miércoles, 2 de noviembre de 2016

BAJO IMPACTO DE LAS REGALIAS

En estos días estuvo por acá por esta región el hijo de Gaviria, delfín quien hoy ocupa el cargo de Director del DNP, y de sus intervenciones en público se deduce que hay preocupación en ese organismo por los resultados que hasta hoy se han dado en la ejecución territorial de los recursos del sistema de regalías. Se esperaba que cuando se cambió el sistema, con reforma constitucional y todo, dichos recursos contribuyeran sustancialmente al desarrollo territorial en zonas donde el antiguo sistema no había tenido una presencia relevante; pero según las palabras del funcionario, los logros obtenidos causan más preocupaciones que satisfacciones.

Ya antes habíamos señalado las deficiencias en materia de gestión de proyectos que existe en Colombia, lo que ha afectado la ejecución de estos dineros; pero además de la débil gestión, que se manifiesta en todos los campos de la administración pública, hay otros factores que repercuten en los resultados del sistema de regalías. Se esperaba que, con la nueva asignación territorial de los dineros, los departamentos contaran con fuentes adecuadas para financiar inversiones de desarrollo; pero lo que hasta hoy se ha visto es que el, todavía nuevo, sistema de regalías se ha convertido en la piñata de la fiesta de los políticos locales. No se han favorecido las regiones sino los políticos, quienes han convertido estos fondos en su fuente de nutrición electorera y, según las investigaciones que avanzan en los organismos de control, también en mecanismo para alimentar sus finanzas personales con procedimientos corruptos. Las quejas contra los gobernadores no se han hecho esperar, mientras las comunidades siguen afrontando serias necesidades; y muchas expectativas sobre el desarrollo aún se mantienen carentes de respuestas pertinentes.

A pesar de que en la normatividad legal se introdujeron los instrumentos para asignar recursos con criterios técnico y aunque introdujeron el centralista filtro del DNP, las aberraciones de los gobernadores han sido superiores que los controles normativos y cuantiosos recursos se han asignado a proyectos de bajo impacto territorial; otras sumas, estando aprobadas, no se han ejecutado; varios proyectos han sido elefantes blancos y otros muestran su tendencia al fracaso apenas comenzando su operación. El balance positivo es porcentualmente bajo respecto a la cuantía de las cifras asignadas.


Con todo esto, la consecuencia es el fortalecimiento del centralismo bogotano, que está destruyendo a Colombia, y que con el caso de las regalías refuerza el argumento de que a las administraciones territoriales no se les puede dar funciones y competencias porque son inmaduras y por ello son ineficientes e ineficaces, sin tener en cuenta que el mal que adolecen las regiones es la voracidad de los politiqueros que con sus artimañas electoreras se hacen elegir en los cargos de decisión y por supuesto, la existencia de una cultura política que sostiene el mecanismos por su inapropiada partición en política, razón por la cual  continuaremos por mucho tiempo viendo el bajo impacto de las regalías.

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