la peligrosa polarización, que menos mal por la costumbre criolla puede ser calentura coyuntural que después del dos de octubre los ánimos se calmen, las consecuencias de la intentona de Santos en La Habana como mecanismo para solucionar el conflicto sociopolítico con la guerrilla, al pensar en las condiciones para la construcción del futuro nos permita afirmar que hasta hoy lo logrado es suficiente.

martes, 13 de septiembre de 2016

QUIENES VEN EL VASO MEDIO LLENO Y QUIENES LO VEN MEDIO VACÍO

La polarización que se ha instaurado en el país por causa del plebiscito para refrendar los acuerdos celebrados con las Farc, se ha vuelto ya preocupante por el volumen de los ataques que de lado y lado, los bandos lanzan a sus opositores. Menos mal que el 2 de octubre cesará porque si se alarga el plazo puede ser peligroso.

Lo que se aprecia en la lectura rápida de la confrontación, es que por un lado, hay un bando que mira el pasado y con base en el principio de la venganza y el castigo, se preocupa por un grupo cercano a diez mil personas que cometió delitos, crímenes y atrocidades, a quienes no se les debe perdonar y concentran su preocupación frente al acuerdo en ese tema, reduciendo el alcance político de la negociación, al castigo de los infractores afirmando que es un error dejar en supuesta impunidad los delitos cometidos por los insurgentes. Por el otro lado, un bando donde están quienes piensan en el futuro y se preocupan por los cuarenta y tantos millones de colombiano que podrán recibir beneficios derivados de la negociación, ya que, si bien es cierto la simple firma del acuerdo no traerá la paz ni acabará el conflicto, sí es la apertura de una puerta y la creación de condiciones, para que si el conglomerado social quiere, se construya una nueva Colombia consolidando la verdadera democracia participativa. Lo que está en el centro del debate es por un lado, el pasado y el castigo de diez mil exguerrilleros; y en el otro lado, el futuro y la oportunidad de 45 millones de colombianos. Los unos reduciendo un proceso político trascendental en la historia del país, al castigo de un, relativamente, pequeño grupo de colombianos y los otros, valorando el fenómeno por el beneficio que puede recibir toda una sociedad cuando, por cumplir los acuerdos, surja una nueva organización social, una nueva realidad rural y una nueva administración pública, entre otros.

Los argumentos de unos y otros tienen mucha lógica y racionalidad de modo que en cierta forma el debate es válido; pero no parece muy sensato negar la posibilidad histórica de iniciar un proceso de transformación política que mucho puede cambiar las estructuras sociales de un país elitista y con alta desigualdad en el ingreso, corrupto y con una oligarquía inepta, por el solo motivo de que hay que castigar un grupo de delincuentes. No parece tener justificación histórica. Menos aún si los argumentos de los partidarios del pasado, cuando se refieren al futuro, son especulativos y puramente subjetivos; pues no existen ni antecedentes ni pruebas válidas para sustentar su fatalismo; mientras que los partidarios del futuro  se basan en hechos concretos como el texto de los acuerdos y la confianza de que la presencia de la comunidad internacional y la garantía de la ONU los hará cumplir. Pues por lo general el gobierno incumple los acuerdos cuando el asunto es puramente interno.


Al final no se sabe cómo se resolverá el debate sobre el plebiscito y habrá que esperar hasta el comienzo del próximo mes para conocer el resultado de esa confrontación que nos muestra sobre los acuerdos de La Habana, quienes ven el vaso medio lleno y quienes lo ven medio vacío.

martes, 6 de septiembre de 2016

LA PLANIFICACIÓN EN EL PUNTO DE LA REFORMA RURAL

De la lectura del punto 1 del acuerdo de La Habana, que trata de la reforma rural integral, se deduce que la planificación será el eje central en la ejecución de los compromisos, lo cual tiene serias implicaciones tanto para el DNP que deberá modificar su actitud centralista y vertical, como para las comunidades locales que deben aportar su cuota para el éxito del acuerdo negociado.

