martes, 30 de abril de 2019

EL CANAL DEL EMPOBRECIMIENTO

El empobrecimiento generalizado de Colombia, que viene ocurriendo aceleradamente en el presente siglo, se siente y se percibe notoriamente, pero poco se mide en términos de las cifras que muestran la realidad económica nacional. La contabilidad económica es un buen instrumento para medir el tamaño de la lágrima, ya que aunque son cifras estimadas por el DANE con todos los sesgos que ellas tienen, las Cuentas Nacionales muestran aspectos que permiten reflexiones sobre la verdadera situación del país, más allá de los enfrentamientos políticos polarizados entre los dos dirigentes que se cargan el protagonismo.

Pero en una realidad globalizada, donde Colombia es solo un país dentro del escenario universal en el que está incrustada, gústele o no, son las interrelaciones con el resto del mundo, las mayores determinantes de las condiciones que imperan en la economía interna. La elevadísima dependencia de las fuerzas internacionales, frente a las cuales pierde autonomía, y por ello el alcance de las autoridades económicas es bastante limitado, obligan a reflexionar sobre las cifras indicadoras de esta interacción, para formarse una idea de la magnitud del problema que hoy vive el país, de la tendencia que trae y que se vislumbra hacia el futuro, para no hacerse ilusiones que más adelante van a explotar en desengaños.

Así que, más que mirar las Cuentas Nacionales, es mejor examinar la Balanza de Pagos; y de esta, la parte concerniente a las Cuenta Corriente, que es donde se refleja el movimiento del sector real de la economía y las verdaderas fuerzas que sustentan la fortaleza o debilidad económica del país.

Sin ir más lejos en las cifras, dice el informe del Banco de la República que el saldo ha sido deficitario durante los dos últimos años, acumulando una pérdida de valor que repercute en el patrimonio interno y con ello aumentando el empobrecimiento general; porque lo que se fuga del país, va a aumentar la acumulación en el extranjero y a disminuir el stock nacional. En 2017 el déficit fue de 10.296 millones de dólares y en 2018 fue de 12.661 millones de dólares, de donde se sacan dos conclusiones: por una parte que la tendencia es negativa y perjudicial para el país ya que el déficit va en aumento; y que en estos dos años, el país perdió US$ 22.957 millones que en pesos colombianos equivales a 73.5 billones de pesos. Reflexionando, en 2018 el país perdió 40.5 billones de pesos que servirían para sostener en este año 3.375.000 trabajadores con salario mensual de $ 1.000.000. O sea que ese número de trabajadores se quedaría sin ingreso de 1 millón mensual y que con una familia de 4 personas, significa el empobrecimiento de 13.500.000 personas. Y hasta aquí no hemos considerado los otros movimientos de la cuenta de capital, donde se registra otras fugas de valor.. .

Y para donde se va esa plata? La Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos no lo muestra; pero en economía existe la partida doble, de modo que, lo que está perdiendo Colombia, está enriqueciendo a otros países del mundo; y como la tendencia muestra que cada año el déficit en cuenta corriente va en aumento, el futuro de nuestra sociedad colombiana va hacia el abismo, lo que significa que se está acumulando gran magnitud de energía social en descontento y necesidad humana, que tarde o temprano reventará si no se modifican las tendencias que muestra la Balanza de Pagos, donde se registra el canal de empobrecimiento. 

lunes, 22 de abril de 2019

LA BOMBA DE LAS PENSIONES

Nuevamente el tema de las pensiones, que se ha convertido en un serio problema para el país, tanto para el gobierno como para la comunidad nacional y cuya solución es técnicamente muy fácil pero políticamente muy difícil, por cuando la solución de fondo consiste en acabar o suprimir los fondos privados de pensiones, medida que toca grandes intereses de élite y poder económico.

Pero antes de mirar la causa del gran problema es conveniente tener en cuenta que sobre el tema existen dos enfoques de política pública: por un lado está el enfoque Socialdemócrata, que es de carácter humanista y considera la jubilación como un bien público que responde a la necesidad humana de protección, que las personas requieren cuando llegan a la tercera edad y por ello el monto de la pensión está asociado las necesidades de subsistencia. Por el otro lado, está el enfoque Neoliberal, que es de carácter financierista y considera que la jubilación es el retiro paulatino de un ahorro privado que la persona realiza entregando la cuota mensual a un fondo durante su vida laboral, el cual tiene carácter de bien privado, que la persona en su vejez retira mientras se muere.

