martes, 26 de noviembre de 2019

EL VOTO DEL DÍA DE LAS ELECCIONES

La semana pasada quedó comprobado que está ocurriendo algo trascendental en Colombia, lo que fue anunciado el 27 de octubre con los resultados electorales: la ciudadanía ya no aguanta más las políticas neoliberales que durante lo que va corrido del presente siglo, para no ir más atrás, están azotando la dignidad humana. Ya la gente reaccionó y está manifestando su protesta contra ellas, igual que en muchos países del mundo occidental, donde el modelo del capitalismo rentista impuesto por los fondos de inversión, está sacrificando principalmente a las clases populares para satisfacer los desmedidos apetitos del capitalismo financiero internacional. Pero las políticas neoliberales no dependen del presidente, por lo cual no es razonable enfocar el ataque contra Duque. En el Estado de Derecho, las acciones del gobierno siempre deben estar montadas sobre una ley que las permita, por lo que el culpable, por encima del presidente que presenta los proyectos de ley, es el Congreso que las aprueba.

Del ordenamiento institucional del país y ante la situación del desorden social que vendrá, se deducen varias reflexiones: existe una gran energía social acumulada durante un quinto de siglo ocasionada por los golpes del neoliberalismo, la cual requiere de un liderazgo apropiado y pertinente para que se convierta en un proyecto político de largo alcance electoral; pero dicho liderazgo, ni individual ni colectivo, se vislumbra todavía. Por la vía de las manifestaciones y protestas públicas no se logra el cambio de las políticas deteriorativas de la dignidad humana, sino mediante actos legislativos para modificar normas constitucionales y leyes que permitan los actos de gobierno necesarios. Por lo tanto, las elecciones determinantes del futuro próximo, no serán las del presidente sino las del Congreso. Se necesitan congresistas que voten los proyectos de ley considerando el interés general y el bien común, no como sucede hoy, que los congresistas venden su voto a los lobistas, quienes pagan coima para que decidan sobre leyes que benefician a los grupos económicos, o le venden el voto al gobierno mediante mermelada, para aprobar las propuestas neoliberales. Mientras el Congreso siga siendo el mismo, la situación de país seguirá igual, así se haga paro todo el tiempo o se elija al presidente más antineoliberal del mundo.

Lo anterior significa que, más que marchas y paros, lo que se necesita es un proceso pedagógico que propicie el cambio en la cultura política de la base electoral. Mecanismos didácticos que neutralicen la propaganda sucia de los neoliberales y que propicien la toma de conciencia sobre el sentido de las políticas de gobierno. Se requiere una conciencia generalizada de que se debe votar con base en el interés general y el bien público, en lugar del interés personal del puesto, del contrato o de la paga por el voto. Se debe difundir un patrón de comportamiento que neutralice la tendencia de ser miembro de la clientela política de un gamonal electoral, para que se apoye a candidatos que vayan al congreso de cambiar las normas legales que hoy permiten las políticas neoliberales. Toda esa capacidad de movilización en los espacios públicos se debe convertir de campañas de concientización casa a casa por los barrios y veredas del país. La marcha del pasado 21 de noviembre y los actos de los días siguientes, son la primera parte del proceso pero lo que sigue es cambiar a los congresistas, por lo que la siguiente faena política debe ser propiciar un cambio en los electores que conduzca a una nueva forma de definir el voto del día de las elecciones.

martes, 19 de noviembre de 2019

EL OBJETIVO LOGRADO

Sin duda, el tema público que ha ganado la primera línea en la opinión durante los últimos días es el de la marcha de protesta convocada por los sindicatos y los estudiantes para este jueves 21 de noviembre. Por supuesto que las marchas y las manifestaciones de protesta por lo general no pasan de ser como saludos a la bandera, porque al día siguiente todo sigue igual, ya que la movilización social propiamente eficaz y efectiva, es la del día de las elecciones, si se eligen congresistas honestos y que voten a favor o en contra de los proyectos de ley, motivados por el bien común y el interés general, no como ocurre hoy, que los galafardos del congreso votan según las coimas que les pagan los lobistas o la mermelada que el gobierno les suministra.

De todos modos, en el caso de la convocatoria de la presente semana, se ha visto gran acogida y el respaldo con el pensamiento de la ciudadanía es masivo. Falta ver si ese pensamiento se traduce en acciones reales y si la gente finalmente acude a las concentraciones convocadas. Tanto ha sido el apoyo moral a la marcha que el gobierno está asustado y con ello basta, aunque la gente no marche.