Una lectura rápida del texto del acuerdo nos muestra que solo en el punto 1 se debe realizar veinte ejercicios de planificación. Los planes son: de adjudicación gratuita y de subsidio integral (1.1.3), los programas de desarrollo agrario integral con enfoque territorial (PDET) (1.1.4), el de formalización masiva de la propiedad rural (1.1.5), el de los usos del suelo rural y ordenamiento del territorio (1.1.8), de zonificación ambiental (1.1.10), de acción para la transformación regional (1.2.3), para la reforma rural integral (1.3), de vías terciarias (1.3.1.1), de riego y drenaje para la economía campesina (1.3.1.2), de electrificación rural (1.3.1.3), de conectividad rural (1.3.1.3), de salud rural (1.3.2.1), especial de educación rural (1.3.2.2), de construcción y mejoramiento de vivienda social rural (1.3.2.3), de fomento a la economía solidaria y cooperativa rural (1.3.3.1), de asistencia integral técnica y tecnológica (1.3.3.2), para apoyar y consolidar la generación de ingresos de la economía campesina (1.3.3.3), para la promoción de la comercialización de la producción de la economía campesina (1.3.3.4), el plan progresivo de protección social (1.3.3.5) y los departamentales y locales para la alimentación y nutrición (1.3.4). Dos decenas si están bien contados.

Hasta ahí todo es lógico y nada nuevo. Pero para el efecto, el mismo acuerdo es reiterativo en que estos productos de planificación deben ser participativos y con alta capacidad de decisión de los actores locales, lo cual significa que se trata del enfoque estratégico de la planificación y que se requiere de la organización social apropiada para el efecto. Si no hay una organización de base con alta capacidad operativa, técnica y organizativa, el cumplimiento de los acuerdos, pero sobre todo los beneficios que su contenido traen, serán muy difíciles de alcanzar o el acuerdo quedará en las garras del DNP o los politiqueros tradicionales.


Por lo tanto es necesario comenzar cuanto antes la creación, los ajustes o el fortalecimiento de las organización social adecuada a los fines del acuerdo, sobre todo en regiones que serán priorizadas para iniciar pronto, priorización esta que se hará con base en los criterios del punto 1.2.2 que se refiere a: zonas con mayor pobreza, las más afectadas por el conflicto, las que tienen debilidad institucional y las que poseen cultivos de uso ilícito, todos estos criterios que se cumplen plenamente en el territorio del Cauca, donde parece que la organización existente en la mayor parte de la región no es la más apropiada, por lo cual se necesita una nueva organización social con un nuevo liderazgo, para poder ver los resultados esperados de la planificación en el punto de la reforma rural. 

martes, 30 de agosto de 2016

LA GANANCIA SOCIAL DEL ACUERDO

A raíz de este tema del plebiscito, con mucho riesgo se está polarizando el país en dos corrientes: por un lado quienes se amparan en el pasado y un concepto de justicia basado en el principio de la venganza y por otro lado quienes piensan en el futuro y con optimismo ven la oportunidad de crear una nueva sociedad aprovechando el cumplimiento del acuerdo con las Farc, lo que puede suceder siempre que de parte de la comunidad en general se avance en la construcción de una nueva organización social con mayor capacidad para la participación y la contribución a la solución de los problemas sociales.

Es verdad que la guerrilla cometió crímenes graves, reclutó niños y todo lo demás; pero precisamente por haber sido tan lamentable su pasado, el costo de que ese terror se termine es alto. El Estado, en más de medio siglo, no derrotó la insurgencia como para ahora pedir que la sometan a las normas convencionales de justicia. Una negociación para que sea aceptable por las partes significa un toma y dame en relación gana-gana. Es necesario valorar y comparar el costo que paga la sociedad en prebendas y concesiones a las Farc sobre la base de que en el mundo nada se consigue gratis, contra los beneficios sociales en términos de valor que se gana por la desaparición del grupo armado.

