martes, 27 de agosto de 2019

LAS PENSIONES PRIVADAS NO EXISTEN

La única pensión de vejez que existe es la pública, pero FEDESARROLLO, la agencia promotora del neoliberalismo en Colombia, y Santiago Montenegro, el esbirro que ha colocado el capitalismo financiero para defender sus intereses, insisten en comparar a Colpensiones con los fondos privados, siendo que esta comparación es absurda; es como comparar toros con caballos.

La pensión de vejez tiene su fundamento por allá a finales del siglo XIX, cuando en época del Estado Prusiano se comenzó a hablar de las funciones del Estado, que luego se concretaron en Alemania mediante la Constitución de Bismarck, que ya en el siglo XX se convirtieron en políticas sociales bajo el concepto del Estado del Bienestar, cuando a este organismo se le asignó también la misión de proteger las necesidades humanas, principalmente de los pobres, que no tienen dinero para pagar la propia satisfacción.

La pensión de vejez es un asunto público, porque es de interés general que nos compete a todos los individuos de la especie, quienes, sin excepción, tendrán que llegar a la tercera edad, por su puesto, si no se mueren antes. Es un bien público que contiene el satisfactor de la necesidad humana de protección, que los adultos mayores requieren cuando ya no están en capacidad de generar sus propios ingresos, después de agotada su vida laboral. Por lo tanto y considerando el carácter público tanto de la necesidad como del satisfactor, es al Estado a quien corresponde asumir la responsabilidad frente a la prestación del servicio respectivo, para lo cual, como en todos los casos de los bienes públicos, es con el dinero recaudado en los impuestos como se debe cubrir el costo del satisfactor, el cual, se define con base en la necesidad humana y no con base en las cuotas pagadas durante la vida laboral.

Para cumplir con esta obligación del Estado, en el siglo pasado, se había creado un mecanismo con operación de carrusel, mediante el cual los jóvenes pagaban la cotización mensuales durante su vida laboral, dinero con el cual se pagaba la pensión a los viejos y si algo faltaba, entonces se cubría con recursos del presupuesto nacional; sistema que funcionaba sin mayores traumatismos y sin crear la crisis fiscal de la que se habla hoy. Pero cuando se impuso el capitalismo rentista, con el soporte conceptual del pensamiento neoliberal, se crearon los fondos privados que hoy se han vuelto un dolor de cabeza para quienes llegan a la vejez y para la situación del fisco.

Los fondos no son bienes públicos sino negocios privados. No son satisfactores de la necesidad humana de protección que requieren los viejos, sino la manera de que el capital financiero se aproveche de los ahorros de los trabajadores durante su vida laboral, que luego cuando ya están en la edad respectiva, pueden retirar mes a mes hasta que se mueran. Eso no es una pensión con carácter humanista, sino un ahorro privado obligatorio con carácter financierista. Una manera de saquear el esfuerzo de la edad laboral para que el gran capital haga negocios y se embolsille las ganancias obtenidas con el dinero de los trabajadores. Eso no es una pensión sino un ahorro privado.

Lo que ocurrió fue que desde los años noventa, con engaños los fondos privados secuestraron a los jóvenes y se dedicaron a recibir durante más de 20 años, las cuotas mensuales del ahorro, dejando al sistema del Estado sin ingresos para pagar pensiones, de manera que le tocó al presupuesto nacional asumir esa responsabilidad sin contrapartida de ingreso. Claro, así, el acumulado llegó a tal nivel que hoy la carga pensional contra el presupuesto alcanza sumas muy elevadas; por ello, la única solución para el problema fiscal es que los fondos privados se acaben y los jóvenes regresen a pagar sus cotizaciones a Colpensiones.

La carga fiscal le duele mucho a los neoliberales, porque el foco de esta doctrina es la disminución del gasto público, con el fin de que el Estado no ponga en riesgo el servicios de la deuda a favor de los especuladores internacionales del dinero y para controlar la inflación, que es el mayor enemigo de los especuladores que invierten su dinero en papeles de renta fija con el riesgo de que la inflación se les coma la renta. Entonces, no existen dos sistema de pensiones ni mucho menos alternativos, por cuando solo se cumple la función sociológica de protección a la necesidad humana en el sistema público, por lo cual las pensiones privadas no existen.

martes, 20 de agosto de 2019

LA FALACIA DEL CRECIMIENTO

Hace unos días se presenció el debate sobre la economía colombiana en el que algunos afirmaban sobre el estancamiento y Carrasquilla sobre el crecimiento. En esta columna desde comienzos del año se anotó que había síntomas de recesión, lo que fue corroborado por el gerente del B. de la R. posteriormente. Ahora el DANE publica las cifras de la contabilidad económica y efectivamente muestra datos donde hubo crecimiento del 3% entre el segundo trimestre de 2018 y el mismo período de este año, que el gobierno utiliza para celebrar y sostener que la economía no está estancada, aunque las manifestaciones de otras variables macroeconómicas señalan lo contrario, como se puede ver en el comportamiento del desempleo, el déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, la caída de la oferta de dólares en el mercado externo, etc.

