El
escándalo de esta semana ha sido porque, una vez más, en las autoridades
económicas se habló de quitar tres ceros a la nominación monetaria de modo que
un mil pesos pasarían a ser un solo peso. En los últimos años de esto se ha
hablado varias veces, pero hasta ahora no se ha cristalizado como realidad y
siempre genera debates y opiniones encontradas algunas a favor y otras en
contra.
En lo
profundo de la economía el hecho no es trascendental. Como existe la partida
doble donde, por un lado, está el sector real y por el otro el sector
monetario, que se equilibran en el balance mediante ajustes en el nivel general
de precios, que es el mecanismo articulador de los dos, un efecto notorio
sucedería si en cualquiera de los dos lados ocurriera un cambio de volumen, ya
sea aumento o disminución. Que cambiara la magnitud de bienes y servicios en el
sector real, o cambiara la magnitud de dinero circulante en el sector
monetario. Pero ninguno de estos cambios ocurriría con la citada decisión, que
significa un simple cambio de nominación en la unidad de medida monetaria, de
modo que en lo profundo de la economía no ocurrían hechos de gran
trascendencia.
Pero como
la conexión de los dos sectores se produce en el escenario del mercado y se
realiza a través del proceso de distribución del producto social, ahí sí se
vienen las consecuencias que son más de carácter operativo y práctico, que de
modificaciones estructurales de la economía. Por razones de idiosincrasia o
cultura, los agentes del mercado pueden adoptar conductas de irracionalidad que
generen efectos en las transacciones de la actividad cotidiana, generando
inconvenientes y problemas para los participantes en la oferta y la demanda que
pueden traducirse en traumas y conflictos de la economía.
Se tendría
que pensar en los argumentos que sustentan la medida monetaria y comparar su
peso con los inconvenientes prácticos de su aplicación, para ver si realmente
se justifica. Porque puede suceder que son tantos los traumatismos en la
operación diaria, que no cubren el beneficio que puede traer la eliminación de
los ceros, la cual como se observa a primera vista, se limita a simplificar la
contabilización y los registros que hoy alcanzan cifras elevadas, pero con una
capacidad adquisitiva muy pobre. Igualmente, también hay que considerar que
existen zonas del país cuya monetización es baja, con medios de pago
alternativos y hasta formas de producción y cambio precapitalistas, donde los
conflictos por motivo del cambio pueden mayores.
La
propuesta puede ser de esas que suelen aparecer como cortinas de humo para
cubrir otros fenómenos de gran impacto social o político; habrá que esperar los
argumentos de sustentación para comprender mejor el fenómeno y poder sacar
conclusiones acerca de los beneficios que puede traer la eliminación de los
tres ceros del peso.