En la teoría social y económica existen varios conceptos que pueden aplicarse para hacer la valoración o evaluación del negocio con los cuales se puede apreciar con claridad el resultado final del acuerdo: precio, costo, valor, precio hedónico, precio de mercado, utilidad, valor de uso, satisfactor, atributo, beneficio, costos inducidos, valoración contingente, etc., son todos conceptos que se puede utilizar debidamente aplicados, para sacar conclusiones interesantes en la evaluación del acuerdo y de esa manera comprender que bien vale la pena “tragarse los sapos”, como dicen algunos, para aceptar el resultado de la negociación y proceder a votar SI en el plebiscito.

En una relación costo-beneficio es fácil comprender que acabar con las prácticas violentas de la guerrilla con todo lo que eso arrastra en materia de calidad de vida y progreso, sin contar aún con la oportunidad de construir un nuevo régimen político que en el futuro podrá propiciar también un nuevo modelo económico con mejor distribución del ingreso y disminución de la desigualdad social, es un beneficio tan alto para Colombia, que todo lo entregado en la negociación es barato para el país. Muchos creemos que Colombia la sacó barata.


Ahora corresponde promover una nueva organización social y unas dinámicas políticas que respondan a los requerimientos del negocio para que los compromisos se conviertan en verdaderas oportunidades de cambio. Es a partir de la comunidad local y sus procesos civiles, como se podrá cosechar el producto que la firma apenas ha sembrado, pero que necesita de prácticas culturales como la actividad agrícola, para que alrededor de los compromisos se pueda cosechar la ganancia social del acuerdo.

martes, 23 de agosto de 2016

OPORTUNIDAD GESTADA EN EL ACUERDO DE LA HABANA

En 1994, en otra de las genialidades del DNP, el gobierno incumplió la Constitución Política en lo que se refiere al Capítulo 2 del Título XII y expresamente el Artículo 339 a través del cual la Carta ordena que habrá un Plan Nacional de Desarrollo y la Ley 152 de 1994 establece la elaboración de un Plan de Gobierno, que muy poco se relaciona con un plan de desarrollo y que abrió la puerta para el degeneramiento de la teoría y la técnica de la planificación en Colombia. Han transcurrido 26 años y hoy podemos ver los resultados de esa ley que dejan mucho que desear.

En el punto 2.2.6 de los acuerdos celebrado en La Habana entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc, se incluye el tema “Política para el fortalecimiento de la planeación democrática y participativa” que, al cumplirse si la oligarquía bogotana lo permite, será  una ocasión apropiada para corregir las deficiencias de la Ley Orgánica, que a pesar de los vicios constitucionales, nadie la ha demandado durante este cuarto de siglo.

Dice textualmente el acuerdo: “el Gobierno Nacional se compromete a llevar a cabo las siguientes acciones: a) Revisar las funciones y la conformación de los Consejos Territoriales de Planeación. b) Prestar asistencia técnica a las autoridades municipales y departamentales que lo requieran, para la formulación participativa de distintas herramientas de planeación. c) Hacer una revisión integral y participativa  del sistema de participación en los procesos de planeación…. d) Fortalecer los diseños institucionales y la metodología con el fin de facilitar la participación ciudadana y asegurar su efectividad en la formulación de políticas públicas sociales como salud, educación, lucha contra la pobreza y la desigualdad, medio ambiente y cultura…. e) Fortalecer y promover la construcción de presupuestos participativos en el nivel local…”

Pero lo más importante de las acciones comprometidas por el Gobierno, son los fines que estas definen entre los cuales se encuentran: fortalecer las capacidades técnicas de las instancias de planeación participativa, articulación de las instancias nacionales y territoriales de planeación, la efectividad del sistema, promover la participación de la ciudadanía en la priorización de una parte del presupuesto de inversión y una muy importante, “hacer los ajustes normativos necesarios, para que los conceptos, pronunciamientos e informes de monitoreo, realizados por las instancias de planeación participativa sean respondidos por las autoridades públicas en espacios e instancias de diálogo e interlocución.”