El principal propósito que se está alcanzando es el de que la elite de poder actual, que se concentra básicamente en el uribismo, se entere que la gran mayoría de los colombianos no está con ellos. Que ya no tienen el respaldo masivo de la ciudadanía, que anteriormente habían logrado con mentiras, engaños y propaganda sucia. Esos métodos inmorales los pueden aplicar una o dos veces, pero no más. A pesar de que esta vez también están difundiendo mensajes terroristas para timar a la opinión pública y contrarrestar el ímpetu de la marcha, ya pocos les creen.

Le realidad es que el descontento generalizado frente a la situación socioeconómica del país, rebosó la copa y aunque la gente no vaya a la calle, ya se ha evidenciado que la comunidad nacional no aguanta más. Probablemente el ejemplo de Chile ha sido ilustrativo y motivacional, o simplemente las vivencias en carne propia han hecho reaccionar a la gente. El desempleo, que sumando el abierto, subempleo y el disfrazado, llega casi al 50 % y el desmejoramiento de las condiciones de vida familiar que esto arrastra, más las consecuencias en el costo de vida derivadas de la privatización de los bienes públicos y la importación de artículos de consumo por el desecamiento del aparato productivo, ya está ahogando a la mayor parte de las familias de ingresos bajos y medios. Con el agravante de que la esperanza en el Estado, que toda sociedad tiene para que le brinde protección, en Colombia no opera porque el Estado ha abandonado al pueblo y se ha dedicado solo a pagar las deudas a los especuladores internacionales del dinero en lugar de atender el gasto social.

Con la sola convocatoria a la marcha ya el gobierno y las élites de poder están enterados. Están suficientemente ilustrados en que las políticas neoliberales que aplican desde el gobierno ya, y después de un cuarto de siglo, han agotado la paciencia de la gente y la capacidad de resistencia de la vida humana está saturada, por lo que pronto puede direccionarse el proceso, hacia un cambio profundo en las estructuras del Estado y el ordenamiento institucional del país, de manera que con esa situación en la esfera mental, por ahora es suficiente para declarar el objetivo logrado. 

martes, 12 de noviembre de 2019

EL TRASFONDO DEL NEOLIBERALISMO

El término neoliberal fue introducido por Wilhelm Ropke de la escuela alemana, para hacer referencia al conjunto de postulados que sustentan la modalidad del Capitalismo Rentista, ese que Keynes le llamaba capitalismo de especulación, para distinguirlo del capitalismo de inversión, que constituía la esencia del capitalismo clásico. Hoy y después de medio siglo de avances y conquistas, esta modalidad de acumulación se ha consolidado tanto en el mundo occidental que ya, atacarlo desde afuera es casi un imposible. Hay que esperar que él solito se derrumbe, lo cual no está muy lejos.

Conquistaron el poder de Estado en 1979-81 con la elección de Reagan en USA y Thatcher en el RU y desde ahí extendieron su dominio que en Latinoamérica se institucionalizó con el Consenso de Washington suscrito justamente, hace 30 años. Coronaron su meta de coger al Estado como marrano de su lucrativo negocio, después que en la década de 1920 el capitalismo rentista había experimentado el alto riesgo de prestarle su capital a las empresas privadas, que están expuestas a las inclemencias del mercado para pagar los intereses de la deuda. Creyeron que el Estado nunca quiebra por lo tanto su objetivo es prestarle plata al Estado y mandarlo a cobrar impuestos para que les pague sus acreencias.

Hoy los rentistas está agrupados en los fondos de inversión y organizados internacionalmente para operar su negocio con cobertura global, para lo cual utilizan los diversos organismos multilaterales como el BM, el FMI, la OCDE y el más peligroso, el Banco de Pagos Internacionales (BPI) cuya sede está en Basilea Suiza y que es el banco de los bancos centrales; estos que fueron arrebatados a los gobiernos nacionales, para que con el argumento de una supuesta autonomía del banco central, se colocarán de rodillas ante el BPI. El Banco de la República de Colombia no le obedece al Presidente sino al BPI.

Los fondos de inversión con el apoyo de los organismos multilaterales, destruyeron el Estado Moderno, al cual redujeron solo pedir préstamos mediante la colocación de papeles en los mercados de capitales y a recaudar impuestos para pagar la deuda. Los fines esenciales del Estado que se basan en el servicio a la comunidad, se echaron a la basura.

