Nuevamente
el tema de las pensiones, que se ha convertido en un serio problema para el
país, tanto para el gobierno como para la comunidad nacional y cuya solución es
técnicamente muy fácil pero políticamente muy difícil, por cuando la solución
de fondo consiste en acabar o suprimir los fondos privados de pensiones, medida
que toca grandes intereses de élite y poder económico.
Pero
antes de mirar la causa del gran problema es conveniente tener en cuenta que sobre
el tema existen dos enfoques de política pública: por un lado está el enfoque
Socialdemócrata, que es de carácter humanista y considera la jubilación como un
bien público que responde a la necesidad humana de protección, que las personas
requieren cuando llegan a la tercera edad y por ello el monto de la pensión
está asociado las necesidades de subsistencia. Por el otro lado, está el
enfoque Neoliberal, que es de carácter financierista y considera que la
jubilación es el retiro paulatino de un ahorro privado que la persona realiza
entregando la cuota mensual a un fondo durante su vida laboral, el cual tiene
carácter de bien privado, que la persona en su vejez retira mientras se muere.
En
el primer caso, el de bien público, es justo, necesario, saludable y
equitativo, que la carga de sostenimiento recaiga sobre el fisco, porque
justamente, para eso es el dinero de los impuestos: para cubrir los costos de
los bienes públicos. En el segundo caso, como ahorro privado, no es saludable
que el presupuesto nacional asuma, ni siquiera una parte, de la jubilación de
las personas.
Antaño,
cuando existía el Estado del Bienestar, la pensión de jubilación estaba dentro
de un sistema público manejado por el Estado, mediante el cual los jóvenes
pagaban la cotización y con este dinero se les otorgaba la pensión a los
viejos. Cuando los jóvenes se volvían viejos y comenzaban a recibir pensión, ya
había otros jóvenes que pagaban la cotización y así, se formaba un carrusel
donde las contribuciones del fisco eran mínimas y no había la “bomba pensional”.
Pero
con la introducción del enfoque Neoliberal, los jóvenes fueron arrebatados por
los fondo privados que durante más de 20 años reciben el dinero de las
cotizaciones, el cual trabajan en el mercado financiero y sacan ganancias que
se las embolsillan, mientras que al Estado le dejaron los viejos, que solo
cobran pensión, por lo cual le toca ir al presupuesto nacional a sacar el
dinero de pagarles.
Por
supuesto, la preocupación de los agentes del neoliberalismo, como Asofondos y
Fedesarrollo, es la carga sobre el presupuesto, porque el fin de este modelo es
bajar el gasto público para destinar el dinero de los impuestos
prioritariamente a pagar el servicio de la deuda, es decir a los mismos fondos
que agrupan al capitalismo rentista y le prestan plata al Estado. Por eso es el
escándalo que hacen por la carga pensional, la cual se acaba el día que se
aplique la solución estructural al problema, que consiste en acabar los fondos
privados para que los jóvenes que cotizan regresen al Estado y suministren los
flujos de dinero necesario para pagarle a los viejos, sin afectar, o muy poco,
el presupuesto nacional, aplicando el enfoque humanista que considera la
pensión como un bien público que responde a una necesidad humana y no como un ahorro
privado o negocio de los especuladores del dinero; y de esta manera se acabaría
definitivamente el eslogan terrorista neoliberal de “la bomba de las pensiones”.
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