Por supuesto que la sola firma del acuerdo no propiciará las modificaciones en los proceso de planificación si no hay de parte de la sociedad civil la organización, el fortalecimiento técnico y el dinamismo adecuado; pero con la veeduría internacional, el gobierno se verá forzado a cumplir los acuerdos y esto en materia de planificación y con relación a la debilidad de la Ley 152 de 1994, será la gran oportunidad gestada en el acuerdo de La Habana.

martes, 16 de agosto de 2016

LA PAPAYA DE SANTOS

En la vida quien da papaya tienen que asumir las consecuencias, como le está sucediendo a Santos con el tema de La Habana, donde por culpa de sus malos asesores en publicidad, ahora los uribistas lo tienen arrinconado por el alto riesgo en la votación del plebiscito.

 Los uribistas han sido más efectivos: siguiendo al pie de la letra la escuela de Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, montaron una estrategia publicitaria con frases efectistas basadas en sofismas y la distorsión de la verdad, pero certera en los golpes de opinión que aplican llegando al meollo de la conciencia ciudadana. Por su parte y a pesar de la conveniencia de aplicar el mecanismo de resolución pacífica de los conflictos mediante el diálogo y concertación, no obstante de las bondades de los acuerdos realizados con las Farc que abren la puerta y crean condiciones para corregir deficiencias estructurales en materia de democracia participativa y gestión del desarrollo, la opinión pública se inclina en contra de los acuerdos.

La primera falla del gobierno es pretender meter en la cabeza de la gente que los acuerdos son la paz, cosa que todo el mundo sabe, no se logra con la firma de un simple acuerdo. Los asesores en publicidad desconocieron que el demonio para la opinión pública son las Farc y que los acuerdos no traerán la paz pero si harán desaparecer a ese grupo guerrilleo. Probablemente si el eje publicitario se hubiera enfocado a mostrar este beneficio de desaparición del grupo insurgente, tal vez el efecto hubiera sido diferente.

De otro lado, el enfoque trasladó un suceso de gran importancia social al terreno de lo electoral y en este escenario ha sido absorbido por los mecanismos tradicionales de todas las elecciones. Hoy el debate gira, igual que cualquier elección de los últimos años, a la mecánica mercantil de conseguir votos a como dé lugar, sin conciencia y a expensas del mejor postor. Es casi seguro que la gente votará sin conocer a fondo la trascendencia de la elección y la importancia que tiene para la historia nacional.

Ahora ya no hay tiempo de llorar. La ventaja que le ha sacado el uribismo con su estrategia es considerable y en esta pelea interna de la oligarquía colombiana quién pagará los platos rotos será todo el conglomerado social, siendo los golpes más duros para los de abajo como siempre, al perderse la oportunidad de desarrollar un proceso de construcción de país bajo otros patrones de organización y participación social y otros mecanismos para implementar un proceso de desarrollo con mejores condiciones para el aprovechamiento de los factores endógenos, todo por un inadecuado manejo de la estrategia política que hoy tiene al gobierno metido en un embrollo por culpa de sus mismos asesores que por una inadecuada interpretación de la realidad política y cultual del país, terminaron dándole oportunidad a los opositores para que salieran adelante y hoy cuando es bastante tarde, tenemos que lamentarnos de la papaya de Santos. 

martes, 9 de agosto de 2016

ALGUNAS RAZONES PARA EL SÍ EN EL PLEBISCITO

Al sector recalcitrante de la oligarquía no le gusta el acuerdo con las Farc y examinando los textos es fácil comprender por qué. El acuerdo por sí sólo no traerá la paz a Colombia, pero el cumplimiento de los compromisos abrirá la puerta y permitirá crear condiciones adecuadas a la construcción de un nuevo país, en el que habrá limitaciones a las élites que hoy detentan el poder y también habrá solución a viejas aspiraciones de la comunidad en materia de democracia participativa.

