jueves, 19 de abril de 2012

DEFENSA DEL MODELO ECONOMICO

Antaño, una parte del Excedente Económico o ahorro social del país, que es hijo de esa masa de valor que la Economía Política llama “plusvalor”, iba principalmente para los bancos; de ahí pasaba a través de préstamos a manos de los empresarios y estos lo convertían en empresas creadoras de empleo y promotoras del desarrollo. Pero desde hace algo así como tres decenios, la tendencia o la línea gruesa del sistema económico, es que dicho ahorro en su mayoría, va para los Fondos de todo tipo como ahora existen, donde están los de inversión, los mutuales, los de pensiones y en general los del capital de especulación, y estos trasladan los recursos al Estado en calidad de préstamo comprando sus títulos valores, para luego mandar a los recaudadores a meterle la mano al bolsillo de los contribuyentes con el único fin de cumplir con los pagos a los especuladores. Si a los Fondos no les hubiera dado por coger al Estado como objeto de su negocio, la realidad económica mundial sería otra y la especie humana no estaría en el proceso de extinción que ahora se encuentra. El Estado era la única alternativa para salvarse pero ahora este ente es simplemente un instrumento para recaudar impuestos que se destinan a pagar los intereses y el principal de sus deudas con los Fondos y demás especuladores, sin interesarle las necesidades de sus asociados para quienes se limita simplemente a garantizarles derechos. Los especuladores que tenían la experiencia de 1930 sobre los riesgos de colocar su capital en manos de la empresa privada, creyeron que el Estado nunca quiebra porque sus ingresos no dependen del éxito en el mercado sino de los recaudos tributarios, considerando que así estaban asegurados; pero desconocieron que los ingresos tributarios dependen justamente de la base gravable y que ella está condicionada a la situación general de la economía. Hoy está en crisis el esquema. Ya el paradigma de que colocando los recursos en manos del Estado se aseguran las inversiones, está en duda y por mucho que el FMI realice labores de monitoreo y presión para disminuir el gasto público con miras a salvar los ingresos tributarios para bajar el riesgo de los títulos, las mismas leyes del mercado están por otro lado creando y acumulando la energía social que impulsada por el instinto de conservación de la especie, propiciará en el futuro no muy lejano la crisis social complementaria a la crisis económica que ya muestra sus primeros síntomas y entonces veremos qué dicen los de la Universidad de Harvard y todos los doctrinarios que han tenido en sus manos la defensa del modelo económico.

lunes, 9 de abril de 2012

LA HISTORIA SE REPITE

Otra vez, como en el año 2007, la prensa bogotana armó el escándalo para difundir la euforia del gobierno que sacaba pecho, el mes pasado cuando el DANE publicó las cifras sobre el comportamiento de la economía en 2011. La economía había crecido el 5.9 % y esto era la gran hazaña. Pero cuando miramos con calma las cifras del organismo oficial de estadística, encontramos la misma ocurrencia de hace cuatro años, cuando en los dos años siguientes la alegre tempestad se apagó. Al mirar las cifras ya no de la tendencia de año a año sino de la situación estática final, encontramos que la economía no crece sino que se infla. El PIB colombiano de 2011 sobrepasa los 221 billones de pesos. Si hubiera crecimiento, el aparato productivo debería contribuir por lo menos con 111 billones, pero así no ocurre. La economía colombiana sufre del fenómeno que Samir Amín llamó hace medio siglo “hipertrofia del sector terciario”, lo cual en lugar de ser factor de fortaleza, es una carga que debilita secularmente la economía. El aparato productivo escasamente contribuye con el 33 % del PIB y eso que en este año las cifras son atípicas en los sectores de minería y manufactura, por inversiones que se realizaron pero que no se repiten todos años. Quiere decir que sobre los hombros del 33 % se le monta una carga del 67 %. El sector agropecuario, que en un país como Colombia que no posee tecnología propia ni desarrollo industrial autónomo, constituye el principal soporte del aparato productivo, escasamente genera el 6 % del PIB, algo así como 14 de los 221 billones, mientras que los sectores parásitos de la economía, los que se chupan para los bolsillos privados el valor que toda la sociedad produce como son los financieros y los rentistas de la propiedad raíz, participan casi con la quinta parte del todo el producto (19.2 %). Y el sector terciario en su conjunto, sin la participación del gobierno, constituye el 57.3 % del PIB, un balance nada favorable para la solidez de la economía. Si la situación continúa con estas proporciones donde el aparato productivo no se fortalece sino que por el contrario, cada vez afronta más carga en sus espaldas y si el sector financiero sigue incrementando o por lo menos manteniendo la absorción de ahorro social, el futuro de la economía en el mediano plazo no tendrá opciones que le permitan afrontar la crisis que la globalización día tras día incrementa y que se agudiza en el mundo por el fracaso del modelo del capitalismo financiero internacional como está ocurriendo en Europa donde también como esta vez en Colombia, la historia se repite.