martes, 5 de noviembre de 2019

LA SITUACIÓN DE VIOLENCIA

La violencia siempre ha estado presente en la región pero en los últimos días se está saliendo de madre. Aunque muchos creen que los asesinatos de indígenas y líderes sociales es consecuencia de las tomas de carreteras y tierras, las versiones oficiales dicen que se debe a la presencia del narcotráfico en el territorio y si esto es así, quiere decir que las medidas contra los cultivos de uso ilegal no han dado resultado. La señora vicepresidenta, que se ha caracterizado porque casi todo lo que dice son estupideces, le atribuye la culpa a Santos por el proceso de paz. Otros señalan la oposición de las organizaciones sociales frente a los cultivos; pero a ciencia cierta, la causa real aún está en veremos. 

Si se trata de los actores del narcotráfico, el gobierno insiste en aplicar medidas de política para solucionar un problema que tienen causas en factores de mercado. Las medidas de política no propiciarán los resultados esperados de modo que no es mediante la erradicación, ya sea voluntaria, negociada, manual o fumigada, como se logrará la solución; y mucho menos, llenando de tropa los territorios. Si las causas radican en fenómenos de mercado, que tienen origen en la gran demanda de consumo existente en Europa y Norteamérica y en la presión de los canales de comercialización existentes en los mercados de consumo, pues es lógico que se debe atacar con estrategias de mercado que compitan con las ilegales y propicien el desplazamiento de los cultivos hacia los productos legales, en lugar de aplicar medidas de política. La fórmula debe ser pertinente con la causa.

El primer aspecto que se debe corregir es el de la estructura de comercialización de los productos de economía campesina. Hoy hay deficiencias estructurales en cuanto a infraestructura y superestructura que no permiten el flujo comercial de los productos lícitos. El segundo aspecto es relacionado con el tipo de productos sustitutos, los cuales deben tener condiciones que los haga competitivos frente a los ilegales. El tercero es el de la organización empresarial de los productores, que debe contener un enfoque gerencial capaz de abordar los asuntos de mercado con probabilidades de éxito, todo dentro de una sola estrategia integral que encierre también elementos sociales y culturales.

Pero el gobierno se niega, a pesar de que conoce la situación, a aplicar medidas pertinentes y eficaces y se concentra en imputarle al gobierno anterior y el proceso de paz la causa del problema, como si con ello se lograra la solución, la cual se agrava si pretende que la militarización es la alternativa. Al contrario, las armas y los factores beligerantes, con más fuerza agravan el problema, porque es el mismo lenguaje de la ilegalidad y la cultura mafiosa, cuyo proceder se basa en el amedrentamiento y el asesinato por cualquier motivo.

Por supuesto, la estrategia debe ser de abajo para arriba, mediante procesos endógenos concertados, que inicien en el nivel municipal, pase al nivel departamental para luego recibir el apoyo y respaldo del gobierno nacional. Pero, lógicamente, corresponde a la Nación adoptar la política pública consecuente con la realidad objetiva y crear los mecanismos operativos, técnicos y financieros apropiados para el logro de los objetivos, de modo que finalmente se alcance la solución en la situación de violencia.

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