Mirando el Punto 2 sobre la participación política, vemos algunos textos que nos muestran las bondades del acuerdo. A continuación transcribimos unos pocos, los que caben en el corto espacio de esta columna:

“La firma e implementación del acuerdo final contribuirá a la ampliación y profundización de la democracia en cuanto implicará la dejación de las armas y la proscripción de la violencia como método de acción política para todos los colombianos.”

“La revisión y modernización de la organización y del régimen electoral debe propiciar una mayor participación de la ciudadanía en el proceso electoral.”

“… que se asegure que la participación ciudadana, en la discusión de los planes de desarrollo, de las políticas públicas y en general de los asuntos que atañen a la comunidad, incida efectivamente en las decisiones de las autoridades y corporaciones públicas correspondientes.”

“Se harán las revisiones y los ajustes institucionales necesarios que conduzcan a una plena participación política y ciudadana de todos los sectores políticos y sociales, y de esa manera, hacer frete a los retos de la construcción de la paz.”

“El gobierno garantizará los derechos políticos de los ciudadanos que como actores políticos se encuentren organizados como movimientos y organizaciones sociales.”

“Los medios de comunicación comunitarios, institucionales y regionales deben contribuir a la participación ciudadana y en especial a promover valores cívicos, diferentes identidades étnicas y culturales, la inclusión política y social, la integración nacional y en general el fortalecimiento de la democracia.”

“La promoción de buenas prácticas de planeación participativa es clave para la profundización de la democracia en Colombia.”

“El gobierno nacional hará los ajustes necesarios que se deriven del proceso de revisión, en todos los niveles, del sistema de participación en los procesos de planeación.”

“Una cultura política democrática y participativa debe contribuir a la igualdad entre los ciudadanos, al humanismo, la solidaridad, la cooperación social y a dar un manejo trasparente a la gestión pública proscribiendo las prácticas clientelistas y la corrupción.”


Como se puede observar en esta selección pequeña de textos, no es nada del otro mundo, pero sí es la respuesta a viejos requerimientos hechos desde distintas organizaciones sociales, los cuales explican por qué la extrema derecha neonazi no quiere el acuerdo y a la vez nos dan algunas razones para el sí en el plebiscito.

martes, 2 de agosto de 2016

ALARMA SOBRE LOS CULTIVOS ILEGALES

Otro de los argumentos que han venido exponiendo los opositores de Santos es que, dicen, que el gobierno ha permitido el aumento de la superficie sembrada en cultivos de uso ilícito por la eliminación de las fumigaciones con químicos nocivos para la salud, disque para favorecer a las Farc, pero no contemplan la parte curiosa del fenómeno, que es la relación de esta actividad con las políticas macroeconómicas y los aspectos de la economía global.

Desde cuándo por presión de las fuerzas de poder económico mundial, le quitaron la autoridad monetaria al gobierno y concentraron las facultades de la política monetaria en el Banco de la República, descentralizado y autónomo, esta política hay sido un permanente torbellino de enredos y fracasos en contra de las necesidades del país, pero claro, en favor de los intereses del capitalismo financiero internacional. Igualmente ha ocurrido con la política cambiaria, que también arrebataron al gobierno por presión de las mismas fuerzas y la colocaron en el vaivén del mercado.

Con todo eso, dos factores de origen económico mundial, se meten en las entrañas de las zonas de economía campesina: por un lado, el aumento excesivo del consumo de drogas por parte de una clase social con elevada capacidad de pago que se nutre de los ingresos de capitalismo rentista en Europa y Norteamérica y por otro lado, la devaluación del peso que favorece los precios internos y las ganancias del narcotráfico. Los traficantes internacionales pagan en dólares lo cual significa un aumento elevado de los ingresos en pesos, que alcanza para cubrir todos los gastos en sobornos y justifica todos los riesgos de la operación, jalonando la producción agrícola. Hoy, con fumigación o sin ella, de todos modos la superficie sembrada se hubiera incrementado por motivos originados en las políticas macroeconómicas.

