martes, 4 de junio de 2019

EL DEBATE SOBRE LA JUSTICIA

Leyendo los escritos de los juristas, o sea de las personas que sí saben de Derecho, se encuentra que las modalidades de justicia son varias y no una sola, como tradicionalmente se nos ha hecho creer, lo cual también nos permite comprender la discusión que se realiza en Colombia relacionada con este tema, que, como ya es costumbre, ha metido al país en la consabida polarización politiquera que se ha vuelto fastidiosa.

Según estos expertos, en el mundo existe varias modalidades, para algunos más, para otros menos, pero en general se puede agrupar en cuatro (4) grandes tipos: justicia distributiva, justicia procesal, justicia retributiva y justicia restaurativa. El problema está, en cuál es el concepto de justicia que la idiosincrasia o ideología ha metido en la cabeza de la mayoría de colombianos, lo cual data desde la infancia, con mecanismos que se enraízan en el subconsciente y que en la edad adulta dificultan la comprensión de variantes que se apartan del patrón mental.  

La mayoría de los adultos de hoy, han sido formados con el principio de la “justicia de la chancleta”, cuando la madre aplicaba el mecanismo del castigo como reacción a una falta cometida por el niño. Si el niño quebraba el adorno de la sala, la reacción de madre era la de aplicar la sanción con castigo mediante el chancletazo o con otro adminículo, pero siempre con la satisfacción del castigo, sin importar qué iba a pasar con el susodicho adorno. No importa si la sala se queda sin adorno, lo importante es que al autor se le ha castigado y eso es lo justo.

Por supuesto, en una cultura así construida, donde la justicia es equivalente al castigo, sin considerar la pérdida causada o el daño propiciado con la infracción, la mentalidad de la gente sólo acepta la Justicia Retributiva, o sea la que se basa en el castigo, y le cuesta mucho trabajo comprender y aceptar, los otros tres tipos, principalmente el de la Justicia Restaurativa, que se preocupa más por la restauración del daño causado o el bienestar de la víctima, que por asestarle el castigo al autor. De la misma forma, tampoco entiende ni acepta la Justicia Distributiva que trata de temas económicos y la Justicia Procesal que se refiere al trato que reciben los individuos. Aquí, si no se da el chancletazo, entonces hay impunidad.

Mirando así el debate actual, se deduce que el problema no está en la modalidad de justicia que se aplique, sino en la mentalidad de las personas que por razón de los patrones culturales, ha empotrado en la conciencia argumentos que bloquean el pensamiento, a la aceptación de otras variantes de la justicia que en todo el mundo son aceptadas menos en Colombia. Es la idiosincrasia y no la justicia, lo que se aleja de la realidad histórica y no permite examinar con pragmatismo la coyuntura sociopolítica que busca construir un clima de convivencia armónica y pacífica para superar el conflicto de más de medio siglo.

Es una dura batalla que debe afrontar la conceptualización del derecho, ya que el contrincante es nada más ni nada menos, que la cultura o idiosincrasia, cuyos patrones son tan duros, que por lo general gana las batallas. Luchar contra los patrones de la conciencia colectiva que determinan la conducta social es bastante difícil, pero en aras de la adaptación del país a la realidad histórica, es necesario no bajar los brazos, sino fortalecer y ajustar la estrategia adecuada de concientización y educación para afrontar con altura el debate sobre la justicia. 

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