En el primer caso, el de bien público, es justo, necesario, saludable y equitativo, que la carga de sostenimiento recaiga sobre el fisco, porque justamente, para eso es el dinero de los impuestos: para cubrir los costos de los bienes públicos. En el segundo caso, como ahorro privado, no es saludable que el presupuesto nacional asuma, ni siquiera una parte, de la jubilación de las personas.

Antaño, cuando existía el Estado del Bienestar, la pensión de jubilación estaba dentro de un sistema público manejado por el Estado, mediante el cual los jóvenes pagaban la cotización y con este dinero se les otorgaba la pensión a los viejos. Cuando los jóvenes se volvían viejos y comenzaban a recibir pensión, ya había otros jóvenes que pagaban la cotización y así, se formaba un carrusel donde las contribuciones del fisco eran mínimas y no había la “bomba pensional”.

Pero con la introducción del enfoque Neoliberal, los jóvenes fueron arrebatados por los fondo privados que durante más de 20 años reciben el dinero de las cotizaciones, el cual trabajan en el mercado financiero y sacan ganancias que se las embolsillan, mientras que al Estado le dejaron los viejos, que solo cobran pensión, por lo cual le toca ir al presupuesto nacional a sacar el dinero de pagarles.

Por supuesto, la preocupación de los agentes del neoliberalismo, como Asofondos y Fedesarrollo, es la carga sobre el presupuesto, porque el fin de este modelo es bajar el gasto público para destinar el dinero de los impuestos prioritariamente a pagar el servicio de la deuda, es decir a los mismos fondos que agrupan al capitalismo rentista y le prestan plata al Estado. Por eso es el escándalo que hacen por la carga pensional, la cual se acaba el día que se aplique la solución estructural al problema, que consiste en acabar los fondos privados para que los jóvenes que cotizan regresen al Estado y suministren los flujos de dinero necesario para pagarle a los viejos, sin afectar, o muy poco, el presupuesto nacional, aplicando el enfoque humanista que considera la pensión como un bien público que responde a una necesidad humana y no como un ahorro privado o negocio de los especuladores del dinero; y de esta manera se acabaría definitivamente el eslogan terrorista neoliberal de “la bomba de las pensiones”.

martes, 16 de abril de 2019

LA HORA DEL CAMBIO GLOBAL

La gran cantidad de fenómenos de protesta social que han ocurrido durante lo que va corrido de este año 2019, no es gratuita. Es un síntoma de que se están daño campanadas de alerta a la gran crisis que pronto afectará al modelo de globalización financiera que lleva ya dominando al mundo tres décadas.

En sus orígenes por allá en los años 30 y cuando se logró instaurar en el poder de Estado por acá en los años 80, los promotores y beneficiarios del modelo creyeron que el negocio era fácil:  primero estrangular los ingresos del Estado; luego sacarlo de la olla prestándole dinero mediante la compra de papeles en el mercado de valores, para luego sí, obligar al Estado a dedicarse cobrar impuestos para pagarles a ellos, los promotores y beneficiarios del modelo, agrupados en los Fondos de Inversión. Complementariamente, a que el organismo adoptara como política macroeconómica el freno a la inflación para que sus ganancias obtenidas mediante papeles de renta fija no fueran a afectarse y de paso para completar, a que las rentas provenientes de la especulación monetaria no fueran gravadas con impuestos. Pensaron que el Estado nunca quiebra de modo que el negocio es seguro.

Hoy vemos la gran acumulación capitalista en el sector monetario y el desecamiento del aparato productivo mundial. El FMI emite conceptos desalentadores sobre el crecimiento de la economía mundial, a pesar de que la economía global se está inflando, más que creciendo, por el desbalance entre el sector real y el monetario, este último con grandes ahorros ociosos, que los tenedores, principalmente los fondos, no saben qué hacer con ellos. Por ello la tasa de interés ya está en cero en países de Norteamérica y Europa. Los excedentes son cuantiosos y la oferta monetaria sobrepasa a la demanda para inversión, porque el aparato productivo está disminuido. Estados Unidos se defiende, porque este país es quien emite los dólares, no se sabe con qué respaldo, pero con la aceptación del resto del mundo, aunque China y Rusia ya dijeron que no le jalan más; pero los europeos, van para la olla.

