Hace un poco más de una semana, la pelea del gobierno fue
contra el Banco de la República, dentro de esa maña del gobierno de pelear con
todo aquel que desmienta sus informaciones, casi todas mentirosa y con el
propósito de engañar a la opinión públicas, por motivo de la situación de la
economía que el Banco ha declarado que se encuentra estancada, tal como lo
señaló esta columna el 22 de mayo en un artículo titulado “Rumbo al Abismo”.
Carrasquilla inmediatamente tildó al banco de mentiroso y solicitó sustentación
con datos.
El mejor dato para mostrar el estancamiento es la tasa de
desempleo, que produce el mismo organismo oficial de las estadísticas y el
encargado de llevar las cuentas macroeconómicas. La última tasa reconocida fue
de 10.3 % en el mes de abril, una cifra que no muestra la realidad objetiva del
fenómeno, en razón a la metodología que utiliza el DANE para su medición. Este
organismo considera que si una persona trabajo una (1) hora en la semana
anterior y generó ingresos con ese trabajo, entonces no es desempleado. Así que
para el DANE, los actores del rebusque vendiendo comestibles en el semáforo, no
son desempleados y por lo tanto no entran el cálculo del desempleo. Es decir el
subempleo y el desempleo disfrazado, para los fines de la tasa calculada, son
también empleados.
Pero si excluimos de la categoría de empleados a estas dos
manifestaciones anormales e informales, el número de empleados, o sea los que
laboran tiempo completo con salario completo y la carga prestacional, son muy
poquitos en relación con la Población Económicamente Activa (PEA) y por lo
tanto la real tasa de desempleo es igual o mayor al 50 %. Todo el mundo sabe de
la gran cantidad de personas que trabajan en el rebusque y en condiciones
laborales por debajo de las exigidas en la ley, incluidos los contratistas de
prestación de servicios del Estado mismo, quienes no devengan ni seguridad
social ni prestaciones sociales.
A pesar de que el gobierno ha impuesto medidas fiscales y
laborales para bajar los costos de las empresas disque para que haya generación
de puestos de trabajo, esta política no ha generado los resultados esperados
como se deduce de la tasa de desempleo reconocido, lo cual significa que hay
otros factores que están influyendo y en este caso, se trata de la contracción
de la Demanda Agregada, principal causa del estancamiento de la economía. Si no
hubiera recesión, probablemente, no es seguro, que el desempleo no se hubiera
elevado tanto y hoy no existiría cerca de 2,5 millones de personas en edad de
trabajar y dispuesta para hacerlo, totalmente desocupadas. Una magnitud, como
si toda la población fuera PEA, de una ciudad del tamaño de Medellín,
totalmente desocupada.
Claro que el origen del
problema es estructural y se gesta en la misma constitución política, que
obliga a que la política macroeconómica se dedique a frenar la inflación para
favorecer a los capitalistas rentistas, en lugar de hacerlo, como antes de
1991, a promover el empleo. Pero además las condiciones estructurales de la
economía colombiana con alta dependencia de las fuerzas externas y la invasión
de productos extranjeros que castran el fortalecimiento de aparato productivo
nacional, son principalmente los factores que se deben tener en cuenta dentro
de la discusión sobre el desempleo.
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