En días pasados se
publicó un artículo en el diario El Espectador, que como ya se sabe pertenece
al Grupo Santodomingo, escrito por los estudiantes Allison Benson y Andrés
Trejos, quienes según la presentación, cursan estudios de PhD en el London
School de Economics University y en College London, respectivamente, es decir
que están haciendo su doctorado en pensamiento neoliberal, por supuesto, para
defender y contribuir a la sustentación del actual modelo de globalización
financiera y al nuevo orden mundial, que enmarca la modalidad del Capitalismo
Rentista que hoy impera en el mundo para beneficio de los fondos de inversión,
que se encargan de financiar todo tipo de estudios e investigaciones para
fortalecer el discurso neoliberal.
Pero antes de manifestar
nuestros comentarios sobre el contenido de dicho artículo, que claramente
muestra su propósito de atacar la campaña del candidato Gustavo Petro dentro de
la guerra sucia que las élites de poder adelantan en su contra, es conveniente
tener en cuenta que, desde los orígenes de la ciencia económica, existen dos
métodos de conocimiento para el estudio del objeto, de modo que no hay
apreciaciones únicas con la única verdad, sino que las apreciaciones dependen
del enfoque epistemológico con que se aborda el estudio. Por un lado está el
método que se sustenta en la Teoría de los Precios y por el otro, el método de
la Teoría del Valor. El análisis de los citados PhD en neoliberalismo, se basa
en la aplicación de la teoría de los precios que por supuesto, es solo una cara
de la moneda. Por otro lado, el hecho de que ellos hayan expuesto su
apreciación personal, la cual es muy respetable, no quiere decir que eso sea la
verdad revelada e infalible. Es solo la opinión de ellos, que la gran prensa
bogotana le ha dado gran despliegue.
Dicen los autores
que “en los documentos revisados no
encontramos propuestas concretas para lograr un crecimiento con esas
características, sino más bien una extensa enunciación de intenciones”. Las
características de las que hablan se refieren al reconocimiento, farisaico y
sarcástico, de la propuesta sobre el modelo de desarrollo sostenible más
equitativo con eje en el cambio climático, el manejo del agua y la transición
energética. Sí, pero es que en teoría de los precios lo fundamental es el
crecimiento del PIB y la teoría del desarrollo basada en ese enfoque solo se
preocupa por la tasa de crecimiento y no por las variables del Estilo de
Desarrollo, un concepto de la Cepal (Pinto, Gligo, Villamil) que los
neoliberales no conocen. La discusión sobre si la tasa de crecimiento debe ser
el eje del modelo económico hace muchos años quedó resuelta en los análisis
sobre problemas del desarrollo. Hoy el enfoque del desarrollo va mucho más allá
a la simple tasa de crecimiento. Igualmente, la racionalidad no se mide con los
patrones del mercado sino con los del desarrollo a escala humana.
Por otro lado, los
estudiantes de PhD en neoliberalismo, parece que no saben que una cosa es un
Proyecto Político y otra cosa es un Plan de Gobierno. El proyecto político no
pasa de ser un conjunto de pautas y criterios para tomar decisiones, sobre la definición
de objetivos, asignación de recursos, establecimiento de prioridades,
identificación de políticas públicas, ordenamiento institucional, etc.,
suficientes para colgar en la página web, y por lo tanto no deben contener detalles
como los de política macroeconómica, que para su formulación, requieren más
estudio, más detalle y mayor elaboración técnica. Por su parte el Plan de
Gobierno, que en Colombia es llamado “Plan de Desarrollo” según lo dispone la
ley 152 de 1994, contiene todos los demás aspectos inherentes a la gestión del
proyecto político. Lo que contienen el proyecto político colgado en la página
web, eso es suficiente sobre lo que debe contener y no significa que hace falta
el resto o esté incompleto.
Las limitaciones
mentales de los autores y los condicionamientos de su método, les hace decir,
sin pruebas ni argumentos sólidos, que es “difícil
proponer reformas e iniciativas concretas,
más difícil aún es que su implementación sea factible y adecuada. Además
de lo anterior, encontramos la propuesta económica de Petro incompleta en el
sentido más estricto de la palabra e irrealizable en términos fiscales”,
cuando se refieren a reducir la dependencia del sector minero-energético, a
proteger sus recursos naturales y a promover la equidad. Es difícil para ellos,
que tienen carencias conceptuales y porque su esquema neoliberal no les permite
ir más allá. Pero no es difícil ni irrealizable cuando se aborda con otro marco
conceptual y otro método el estudio, así como cuando se analiza en el conjunto
de la gestión pública del desarrollo.
Privilegiar un
sector de la economía es tan sencillo como cuando se favoreció la industria
para promover la entrada de las multinacionales en los años cincuenta, con el
modelo de industrialización por sustitución de importaciones, o como ahora,
cuando se privilegia el sector financiero (ejemplo del 2 x 1000 de Pastrana).
Basta tener voluntad política y manejar las presiones de los organismos
multilaterales. Los instrumentos de política económica y los de política de
desarrollo son precisamente para eso, para dar viabilidad al modelo propuesto.
