En los
últimos días se han observado cuestionamientos a algunos casos de periodismo,
donde se destaca el trabajo de sus autores por la trascendencia que su mensaje
encierra y sus impactos en la vida política nacional, por lo cual cae bien
reflexionar sobre el tema de la
comunicación social, marco donde se inserta el periodismo, la cual es tan
antigua como la especie humana y no es el invento de ninguna persona en particular,
sino el producto de las leyes de la naturaleza que crearon el instinto, como
mecanismo para propiciar la comunicación entre los individuos de la especie y
con ello facilitar las interacciones humanas, ambas cosas, junto con otras, con
fines de conservación de la especie sobre el globo terráqueo. Por eso, por ser
origen natural y ser de interés general que compete a todos con propósitos de
conservación de la vida, la comunicación social es un bien público, que no se
ha podido privatizar del todo.
Una de las
manifestaciones de la comunicación social es lo que se conoce como periodismo,
cuya finalidad social es la de informar, que es uno de los procesos de la
comunicación, cuya esencia es la circulación de datos con fines de conocimiento,
por lo cual, si la información no produce conocimiento, se queda limitada a los
simples datos. Por ello, la importancia de que los datos que encierra la
información sean veraces y de importancia social, para que se logre el
conocimiento de objetos verdaderos.
Pero con el
transcurrir del tiempo y ya en el sistema capitalista, la información ha caído en
el terreno mercantil y por lo tanto la función pública y la finalidad social,
han sido víctimas de intereses y tendencias, que se alejan de su misión natural
y por lo tanto distorsionan el carácter público de la tarea. Así, los agentes
de la información, en el ejercicio de su trabajo están realizando función
pública, independientemente de que el canal por donde circulan los datos con
fines de información, sean de propiedad privada y con ánimo de lucro.
En el sistema
capitalista y tal como ha ocurrido con un alto porcentaje de los bienes
públicos, o sea los bienes de gestación natural, de interés general y de
competencia de todos, también la información se ha privatizado y los canales se
han mercantilizado, los cuales, ahora con la incorporación de la tecnología de
la microelectrónica que ha permitido entrar en el mundo digital, se han
revestido de una connotación de mucha mayor trascendencia en cuanto al papel
que desempeñan en el seno del conglomerado humano. Ya los datos, la información
y la comunicación, con el uso de la tecnología electrónica y los canales
digitales, se ha convertido en parte esencial de la vida social y como tal, en
un instrumento de direccionamiento y construcción de la cultura humana.
Todo ese
complejo sociológico es lo que crea los retos y compromisos de los agentes que
intervienen en los procesos comunicativos dentro de la diversidad existente;
pero siempre conservando el carácter público de la comunicación, por lo cual la
exigencia ética se reviste de especial significado. Pero, como de todo hay en
la viña del señor, no faltan los sujetos activos que utilicen su accionar informativo
con propósitos parcializados, con intereses particulares o con máscaras
políticas, dejando de lado los atributos de veracidad, objetividad y neutralidad
necesarios. Y más grave aún, los que en el ejercicio profesional, que es
remunerado, le den mayor privilegio a los intereses económicos personales
abandonando la esencia de la función pública, que estando privatizada, se
coloca al servicio de los propietarios del medio o de quienes aportan los
recursos para pagar su trabajo profesional. Por ello, en este sistema, ya sea
de uno u otro bando, siempre estarán presente las críticas al periodismo.