Por lo general, la opinión pública siempre duda de las cifras del DANE, porque son del mismo gobierno, ya que no existe independencia del organismo como debería ser, y porque las metodologías y los procedimientos son ocultos a la mirada pública; pero esos datos son los oficiales de modo que toca aceptarlos pero mirarlos con detenimiento.

Si examinamos en detalle las cifras de marras, vemos con claridad que la economía no creció sino que se infló en el período referido. Hubiera sido crecimiento sólido y con fortalecimiento de la economía, si la participación del aparato productivo en el PIB se hubiera incrementado. Pero ocurrió todo lo contrario. La participación de los sectores productivos se redujo del 30.17 % en 2018 al 29.57 % en 2019. Por lo tanto el peso de los sectores improductivos se elevó del 69.83 % al 70.43 %. Los sectores improductivos viven o se sostienen del Excedente Económico que producen los sectores productivos por lo tanto si ellos aumentan, la carga sobre los productivos se aumenta y la economía se debilita.

Esta es una tendencia secular que la economía colombiana vienen sufriendo desde hace tres décadas ya que en los años ochenta, el aparato productivo participaba en el PIB con cifras cercanas al 60% mientras que ahora apenas se acerca al 30%, por lo cual cerrar el déficit fiscal se hace imposible y adoptar una estrategia sostenida de generación de empleo formal, también.

Ese 3% del que hablan las cifras es bajo, si se tiene en cuenta el comportamiento de otras variables macroeconómicas, como ya se dijo, como son el aumento de la población económicamente activa, el crecimiento de la deuda pública y el aumento de la demanda de dólares como producto de la salida de capitales de especulación por culpa del mal gobierno y las dudas que genera; de modo que no hay motivo para alegrarse porque el estancamiento de la economía se produce principalmente por el comportamiento del aparato productivo, donde se originan las fuentes para alimentar el Excedente Económico, razón por la cual se puede afirmar que las cifras de crecimiento del PIB, así como se muestran y aun considerando que son ciertas, no son señal de reactivación económica y más bien corresponden a la falacia del crecimiento.

martes, 13 de agosto de 2019

LAS ENSEÑANZAS DE MAX-NEEF

Manfred Max-Neef fue un economista chileno que había nacido en 1932 y la semana pasada abandonó definitivamente este mundo, donde dejó importantes pensamientos y productos intelectuales que merecen reconocimiento y aprovechamiento para abordar temas de trascendencia social, sobretodo en países latinoamericanos.

En 1983 fue galardonado con el premio Right Livelihood Award, considerado el Premio Nobel alternativo de economía, diferente al premio que se otorga en Suecia, por la contribución para fortalecer al grupo económico que domina el mundo en ese momento. En época cuando se desmoronaba el paradigma del desarrollo construido en los años cincuenta para sostener el capitalismo industrial y el poder de las multinacionales; y que el capitalismo rentista, sustentado por el ideario neoliberal, se esforzaba por introducir su propio paradigma sobre el desarrollo, donde Amartya Sen fue un abanderado, este pensador latino expuso su enfoque de Desarrollo a Escala Humana que nos abrió los ojos sobre lo que debe ser la esencia del desarrollo.

Max-Neef mostró que una cosa es el desarrollo como objeto real y otra las teorías y enfoques que nos habían vendido desde los años cincuenta, haciéndonos creer que desarrollo es satisfacer las necesidades humanas con los satisfactores producidos por la cultura, la tecnología y las fábricas de Norteamérica y Europa. Nos mostró que es posible satisfacer las necesidades con satisfactores autóctonos, en la medida en que rompamos con la alienación ideológica.

La introducción de los conceptos de necesidad/satisfactor en la teoría del desarrollo, permitió precisar la razón del subdesarrollo cuando dijo que el desarrollo es histórico y tienen un fuerte factor mental. Una cosa es el desarrollo y otra la idea que la persona tienen sobre el mismo; y con ello también se comprendió a fondo el concepto de calidad de vida pensado más sobre factores humanos que sobre argumentos de mercado.

