miércoles, 28 de mayo de 2014

EL CONEJO DE LOS POLITICOS

La campaña de Santos fue monotemática. La estrategia giró en torno sólo a tres letras, dejando de lado muchos temas de interés nacional y varias realizaciones de su gobierno, algunas de ellas de elevada trascendencia. No tuvo en cuenta que a muchos ciudadanos, como los de los estratos uno y dos, poco les importa lo que está sucediendo en la Habana.

No se puede desconocer que el tema de la restitución de tierras es trascendental en la historia. Tampoco que el eje del plan de desarrollo sobre la propuesta de cerrar la brecha al estilo de López del 74 es pertinente con la necesidad de la autonomía territorial y que los cambios en el sistema de regalías es coherente con el propósito regional. En política social el rescate del concepto de desarrollo humano que Uribe había abandonado, es consecuente con el enfoque socialdemócrata y volver a colocar impuestos a los ricos que el gobierno anterior había exonerado es justo, aunque sea para sumas superiores a mil millones de pesos. Los tímidos cambios en el sistema de salud, que no llegan a la solución total porque los congresistas se oponen a eliminar las EPS, han tenido alguna utilidad y los visos de neo Estado del Bienestar con las casas gratuitas, significa que Santos estaba orientando el país por la ruta de la equidad social. Pero nada de esto se destacó.

Mientras tanto, la otra campaña, recurriendo al tradicional engaño y las frases efectistas del estilo Uribe, que han sido tan útiles en la debilidad de la cultura política colombiana y la ignorancia sobre el trasfondo de cada movimiento político, sumado al odio generalizado que la clase media siente por la guerrilla, ganaba terreno y conquistaba en poco tiempo el favor del electorado.

Pero lo más relevante, según se deduce de las cifras de abstención y de la comparación de resultados con las elecciones al Congreso, fue que los políticos, quienes habían recibido la llamada mermelada, utilizaron estos apoyos para su propio beneficio y muy poco le contribuyeron al candidato Santos. Ya la gente de algunos estratos está acostumbrada que para votar, necesitan que se les saque de su propia casa, se les brinde el transporte para ir al puesto electoral, se les lleve acompañados y se les suministre por lo menos un sándwich, tal como hacen los políticos cada cuatro años. Pero esta vez, estos personajes le quedaron mal al candidato presidencial; pues no se vio en las calles el movimiento de carros que suele ocurrir el día de elecciones al Congreso.

En consecuencia, si no se quiere que ese 17,5 % de ciudadanos que constituye la extrema derecha colombiana, nuevamente llegue al poder para gobernar en favor de los ricos, como lo hizo Uribe, pasando por encima del 82.5 % que conforman la gran mayoría del censo electoral, muchos cambios debe hacer Santos en la campaña para la segunda vuelta como la de trascender el tema único de la paz y tocar otros aspectos de interés nacional; pero sobre todo, tomar las medidas necesarias para contrarrestar el conejo de los políticos.

martes, 20 de mayo de 2014

EL DILEMA PARA VOTAR

Cuando en las elecciones para alcalde de Bogotá de 1997 se polarizaba el debate entre dos candidatos, le preguntaron al exalcalde Mockus por quién votaría y él le contestó al periodista que le estaba poniendo a escoger entre el SIDA y la Hepatitis B. La opinión pública entendió que en ambos casos se trataba de un fiasco, pero como de todos modos tenía que haber gobernante, habría que escoger la opción más digna; pues si bien las dos enfermedades son letales, una de las dos produce vergüenza social y seguramente doble pena a los familiares.

Este año, para elegir presidente en medio de una campaña con la oligarquía dividida y polarizada entre la aristocracia bogotana y la mafia antioqueña, tocará elegir al que menos vergüenza produzca, aunque, de todas maneras, las tendencias de los procesos nacionales seguirán igual; pues los factores de fondo, estructurales, que determinan la pobre realidad económica, social, ambiental e institucional que vive Colombia, dependen de las decisiones de las fuerzas de poder internacional que se introducen al país a través del DNP. Cualquiera de los dos que salga elegido, será la misma oligarquía, que desde hace dos siglos maneja este país, la que siga ocupando los altos cargos de administración del Estado, ahora también con tentáculos en la rama judicial y los organismos de control, y serán las directrices del Consenso de Washington que Rudolf Hommes trajo hace casi un cuarto de siglo, las normas que regulen el rumbo económico del Estado.

El presidente tiene un margen muy estrecho para moverse y hacer variantes en sus políticas, pero dentro de los límites impuestos desde afuera, por cuanto las condiciones de fondo no están bajo su gobernabilidad. Las políticas económicas, que son los instrumentos mediante los cuales el gobierno puede maniobrar, están muy limitadas. La política fiscal que es la principal herramienta para disminuir la inequidad social, no puede utilizar las medidas apropiadas como por ejemplo la tributación directa y progresiva o los mecanismos de financiamiento diferentes a la colocación de papeles en el mercado como la emisión moderada y racional de dinero, por cuanto no es permitida. En la política cambiaria el gobierno no puede recuperar la soberanía del Estado haciendo que el precio del dólar lo fije la autoridad oficial y la política monetaria debe ser siempre la de salvar las inversiones de los especuladores internacionales del dinero, a quienes la inflación les hace mucho daño por sus inversiones de renta fija.

