La semana pasada Santos salió sonriente por
televisión cuando el DANE publicó las cifras de la contabilidad nacional del
tercer trimestre del año. Dijo el organismo de las estadísticas oficiales que
la economía había crecido 5.1 % entre julio y septiembre del presente año. El
gobierno, ni corto ni perezoso, pasó de inmediato la cuenta de cobro a los
electores para acrecentar el caudal de la reelección.
Pero como siempre ocurre con los informes del
DANE, que muestran los datos convenientes para el gobierno, se ocultan otras
verdades sobre la realidad que lleva a la conclusión que de eso tan bueno no
dan tanto. En principio podríamos decir que ese incremento es favorable porque
proviene del aparato productivo; pero teniendo en cuenta que dentro de éste, la
construcción tiene ciertas particularidades en el contexto de la economía, la
emotividad de la noticia se desinfla. Primero, porque es muy coyuntural, pues
una vez las edificaciones se terminan, el efecto se acaba; segundo porque luego
viene el problema de la venta, cuando no hay suficientes compradores con
capacidad de pago, aunque la necesidad social es sentida. La sola construcción
de residencias se incrementó en 25,7 %
pegando un jalonazo al conjunto de la economía, pero a pesar de que
muchas familias no tienen vivienda propia no todas tienen la capacidad de
comprarlas.
En cambio las cifras de los sectores primarios y
secundarios, los que verdaderamente muestran la solidez de la economía, siguen
siendo preocupantes: los relacionados con el agro crecieron un 6.6 % pero ahí
están los cuantiosos subsidios producto del paro agrario, que distorsionan la
realidad. Los de minería crecieron solo un 6.1 % aun estando el petróleo y el
carbón y lo más grave, la industria, que es sector fundamental para medir la
solidez de la economía, siguió cayendo, esta vez en el 1,0 %. La construcción
creció transitoriamente por las casas que regala el gobierno y por las manos
abiertas de los bancos para prestar para ganarse el subsidio de la tasa de
interés; pero hasta dónde estos mecanismos coyunturales puedan ser motivo de
euforia?
Por
supuesto el gobierno, en plena campaña electoral en que se halla, es el gran
beneficiado con las cifras así, escuetas, sobre el crecimiento del trimestre,
que combinado con los datos de baja inflación generada por el gran volumen de
importaciones que incrementan la oferta de bienes y la baja tasa de desempleo,
transitoria también por el trabajo en la construcción, hacer dar la idea de que
en Colombia la situación está muy bien y que no solo para Santos sino para
todos los colombianos, la economía se convierte en el regalo de navidad.