Lo que ocurre es que los neoliberales no entienden el verdadero alcance de las
políticas públicas. La política fiscal es solo uno de los instrumentos.
Pero la política
de ellos, que es la que propician los fondos de inversión amparados por el FMI,
y que consiste en exonerar de impuestos a los rentistas, exonerar de impuestos
a las empresas mineras con el argumento del pago de regalías (que es una cosa
diferente pero que se arguye para eludir la carga fiscal), exonerar a los
capitalistas y gravar a los menores ingresos a través de los impuestos
indirectos, ya está desgastada y probada que no genera resultados en Colombia
porque presenta limitaciones, debido al desecamiento de la base gravable. Para
ellos la política fiscal consiste en dar prioridad al servicio de la deuda,
adquiriendo nueva deuda. Para los neoliberales la emisión de dinero es un
delito o un grave pecado, desconociendo que, en la capacidad de emitir dinero,
reposa la verdadera soberanía de cualquier Estado.
Dicen que la “propuesta está incompleta porque en realidad
este candidato no plantea un modelo de desarrollo productivo ni de crecimiento
económico, sino un conjunto de visiones relacionadas con la protección y la
restauración ambiental”. Aquí ellos nuevamente confunden un Proyecto
Político con un Plan de Gobierno, desconociendo que el Proyecto Político
solamente da las pautas para el modelo de desarrollo. Además el documento sí
señala con claridad, que se propone revitalizar el aparato productivo
privilegiando el sector agropecuario y el sector industrial, a diferencia de
hoy, que se privilegian los sectores minero y financiero. Los apoyos que se
ofrecerían no deben incluirse en el Proyecto Político porque corresponden a
políticas públicas cuyo tratamiento estás ampliamente conceptualizado. La
Administración Pública se realiza a través de Políticas Públicas cuya
formulación, implementación y control, están claramente definidos en los
conceptos de gestión pública. Los instrumentos para ejecutar las estrategias
son los mismos que siempre se han utilizado: de carácter fiscal, monetario y
cambiario, los cuales no es necesario precisar en un proyecto político. Desde
el siglo pasado se ha dejado claro el papel de los sectores primarios,
secundarios y terciarios, mostrando cómo el crecimiento propiamente de la
economía, depende de los sectores productivos y que cuando la participación en
el PIB de los sectores terciarios es superior a los productivos, la economía no
crece sino que se infla.
El modelo de
establecer estrategias basadas en el fortalecimiento de los sectores
agropecuario e industrial es claro, aunque los estudiantes neoliberales no lo
entiendan. Y la razón por la cual se escogen estos sectores está muy bien
demostrada en el análisis con el método de la Teoría del Valor. Igualmente el
aprovechamiento de las vocaciones de los territorios y el tema de la
infraestructura, son asuntos propios del ordenamiento territorial que están
inmersos en las políticas sobre esta materias, que conllevan la modificación de
las leyes 99 de 1993 y 1454 de 2011. El hecho de que los estudiantes de PhD no
lo entiendan no es prueba de que no esté incluido.
La regla fiscal es
una imposición del Capitalismo Financiero Internacional que tiene como único
objetivo proteger el servicio de la deuda y por lo tanto amparar a los
rentistas agrupados en los fondos de inversión. Para los neoliberales, que solo
conocen los mecanismos de mercado, no entienden los mecanismos fiscales para
canalizar el financiamiento de los bienes públicos. El suministro de salud y
educación gratuitas es un caso de universalidad de los bienes públicos, similar
al que existía en Colombia hasta antes de 1990 y que correspondía al Estado del
Bienestar, basado en el Estado Social creado por los alemanes en 1890 y sustentado en la teoría keynesiana, que el
Capitalismo Rentista destruyó después del Consenso de Washington, para favorecer
la disminución del gasto público con el fin de amparar el servicio de la deuda.
No se trata de financiar la prestación de los servicios de educación y salud
incrementando el gasto público, sino que se trata del cambio de los mecanismos
de mercado por los mecanismos fiscales, para canalizar la misma cantidad de
recursos sociales que hoy se están destinando a salud y educación, pero con
otros senderos y mecanismos. En tal sentido, la factibilidad fiscal, ni es
contradictoria ni es confusa. La regla fiscal está en proporción del PIB y se
espera que con el aumento de éste, la capacidad de gasto se incremente y por
otro lado con el aumento de los ingresos tributarios, fijando impuestos
progresivos y directos y eliminando
exenciones, la capacidad de gasto también se incremente. De otro lado,
es necesario dar la pelea internacional conjuntamente con otros países, para
quitar las limitaciones establecidas por el Capitalismo Financiero
Internacional sobre la emisión de moneda, la cual puede realizarse de manera
racional, dosificada y con destinación específica.