Les queda nuevamente, los Estados para colocar su capital. Pero la mayoría de Estados, por no decir todos, ya están quebrados. En Europa, estos organismos ya no aguantan más deuda porque sus ingresos fiscales no dan para pagar tanto. En ese continente hay mucha acumulación en manos privadas, con proliferación de magnates dedicados a sus excentricidades, a atesorar en lingotes de oro porque ya no creen en el dinero y a consumir cocaína, pero los fiscos están en la ruina porque la base tributaria está menguada, como resultado de los impactos en el sector real de la economía.

Las premoniciones de Nathan Hagens, Director del Instituto para el Estudio de la Energía y Nuestro Futuro de USA, quien lanzó hace ya varios años su tesis sobre el colapso financiero mundial, ya comenzaron a cumplirse y cuyos primeros síntomas se aprecian en las manifestaciones de protesta de la gente que, golpeada por los efectos sociales del modelo, sale a la calle a manifestar su inconformidad. Y a pesar de los quites y esfuerzos que los organismos financieros realizan para salvar el ordenamiento económico mundial, los indicadores económicos, principalmente los de la balanza de pagos, están anunciando la hora del cambio global.

martes, 9 de abril de 2019

GÉNESIS DE LA PROTESTA SOCIAL

Los uribistas neonazis, porque también existen en ese movimiento los moderados, los conservadores, los antipetristas, los neoliberales, los arribistas, los ignorantes y los paramilitares, creen y afirman que las movilizaciones de protesta son producto de la influencia desde países extranjeros o de la infiltración de grupos terroristas, como si los colombianos de las clases populares fueran borregos sin pensamiento propio, sin criterios personales, sin juicios, débiles de carácter, sin autocontrol emocional,  pero sobre todo, como si los del pueblo no sintieran en carne propia los efectos de la situación generalizada que vive el mundo hoy, como secuencia del modelo neoliberal del Capitalismo Rentista, con su fenómeno de globalización financiera, que está azotando no solo a Colombia sino a casi todos los países incluidos los europeos.

Desde los años ochenta, con la subida al poder del dúo Reagan-Thatcher, la transformación del Estado, que dejó de ser el órgano para atender las necesidades de las comunidades, se convirtió en el objeto de negocio y explotación de parte de los diversos Fondos de Inversión y sus diferentes aliados en el negocio financiero. Ahora el Estado se dedica únicamente, a bajar el Gasto Público, frenar la inflación y a pagar cumplido el servicio de la deuda, abandonando su función de atender las necesidades humanas, como lo establecieran los alemanes desde 1890 bajo el concepto de Estado Social. Complementariamente y para los mismos fines, a privatizar los bienes públicos, principalmente en inescrupulosas multinacionales que llenan sus arcas cobrando elevadas tarifas, con la complicidad de la respectiva superintendencia y por supuesto, de los neoliberales criollos, quienes se benefician con las migajas que los privatizadores les conceden. Por otro lado, a exonerar de impuestos a los capitalistas rentistas y a cobrar elevados gravámenes indirectos, como el IVA del 19 %, que golpean principalmente a los pobres. Y para acabar de rematar, a la imposición de una política macroeconómica de desempleo, que surge lógicamente como en cualquier país subdesarrollado, por efecto de la política antinflacionaria. Además, con un código de policía que le cierra todas las puertas al rebusque informal, propio de realidad del subdesarrollo.

Que se genere desigualdad, concentración del ingreso y pobreza, es la ley particular del sistema económico que funciona a través del mercado. Para eso debe estar el Estado: para que alivie los golpes del mercado y suavice los efectos sociales del sistema económico. Pero si este organismo está reducido solo a favorecer el capitalismo rentista abandonando a las clases populares, que otro camino les queda a estas? Anteriormente cuando existía el Estado del Bienestar, al menos había una Política Social que en algo amortiguaba los efectos de las leyes del mercado. Pero a ese tipo de Estado lo destruyeron las fuerzas del Capitalismo Financiero Internacional y con su ideario neoliberal, despectivamente le llaman “Populista” y le prohíben adoptar políticas centradas en la atención de las necesidades sociales, las cuales se limitan, solamente, a la entrega de subsidios a la demanda focalizando con gotero el gasto social. El dinero de los impuestos no es para atender a los pobres sino para pagar el servicio de la deuda.

