martes, 20 de junio de 2023

LOS FRUTOS DE LA POSTMODERNIDAD

Surgió en los años 60 del siglo anterior, pero cogió fuerza en los años 80, una corriente filosófica basada en los postulados del pensador francés Jean Francois Lyotard, que hoy, cuarenta años después, nos permite hacer un balance y sacar conclusiones sobre los efectos de la ideología de la postmodernidad en la organización social y la vida en general de la especie humana en el mundo.

Justo, ese ideario le cae como anillo al dedo a la modalidad del capitalismo rentista que hoy impera y que, aunque es muy antiguo, se consolidó también en los años 80 del Siglo XX. Ese capitalismo, salvaje que llaman, que logró sus propósitos en 1980 con la toma del control del Estado en el mundo occidental, desde donde ha impuesto su dominación para llenar las arcas de sus protagonistas, que encontró su soporte doctrinario económico en la escuela neo-neoclásica del austriaco Von Hayeck y en el campo político se amparó en el Estado Social de Derecho creado por los alemanes en los años 30, el cual fue distorsionado para proteger sus intereses agiotísticos y especulativos. Por supuesto, en la instancia ideológica necesitaba también un soporte concordante, para completar el esquema total en el andamiaje social. 

La modalidad de capitalismo, que hoy conocemos como el neoliberalismo, requiere de un conjunto de patrones mentales que regulen la conducta humana en el seno de la vida social, los cuales deben ser concordantes con los intereses económico de las élites de poder dominante, en este caso el capital financiero y el negocio de la especulación monetaria, para lo cual los fundamentos de la posmodernidad son totalmente concordantes y por ello merecen el estímulo a través de los medio de comunicación social, que esos mismos grupos de poder poseen y manejan a su antojo. La postmodernidad se divorcia totalmente de la ley natural, que sustentó la modernidad, y se entrega de rodillas a la ley del mercado, que constituye el determinante mental de todo el raciocinio y de la conducta del individuo, que, en este caso, es un simple consumidor de cuanto el mercado ofrezca, independientemente de los efectos sobre la ley de la naturaleza.

Así, rompiendo con la ley natural, se desbocó la pérdida de valores que durante siglos gobernaron la moral y la ética; se degeneró el comportamiento ciudadano y los patrones del civismo; cambió de rumbo la juventud que se llenó la mente de nuevos móviles de conducta; se trastornó el arte y estableció nuevas expresiones, se legitimó la desintegración familiar, se atomizó la especie humana y se ha llegado a un grado de descomposición social que hoy está haciendo invivible el conglomerado humano, por lo cual preocupa a todo el mundo, por el rumbo que están tomando los frutos de la postmodernidad.