miércoles, 12 de enero de 2022

LOS TUMBOS DEL AÑO ELECTORAL

 Iniciando en forma el 2022, se comienza a observar, ahora sí en serio, los movimientos de candidatos tanto a la presidencia como a las corporaciones legislativas, este año con particularidades inéditas por motivo de los antecedentes cercanos al proceso, ocurridos durante los dos años anteriores incluido el covid. Lo primero, es la desesperación que muestran los agentes tradicionales de la política, quienes están temerosos de perder sus privilegios en razón a la magnitud del descontento social que de varias formas se ha venido expresando. 

Por supuesto, el debate principal es el de presidente, ya que, a pesar de que siendo este un país donde el gobierno solo puede hacer lo que la ley le permite y que estas las hace el congreso, la costumbre electoral es que se le atribuye el máximo poder al ejecutivo, por motivo del régimen presidencialista imperante; y aquí, se concentra el gran caudal de opinión, liderado por los grandes medios de comunicación, todos alejados de la objetividad periodística para intentar crear opinión a favor de los propietarios del medio. No obstante, los temas de discusión se refieren a muchos asuntos, pero no se concentran en lo que verdaderamente constituye la esencia de la gran problemática nacional; se dedican principalmente a escudriñar el pasado de los personajes, pero no a examinar las propuestas centrales de las políticas públicas que llevarán al ejercicio del poder. 

Como se evidenció en los dos años anteriores, existe un gran descontento acumulado que encierra un gigantesco paquete de energía social susceptible de canalizar políticamente pero siempre que surja el liderazgo apropiado, el cual es producto resultante de treinta años de políticas neoliberales que han generado alto desempleo con la consecuencial pobreza generalizada, descomposición social y desintegración familiar con graves impactos en la dignidad humana. Por lo tanto, si la causa estructural del problema sociopolítico es el modelo neoliberal, el cambio para mejorar las condiciones de vida de la comunidad debe ser el desmonte de dichas políticas, para implementar otras acciones con carácter humanista, que corrijan el enfoque financierista del neoliberalismo y ataquen a fondo las causas del problema. 

Pero en el debate no se aprecia esta discusión; los temas que tratan son importantes y responden a los que la gente quiere escuchar, pero no van al fondo de la situación donde está la raíz del problema. La matriz del modelo económico son las políticas económicas, donde están la política fiscal, la política monetaria y la política cambiaria; pero no se escucha propuestas profundas sobre estos temas, lo que significa que un nuevo gobierno seguirá con las misma política de factura neoliberal y por lo tanto la situación socioeconómica continuará igual y la tendencia hacia el futuro no enderezará su rumbo, aunque se tengan propósitos diferentes en materia de las políticas sectoriales y políticas territoriales.

Claro, las fuerzas de poder internacional, las que se benefician del modelo y aprovechan los frutos de las actuales políticas, estarán atentos a defender y proteger sus intereses para evitar que se les rebaje su beneficio y ellos también mantendrán su expectativa sobre los tumbos del año electoral.