Entonces, la reflexión sobre quién ganará las elecciones no merece mayores preocupaciones; simplemente considerar que dentro del margen de maniobra, el gobierno puede gobernar a favor de los ricos como sucedió en los ocho años de Uribe, o puede aliviar en algo las angustias de las clases populares con otros programas de gobierno distintos. Por ello lo que toca es considerar que si se trata de tener un gobierno que de todas maneras llevará el país al despeñadero, al menos que no sea con vulgaridad y desfachatez y con este criterio resolver el dilema para votar.

miércoles, 14 de mayo de 2014

LOS ESCENARIOS DEL MAÍZ

La semana pasada se realizó en el centro de convenciones de Yumbo Valle, el evento Expogestión Pacífico, con la participación de los profesores de la Universidad de Harvard Michael Porter y Ronald Heifetz, el primero experto universal en competitividad y el segundo en temas de liderazgo, donde asistieron más de mil empresarios y un grupo de académicos del suroccidente colombiano. Bajo la conducción de la Cámara de Comercio de Cali, el Valle presentó a consideración de la opinión pública y, por supuesto a los ojos críticos de los profesores de Harvard, cinco cluster que ha propuesto en su estrategia de desarrollo regional denominados: Bioenergía, Macrosnacks, Excelencia Clínica, Bienestar y Cuidado Personal y Proteína Blanca, que fueron analizados y comentados por el profesor Porter con base en su experiencia en muchos países; algunos merecieron opiniones favorables y otros la identificación de sus debilidades. Porter puso los puntos sobre las íes.

Pero el comentario viene al caso, porque fue gratamente sorpresivo el comentario de Orlando Cortés, Presidente de la firma Pollos Bucanero, quien en su intervención en el panel de su cluster resaltó los problemas para el abastecimiento de maíz, base del alimento para pollos, el cual deben importar de otros países con todos los inconvenientes logísticos que esta operación tiene. Contó sobre sus experiencias en el Valle del Patía y recalcó que en el Valle del Cauca hay limitaciones para la producción por la ocupación del suelo en otros cultivos principalmente de caña de azúcar.

Cortés, fue concreto en afirmar que la esperanza es el Cauca; pues dice que se requieren 200 mil hectáreas sembradas de este producto, para asegurar los varios millones de toneladas que necesitan junto con la soya, para garantizar la alimentación a los muchos miles de pollos que la rama avícola del Valle del Cauca cultiva. El tema nos recuerda inmediatamente el pasado lejano de Mercaderes Cauca, cuando la época del reinado del maíz y los silos del Idema; igualmente cuando en el Programa DRI uno de los productos prioritarios era el maíz.

Pero también surgen varios interrogantes: se conoce esta situación de demanda, que es una oportunidad del DOFA regional, por parte de las entidades del sector agropecuario caucano? Qué están haciendo los gobierno territoriales en relación con las perspectivas de este producto? Existe una estrategia que permita fortalecer la producción para la construcción de la competitividad interna donde la productividad es factor determinante? Se ha entrado en contactos con quienes conforman la demanda nacional de este producto?  Y en general, cuando se habla de la prospectiva y el futuro regional, qué tanto se han considerado entre las posibilidades del sector agropecuario además de la dignidad campesina y las marchas, también los escenarios del maíz. 

martes, 6 de mayo de 2014

LO QUE SE HEREDA NO SE ROBA

Parece que las peleas internas de la oligarquía, la ineptitud, el entreguismo y la corrupción, no son de ahora, sino que hacen parte integral de la historia colombiana. Ya desde los primeros años del siglo diecinueve, recién liberados del yugo español, los dirigentes de la época desplegaron una actividad pública que impidió la sana y rozagante infancia a la nación que hoy, en su edad adulta, padece de graves enfermedades que la tienen a punto de reventar. Recordemos, no más, el caso de Francisco Antonio Zea, enviado a Inglaterra en 1820 a tramitar préstamos para el gobierno, de quien dijo Simón Bolívar en una carta que cita el historiador Tirado Mejía que “el señor Zea es la mayor calamidad de Colombia” porque según la misma carta, dicho señor había robado recursos que le habían prestado al país.

Las élites de poder que protagonizaron la lucha de independencia, en su mayoría eran descendientes de españoles que vinieron a América con fines de enriquecimiento, cuyos antecedentes no eran los más éticos ni morales; pues muchos de ellos habían sido delincuentes y personas de reprochable conducta, o sea que muchos dirigentes criollos habían heredado sus malos hábitos.

Todavía no se cumplía la primera década de independencia y ya las élites divididas trataron de matar al presidente, quien tuvo de escapar por una ventana. Apenas terminaba el primer quinquenio de independencia y ya se había firmado un tratado con Inglaterra entregando los mares colombianos a la navegación del país, en ese entonces, más poderoso del mundo. El pago de deuda a los ingleses con tierras y minas fue común en el medio siglo. Los historiadores llaman la “revolución del medio siglo” a la pelea interna de oligarquía que se llevó a cabo por los años cincuenta. Por los años sesentas dos terceras partes del presupuesto nacional se destinaba al pago de la deuda, muchas de ellas leoninas que habían suscrito los delegados enviados a Londres desde los años veinte. En los años sesenta la pugna condujo a la Constitución de Rionegro que luego en los años ochenta una nueva pugna la cambión a gusto de los ingleses. Al final del siglo la guerra de los mil días y en este siglo, el llamado de la violencia liberal-conservadora para terminar en la coyuntura que hoy estamos viviendo donde además de la pelea de la oligarquía, también hay guerra con grupos por fuera de las élites.

Por supuesto, durante toda la historia, también se reiteran las decisiones de entrega de los recursos naturales a los países extranjeros, los mercados a las empresas de otros países en contra de la producción nacional y el endeudamiento pagando intereses onerosos a los prestamistas extranjeros. Entonces lo que hoy están haciendo los bisnietos, nietos e hijos de los mismos que desde 1810 han hecho parte de las élites que manejan el Estado colombiano, no lo han inventado estos sino que lo han heredado de sus antepasados por lo cual no los debemos juzgar ni descalificar porque los que se hereda no se roba.