Que un proyecto
político sea acertado y realizable no depende de la apreciación subjetiva de un
par de estudiantes de neoliberalismo, sino de las especificidades objetivas y
concretas de la realidad del país. La viabilidad de un proyecto político
depende de las condiciones sociales, culturales, ambientales, territoriales,
institucionales y ante todo, del modelo de gestión pública que se aplique, por
cuanto el Estado no puede perder su competencia de regir los procesos
económicos y sociales del país, aunque a los neoliberales no les guste el
Estado.
El modelo de
desarrollo es muy claro y preciso. Se basa en el concepto de “Excedente
Económico”, ampliamente desarrollado por Paul Barán en el siglo pasado, según
el cual la situación fiscal no es causa sino consecuencia del andamiaje
económico. El déficit fiscal no es la causa del freno a la economía, sino una consecuencia
del secamiento del aparato productivo. Por ello, se trata de privilegiar el
aparato productivo mediante el fortalecimiento de los sectores agropecuario e
industrial utilizando instrumentos fiscales (impuestos, subsidios, exenciones,
incentivos, estímulos), instrumentos monetarios (créditos), instrumentos
cambiarios (tipo de cambio pertinente), para generar una gran masa de Excedente
Económico que amplíe la base tributaria y alimente con ingresos al Estado,
obviamente, colocando los necesarios mecanismos para evitar el despilfarro del
excedente y la fuga del mismo hacia otros países, lo cual se logra con la
competitividad interna y la debida gerencia pública.
Colombia requiere
de un cambio en la estructura de financiamiento del Estado, que vaya más allá
de la simple reforma tributaria. El Estado es uno solo y el financiamiento debe
ser integral para todos los niveles de la administración. El modelo de gestión
pública que se utilice es determinante para la viabilidad del proyecto político
y de ello depende la viabilidad financiera de la propuesta. Hoy en Colombia la
gestión pública es desacertada porque los funcionarios llegan a los cargos a
sacar su propia tajada y no a cumplir con los fines del Estado con voluntad
política. De otro lado, las finanzas públicas se han limitado a aplicar la
receta neoliberal del FMI, de la exención tributaria a los grandes capitales
rentistas y a las multinacionales, a cobrar impuestos indirectos (IVA) que son
regresivos y el freno al gato público, todo para priorizar el servicio de la
deuda. El financiamiento del Estado se reduce a abrir un hueco para tapar otro,
colocando nuevos papeles en el mercado de capitales para recoger los papeles
vencidos. Es decir, unas finanzas públicas dedicadas a favorecer los intereses de
los especuladores internacionales del dinero, en lugar de someterlas a las
necesidades del modelo de desarrollo.
Sobre los
comentarios a la propuesta de ordenamiento territorial, los estudiantes de
neoliberalismo muestran que poco conocen sobre el tema y se rigen por conceptos
que ya han sido discutidos en Colombia. Claro que la propuesta de Petro no es
novedosa; pero es que el mérito de un proyecto político no se basa en que sea
inventado por el candidato, sino por la pertinencia y oportunidad del contenido,
aunque ya se haya tratado antes y los autores sean otros. Presumimos su
desconocimiento sobre el tema de ordenamiento territorial, porque dicen que la
propuesta del candidato deja por fuera otros subsistemas que se deben tener en
cuenta, sin considerar que eso no es posible. Cuando se habla del sistema
ambiental y el agua como eje, obligatoriamente se está refiriendo a los
subsistemas socioeconómico, institucional y biofísico, ya que el ambiente
encierra todos estos componentes del complejo geográfico. Por otro lado, la
Comisión de Ordenamiento Territorial utiliza un enfoque conceptual, que no
necesariamente es el más adecuado para abordar el caso colombiano. En esta
materia existen varios enfoques y el más adecuado se refiere a la armonización
de las regiones con base en los argumentos biofísicos, socioeconómicos y
político-administrativos. Igualmente el concepto expuesto por Fals Borda en
1997 sobre la construcción de territorio, no se puede dejar por fuera. Para el
actual gobierno, el ordenamiento territorial se concentra simplemente, en la
administración de los contenedores territoriales, como se puede ver en la mal
llamada LOOT, a pesar de que el eje del agua se ha propuesto desde hace más de
un cuarto de siglo con base en las cuencas hidrográficas como unidad para
gestionar el sistema ambiental y la construcción de territorio, o sea el
ordenamiento territorial.
Y así sucesivamente, uno a uno todos los puntos
que plantean en el artículo, muestran la subjetividad con intensiones
electorales deliberadas, sin más argumentos que, hay que creer en ese escrito,
porque ellos son quienes lo dicen, sin el soporte conceptual y metodológico que
le imprima seriedad al documento. Hacer afirmaciones sobre la inviabilidad e
impertinencia de un proyecto político sin la debida sustentación es un acto
irresponsable, que demuestra que detrás hay otras intensiones electorales.
Lamentablemente en un comentario de réplica como este no es posible demostrar
todos los argumentos y sustentar con razonamiento técnicos las proposiciones,
por lo que sería conveniente realizar un evento académico con los citados
estudiantes de PhD en neoliberalismo para confrontar sus tesis y razonamientos.