En la gestión del desarrollo también hizo aportes importantes, cuando dejó claridad que las necesidades son estables y están dadas por la ley de la naturaleza, a pesar de que también existen necesidades creadas por factores ideológicos principalmente derivados del consumismo, de modo que la gestión se debe concentrar más en los satisfactores que en las necesidades, considerando la oferta cualitativa y cuantitativa y la distribución o asignación de los mismos, abriendo así un campo de acción muy claro sobre la intervención de los actores sociales, incluyendo al gobierno, sobre lo que se debe hacer para definir políticas públicas orientadas al mejoramiento de las condiciones de vida.

Y así sucesivamente, se podría seguir enumerando las contribuciones conceptuales de este pensador chileno, quien introdujo elementos para comprender la realidad del subdesarrollo bajo el enfoque de la Economía Descalza, que permite a los países dependientes examinar con objetividad su propia realidad, derivada del poder que ejercen las fuerzas económicas globales con dominio en los países del norte. Así que hoy cuando ya ha partido para siempre y no podremos ver nuevos aportes a la teoría económica, es apenas justo reconocer las enseñanzas de Max-Neef.

martes, 6 de agosto de 2019

LA CAUSA DEL DESEMPLEO


La semana pasada dijo Carrasquilla, el flamante Ministro de Hacienda, que no sabe por qué hay desempleo en Colombia y que tampoco conoce la fórmula para combatirlo, algo que no se puede creer. Carrasquilla sí sabe pero se está haciendo el pendejo, por la misma razón que todos los neoliberales se avergüenzan, cuando se expone los efectos sociales de sus políticas, que siempre propician el desempleo. Por eso le dieron el Premio Nobel de Economía a Phelps en 2006, quien profundizó en el cuento del “desempleo friccional” para evadir la responsabilidad de la política macroeconómica en materia de desempleo.

Desde quinto semestre del programa de economía, se sabe cuál es la causa del desempleo, como para que ahora Carrasquilla diga que no la conoce. Otra cosa es que los neoliberales se hagan los güevones, como dice Rigoberto Urán. Se sabe que en un país subdesarrollado, sin tecnología propia ni suficiente ahorro interno, solo existen dos alternativas para la política macroeconómica: una sobre la base del empleo y la otra sobre la base del control a la inflación. Pero las dos no pueden ir juntas. O se adopta una política macroeconómica orientada al pleno empleo, o se formula una para controlar la inflación.

En Colombia, durante el siglo pasado, en época del capitalismo empresarial, para favorecer los intereses de los grupos de poder, principalmente los industriales, la política macroeconómica era sobre la base del empleo, considerando que de esta manera se logra que en la calle haya gente con dinero en la mano para comprar los productos de los empresarios. Pero en este siglo, en época del capitalismo rentista, para favorecer los intereses de los especuladores del dinero agrupados en los fondos de inversión, la política macroeconómica es sobre la base de la estabilidad monetaria, considerando que de esta manera se evita el riesgo de que la inflación se coma las ganancias de los capitalistas, que invierten su dinero en papeles de renta fija.

Para frenar la inflación, al primero que se le echa mano es al gasto público, bajándolo a sus mínimas proporciones, lo cual afecta obligatoriamente la demanda agregada y por lo tanto disminuye la cantidad de gente con dinero en la mano para comprar bienes y servicios, con lo cual los empresarios no crean puestos de trabajo, ya que los empleadores solo enganchan personal para atender los pedidos de sus clientes; pero si no hay pedidos ni clientes, no hay trabajo tampoco. 

Por supuesto la solución al desempleo es fácil deducirla. Otra cosa es que el capitalismo financiero internacional, a través de los organismos que lo protegen como el FMI, el Banco Mundial y ahora en Colombia también la OCDE, impongan sus mandatos a las autoridades económicas nacionales para disminuir el gasto público. Con el agravante en este país, que el desempleo es norma constitucional impuesta por el Artículo 373 de la Carta, de modo que no se trata de saber o no saber, sobre la causa del desempleo y la manera de corregirlo, sino de tener la voluntad política para aplicar las medidas tendientes a disminuirlo, por lo menos, con fines de mejorar la situación social y también de fortalecer el aparato productivo. Entonces que Carrasquilla no se haga el ignorante sobre temas que desde el nivel de pregrado ya conocen los economistas, como para que ahora salga a los medios de comunicación a decir que no conoce la causa del desempleo.