El propósito de las políticas neoliberales es el de bajar el gasto público y el de frenar la inflación. El primero porque el dinero de los impuestos debe orientarse prioritariamente a pagar la deuda y el segundo porque la inflación pone en riesgo las ganancias de los rentistas que hace su negocio especulativo mediante la compra de papeles de renta fija. Con esta política, se destruyó el aparato productivo y se generó un nivel de desempleo que deterioró la calidad de vida de la gran masa de población. La pobreza es generalizada y el Estado no puede ayudar a disminuirla porque este organismo está dedicado únicamente a pagar el servicio de la deuda. Y sin Estado, apague y vámonos.

En tales condiciones y después de 30 años, el descontento de la población es general, y ya están produciéndose las manifestaciones de protesta en contra del modelo, sin necesidad de que nadie las promueva y menos desde centros internacionales, por cuanto todos los países viven la misma situación incluidos los europeos. Tampoco es la protesta por motivos puntuales sino por el acumulado general de tantos años que afecta todos los frentes de la vida social y cuya verdadera causa es el trasfondo del neoliberalismo.

martes, 5 de noviembre de 2019

LA SITUACIÓN DE VIOLENCIA

La violencia siempre ha estado presente en la región pero en los últimos días se está saliendo de madre. Aunque muchos creen que los asesinatos de indígenas y líderes sociales es consecuencia de las tomas de carreteras y tierras, las versiones oficiales dicen que se debe a la presencia del narcotráfico en el territorio y si esto es así, quiere decir que las medidas contra los cultivos de uso ilegal no han dado resultado. La señora vicepresidenta, que se ha caracterizado porque casi todo lo que dice son estupideces, le atribuye la culpa a Santos por el proceso de paz. Otros señalan la oposición de las organizaciones sociales frente a los cultivos; pero a ciencia cierta, la causa real aún está en veremos. 

Si se trata de los actores del narcotráfico, el gobierno insiste en aplicar medidas de política para solucionar un problema que tienen causas en factores de mercado. Las medidas de política no propiciarán los resultados esperados de modo que no es mediante la erradicación, ya sea voluntaria, negociada, manual o fumigada, como se logrará la solución; y mucho menos, llenando de tropa los territorios. Si las causas radican en fenómenos de mercado, que tienen origen en la gran demanda de consumo existente en Europa y Norteamérica y en la presión de los canales de comercialización existentes en los mercados de consumo, pues es lógico que se debe atacar con estrategias de mercado que compitan con las ilegales y propicien el desplazamiento de los cultivos hacia los productos legales, en lugar de aplicar medidas de política. La fórmula debe ser pertinente con la causa.

El primer aspecto que se debe corregir es el de la estructura de comercialización de los productos de economía campesina. Hoy hay deficiencias estructurales en cuanto a infraestructura y superestructura que no permiten el flujo comercial de los productos lícitos. El segundo aspecto es relacionado con el tipo de productos sustitutos, los cuales deben tener condiciones que los haga competitivos frente a los ilegales. El tercero es el de la organización empresarial de los productores, que debe contener un enfoque gerencial capaz de abordar los asuntos de mercado con probabilidades de éxito, todo dentro de una sola estrategia integral que encierre también elementos sociales y culturales.

Pero el gobierno se niega, a pesar de que conoce la situación, a aplicar medidas pertinentes y eficaces y se concentra en imputarle al gobierno anterior y el proceso de paz la causa del problema, como si con ello se lograra la solución, la cual se agrava si pretende que la militarización es la alternativa. Al contrario, las armas y los factores beligerantes, con más fuerza agravan el problema, porque es el mismo lenguaje de la ilegalidad y la cultura mafiosa, cuyo proceder se basa en el amedrentamiento y el asesinato por cualquier motivo.

Por supuesto, la estrategia debe ser de abajo para arriba, mediante procesos endógenos concertados, que inicien en el nivel municipal, pase al nivel departamental para luego recibir el apoyo y respaldo del gobierno nacional. Pero, lógicamente, corresponde a la Nación adoptar la política pública consecuente con la realidad objetiva y crear los mecanismos operativos, técnicos y financieros apropiados para el logro de los objetivos, de modo que finalmente se alcance la solución en la situación de violencia.