Qué otra salida les queda a las clases populares que ya están ahogadas, después de tres décadas de aguante, con el esquema de los altos impuestos, altas tarifas de los servicios básicos domiciliarios, de los servicios públicos colectivos, del precio de los servicios sociales a través de la capitación, etc. etc., sin empleo y sin que el Estado adopte programas consecuentes con la realizada socioeconómica? Pues salir a protestar impulsadas por el instinto natural de conservación. Pero los neonazis pretenden que las comunidades afronten resignadas, calladas la boca y aguanten y aguanten el azote, sin decir nada, cuando la copa ya se está rebozando después de un acumulado de treinta años de avance del modelo económico con sus deletéreos efectos contra la dignidad humana y en lugar de reconocer su complicidad criolla que mete a la fuerza esas políticas, le echan la culpa a otros factores, dentro su estilo de mentir y engañar a la opinión pública, desconociendo o deliberadamente negando, la verdadera génesis de la protesta social. 

martes, 2 de abril de 2019

LA DISTORSIÓN POLÍTICA DE LA MINGA

Los fenómenos políticos de los países subdesarrollados, generalmente están determinados por los acontecimientos de las potencias mundiales, ya sea mediante influencia refleja o porque directamente intervienen a través de financiamiento o con métodos como los que hoy se inscriben en la cyberwar, donde intervienen los hackers ya sea para infiltrar escrutinios o para utilizar las redes sociales en la manipulación de conciencias y conductas electorales.

Es evidente que las élites de poder colombianas, si no se hacen protestas con manifestaciones de hecho, no atienden las necesidades y problemas de las clases populares. También es razonable  el uso de la movilización de masas para confrontar las políticas neoliberales que este gobierno, inspirado en el pensamiento neonazi, está llevando al extremo e imponiéndolas a la brava, exacerbando los ánimos y despertando el ímpetu de protesta ciudadana. Más aún, cuando el gobierno nacional desconoce que estamos en la Democracia Participativa y que en este régimen, prevalece la gobernanza basada en el diálogo y concertación, por encima los procedimientos coactivos. Pero no es procedente que dichas expresiones de movilización se alejen de los verdaderos requerimientos de un movimiento político, cuyo enemigo no es la propia sociedad colombiana, sino el modelo de la globalización financiera que está deteriorando las condiciones de vida, no solo de los colombianos, sino de casi todos los países del mundo, incluidos los europeos.

Se está desperdiciando la oportunidad de ser la vanguardia política de una propuesta anti-neoliberal, que aglutine y cohesiones a todas las clases populares y a los empresarios nacionalistas, que también son golpeados por el modelo, por dedicarse a las peticiones de intereses egocéntricos y economicistas, donde se pide solo para ellos, en gran medida desconociendo la dialéctica de la historia. Es como si el Papa reclamara los territorios italianos que antaño fueron de los Estados Pontificios. Ni la dialéctica marxista ni la hegeliana echan reversa. Una postura política que en lugar de unir y cohesionar a toda la sociedad en torno a un proyecto con bases socialdemócratas similares a las que contiene en el papel, sólo en el papel, la plataforma ideológica y los documentos programáticos del Partido Liberal, totalmente opuestos a las posturas neoliberales del Capitalismo Rentista, lo que hace es resquebrajar más la unidad social, inclusive en zonas diferentes a Popayán, que es donde la comunidad está más afectada y que carece de liderazgo social y político. La dirección correcta unifica en lugar de dividir.

Lo que Colombia necesita es un proyecto político de gran escala liderado por las comunidades étnicas, al estilo de Bolivia, que confronte el modelo neoliberal global patrocinado por los Fondos de Inversión con la complicidad de los neoliberales criollos, y que siembre las condiciones para modificar la conducta electoral de las bases, de modo que se pueda sustituir, el día de las elecciones, a quienes hoy son los autores de las leyes que imponen los procesos institucionales y los métodos de gestión pública orientados sólo a la disminución del gasto público, el freno a la inflación y al pago cumplido del servicio de la deuda, dejando abandonada la solución de los problemas y necesidades sociales. Pero los líderes de la protesta se obstinan en pedir solo para sus comunidades, sin considerar la realidad política del mundo y sus efectos en el sistema político nacional, con lo cual lo que hacen es empotrar con más fuerza el dominio neoliberal en lo que constituye la distorsión política de la Minga.