Dijo la prensa al
finalizar la semana pasada que una senadora de la dirección nacional de la
Alianza Verde había señalado que ese partido consideraría la candidatura de
Santiago Zambrano para la gobernación del Cauca, pero que debería hacer
coaliciones. Nos preguntamos entonces: coaliciones con quién?. Porque las
coaliciones son una práctica corriente entre los politiqueros tradicionales,
las cuales giran en torno a compromisos para la repartición burocrática y el
saqueo del erario público. Y no creo que esto sea lo que la opinión pública
espera de ese candidato, que se ha venido presentando, precisamente, como una
alternativa diferente a las costumbres de los gamonales electorales. Si la
candidatura de Santiago retoma el mismo lenguaje para competir, desde ya le
podemos anunciar su fracaso; porque cuál sería la razón para votar por él.
Las coaliciones que
necesita un candidato de tercería no son con movimientos y partidos políticos,
además que estos ya están comprometidos y ya no hay vacantes. La propuesta de
campaña del candidato que pretenda responder de una manera consecuente y
pertinente con lo que el departamento requiere, debe ser de coaliciones y
alianzas pero con los actores regionales expresados en la diversidad compleja
de organizaciones sociales: organizaciones gremiales tanto del capital como de
la fuerza de trabajo, organizaciones solidarias, mercantiles, comunales y por
supuesto civiles. La coalición principal es con las sociedades civiles. Debe
hacer coalición con La Anuc, Dignidad Cafetera, SAG, Acopi, Andi, CUT,
Fesutrac, CRIC, ACIN, Asoinca, asociaciones de padres de familias, de
transportadores, de restaurantes, de hoteles, de recicladores, de
afrocolombiano, etc, etc, etc.
Pero ante todo, las
coaliciones deben ser en torno a un programa de gobierno que debe estar
estructurado como proyecto político de largo plazo, para que se convierta en
cabeza de proceso de la planificación y tenga sostenibilidad durante mucho
tiempo; pues la mayoría de problemas del Cauca no se solucionan en cuatro años,
cuando son el resultado acumulado de más de un siglo de golpes a la
administración pública. Como proyecto político debe ser concreto para dar a conocer
el estilo de gobierno que utilizará y la manera de abordar los diferentes
temas; pero suficientemente flexible y pragmático para responder oportunamente
a una realidad situacional cambiante, todo considerando los alcances y
limitaciones que existen en los territorios de un país como este con
recalcitrante centralismo político
Santiago no puede ser el candidato de un partido ni de
dos, pues también se habla de que el Polo le dará el aval. Tiene el perfil
apropiado para ser un candidato competitivo y para ser el gobernante idóneo.
Pero su campaña debe recoger las aspiraciones de la opinión pública, del
pensamiento cívico, de la conciencia ciudadana, de modo que los avales solo se
utilicen para cumplir el requisito de inscripción en la Registraduría. Son
muchas las expectativas generalizadas en toda la región, que ya no soportan más
los atropellos de los politiqueros tradicionales en contra de los bienes
públicos y el interés general, que ellos han creído que les pertenecen y por
eso se reparten los cargos sin considerar la capacidad de los funcionarios
recomendados, por lo cual es muy oportuno que surja un candidato con perfil
diferente y con un nuevo estilo, hecho que exige también el cambio de las coaliciones
de Santiago.