Por allá a mediados
de los años setenta del siglo pasado, en Dubai crearon el primer banco islámico
propiamente dicho, es decir con las reglas de la banca moderna, aunque desde
tiempo atrás dentro de los cánones del islamismo, se realizaban operaciones
financieras. Los petrodólares, la creación de la OPEP y el auge de la demanda
mundial de petróleo motivada por los avances de esa tecnología, crearon
condiciones favorables para que se diera la gran concentración de riqueza en
manos de agentes económicos de esta corriente ideológica.
Un solo banco no
sería motivo de preocupación para el mundo occidental; pero hoy el crecimiento
del sistema financiero islámico ha alcanzado niveles que ocupan un porcentaje
muy significativo en el sistema financiero mundial y con ello la situación geoeconómica
con efectos en la geopolítica, trae fenómenos que ponen a pensar dos veces
sobre la estabilidad mundial y la paz global. El sistema bancario islámico que
se fundamenta en los principios del Corán, opera de manera diferente del
sistema occidental convirtiéndose en un mecanismo rival que compite con el
andamiaje de la Resera Federal; pero como los patrones del mercado mundial
siguen siendo los occidentales, los del Medio Oriente, que ya se están
extendiendo por muchos países de Asia, están pisando los callos de quienes han
controlado el sistema financiero del mundo desde hace un siglo.
Que haya bancos que
no cobran intereses como los occidentales porque el Corán lo prohíbe y que
preste servicios con otra forma de capitalismo no usurero, vaya y venga. Pero
lo grave es que Rothschild, Rockefeler, Morgan, Warburg y sus otros socios que
desde la Reserva Federal controlan el sistema monetario mundial no se quedan
con los brazos cruzados. Los antecedentes son muy dicientes. Estas ocho
familias, que emiten el dólar e imponen sus reglas de juego, siempre han
desplegado todo tipo de acciones legales o ilegales, pacíficas o violentas,
para mantener su dominio y seguir ejerciendo el control de la economía mundial,
más cuando desde el comienzo del presente siglo andan tras el empeño de la
construcción del nuevo orden mundial bajo un solo gobierno, por supuesto el de
ellos, y por el otro lado del mundo los chinos y los rusos no se quieren dejar
meter en ese círculo. Ahora la tercera pata del otro lado es la banca islámica
que cada día toma más fuerza.
Desde la crisis financiera de 2008 en Estado Unidos el
sistema occidental viene sufriendo serios reveces que no han logrado superar, lo
cual tiene repercusiones en toda Europa y América, cimentando condiciones de
inestabilidad que a toda costa Estados Unidos trata de controlar, por lo cual
no deja de preocupar que en ese afán desesperado por mantener la dominación, la
OTAN recurra a procedimiento de fuerza contra los países de la órbita islámica,
lo que significa la presencia de muy altos riesgos derivados de la banca
islámica.