Adicionalmente, una política monetaria supuestamente antiinflacionaria de aumento de la tasa de interés, atrae dólares del exterior que ya estando acá adentro, además de comprar papeles con renta superior a la de los países extranjeros, cualquier otro rumbo de inversión puede tomas como la de financiar operaciones de comercio de todo tipo de mercancías, como ocurre también con el oro, que tiene altos precios en esos países desarrollados, donde existe tanto ahorro, que no tiene en qué colocarse convirtiendo el otro en objeto de atesoramiento.

Pero le toca a Santo pagar los platos rotos. La fuerza uribista que últimamente ha desplegado toda su maquinaria perversa de calumnias, mentiras y distorsiones de la verdad, lanza sus embates imputando los hechos al gobierno, como si este tuviera tanta fuerza para superar la potencia del mercado internacional, haciéndole creer a la opinión pública que por favorecer a la guerrilla se ha generado la alarma sobre los cultivos ilegales.

miércoles, 27 de julio de 2016

LA ENSEÑANZA DE LA MECHITA

El domingo pasado estuvo en Popayán el América de Cali, cariñosamente conocido como “La Mechita”, uno de los más grandes equipos del fútbol suramericano, que desde hace más un lustro tiene sufriendo a su hinchada porque no ha podido regresar a la categoría A del torneo rentado, pero que mantiene muy contentos a los demás clubes de esa categoría porque la presentación del equipo en las diferentes plazas, asegura un taquillón que conviene a las finanzas de los equipos locales; o también, como el caso de Popayán, porque evidencia y reitera un gran problema que afronta la ciudad en materia de escenarios deportivos. Digo un gran problema y seguramente muchos dirán que aquí existen otros problemas más graves, porque en materia social,  Popayán afronta innumerables problemas. Pero nos referimos a este que, aunque no es vital, si es parte de uno de los renglones de la calidad de vida que poca importancia se le concede aunque hoy en la salud pública, el campo mental y sicológico ocupa puesto de relevancia. Una de las necesidades sociales es la recreación, que en caso del fútbol, además se relaciona con otros aspectos emocionales que hacen parte de la vida espiritual y las necesidades inmateriales del organismo humano, como la identidad y la pertenencia por el terruño, además de la satisfacción de aspiraciones que amortiguan  deficiencias en las condiciones de vida. Por eso en muchos casos se dice que el equipo de su preferencia es una pasión.

El domingo pasado se vio con claridad que cuando se presentan espectáculos dignos de la afición local, la gente acude con placer. Al vetusto Ciro López no le cabía un alfiler, mientras que muchos aficionados no pudieron asistir por la limitación de los cupos. Popayán necesita un estadio con capacidad, por lo menos, de doce mil espectadores.

En muchas ciudades de Colombia, aun no siendo capitales de departamento, el gobierno nacional ha financiado la construcción de estadio, como resultado de gestiones hechas en Bogotá por la dirigencia local; de modo que si queremos tener un estadio, lo primero es contar aquí con el liderazgo suficiente para hacer la presión ante la autoridad nacional competente.

Pero tramitar una petición en la capital, para que sea efectiva, no basta con mandar misivas o hacer visitas a los ministros. Se requiere formular proyectos con todo el rigor de la técnica respectiva y brindar el aporte de contrapartida local que siempre exigen. Suministrar el lote de terreno con localización apropiada y demás requisitos jurídicos, técnicos y urbanísticos; hacer los estudios y formular el proyecto cumpliendo todos los requerimientos de forma y contenido; y después sí, buscar un padrino que haga cabildeo ante los, por lo general, ineptos burócratas que toman las decisiones en el alto gobierno.

Cada que venga un equipo grande a Popayán o cuando la ciudad tenga como local una escuadra altamente competitiva, se va a presentar nuevamente el caso y se recordará cada vez que el domingo pasado por la evidencia de la necesidad, más que por el fútbol que se vio, tuvimos la enseñanza de la mechita.