Todo comenzó con el Eurocentrismo, como meridiano sobre el
que se desarrolló la civilización occidental con orígenes en Grecia y Roma
varios siglos antes de Cristo, que más adelante, en época del capitalismo, se
concentró, además de Europa, también en Norteamérica, donde se produce el
protagonismo del Siglo XX. Pero, principalmente, nos referimos a los cambios y transformaciones
derivados de la conversión de la modalidad de capitalismo, que se consolidó a
partir de 1980 con la subida al poder de Reagan y Thatcher, cuando los
especuladores internacionales del dinero agazapados en los fondos de inversión,
se apropiaron del Estado para someterlo a sus perversos intereses por encima
del bien común y el interés general. Se vino la postmodernidad y arrasó con
todo el pensamiento clásico construido durante dos siglos, incluidas las bases
de la epistemología, hasta el punto que ahora ciencia y conocimiento, es
cualquier cosa que permita ser coherente con los postulados neoliberales que
soportan el Capitalismo Rentista.
En ese mismo orden de ideas, el fenómeno de la
globalización cultural acabó de consolidar la dependencia del pensamiento en
los países satélites y en las ciencias sociales, se fortaleció el predominio de
las ideas y conceptos originarios en Europa y Norteamérica, hasta el punto que
ahora, sabiduría es repetir como loro las ideas que produce los pensadores de
esos países, castrando la generación de pensamiento por parte de los
intelectuales criollos. A los pensadores nacionales no les creen. Para tener
reconocimiento se debe citar un autor norteamericano o europeo, porque,
supuestamente, la realidad objetiva nacional no se puede abordar con enfoques propios.
Y así mismo, se contaminó el aparato académico nacional.
Hoy poco importa las competencias docentes ni la capacidad de formación
profesional para los estudiantes, sino haber adquirido un diploma en una
universidad extranjera. En la docencia se impuso el imperio de los posgrados,
por encima de la sabiduría y la capacidad pedagógica, siendo que todo el mundo
sabe, cómo se obtienen diplomas de posgrado, dentro de la modalidad actual de
mercantilización del conocimiento.
Pero, por supuesto, lo más grave no es la docencia
universitaria cuyo patrón de calidad, en las ciencias sociales, se ha rebajado
substancialmente, sino cómo en el campo epistemológico se obstaculiza la
generación de conocimiento propio y la construcción de ciencia a partir del
conocimiento popular. En las ciencias
sociales, hoy solo es válido, si el concepto para abordar un objeto de
conocimiento, proviene de un autor norteamericano o europeo y quienes han
viajado a que les inyecten lavado de cerebro en esos países, se encargan de
reproducir y sostener el paradigma. Por ello, la imposición de la corriente
neoliberal, cuyo propósito es el de sustentar el dominio del capitalismo
rentista y su concepción sobre la finalidad del Estado, al que solamente
utilizan para exprimirlo, ha encontrado su más fuerte aliado en la teoría del
conocimiento postmoderna, que legitima intelectualmente todas las
manifestaciones consecuentes con los intereses del capitalismo rentista y su
propósito de bajar el gasto público a como dé lugar. En la esfera del
pensamiento, todos los movimientos están fríamente calculados y el gran negocio
de los centros de poder económico mundial es mantenernos dentro de la órbita
del colonialismo intelectual.