miércoles, 19 de octubre de 2016

SALDO DE LA PRIVATIZACIÓN DE LO PÚBLICO

El caso de la privatización de la recolección y disposición final de los residuos sólidos nos recuerda el proceso de las privatizaciones de los bienes y servicios públicos en general, donde los inversionistas privados por su avaricia y agallas, ven solamente las bondades de los negocios, pero no consideran las dificultades que de ellos se derivan. Ven que la inelasticidad precio de la demanda es una oportunidad de mercado que les produce ventajas por la ausencia de estrategias de promoción y penetración y también ven la conveniencia en la intervención del Estado que con sentido de cómplice autoriza tarifas lesivas para los consumidores, pero ventajosas para los inversionistas, de modo que el pago de soborno a los concejales para que les aprueben sus contratos puede ser compensado con creces.

Pero lo que no ven los agalludos y también corruptos empresarios, es que manejar con criterios empresariales privados los bienes y servicios públicos, tiene otras implicaciones consecuenciales del carácter de lo público y su relación con la ley natural, que crea exigencias particulares en el marketing y el enfoque gerencial. No solo por ser servicios sino por ser públicos las estrategias de marketing se alejan sustancialmente de las conocidas en los bienes privados y el tipo de gerencia también, por el carácter multiorganizacional de lo público que crea un conjunto complejo de stakeholders cuyo manejo obliga a adoptar mecanismos desconocidos en la administración privada. Entonces, cuando ya están montados en el potro, ven que el amansamiento no es tan sencillo y que la administración de los bienes públicos va más allá de la simple rentabilidad de las empresas que casi siempre andan en coche por la alcahuetería del gobierno que les entregó el objeto de negocio.


Pero para el gobierno la situación no es tan dulce y tierna. Los efectos son asunto complicado para la agenda gubernamental, como se está apreciando en Popayán con el tema de las basuras, cuyo manejo inadecuado está generando consecuencias ambientales urbanas que afectan el paisaje y la salubridad, además de los problemas de gobernanza con las comunidades rurales del occidente del municipio y todos los demás impactos económicos, sociales y ambientales que del fenómeno se desprenden, los cuales no enfrenta la empresa privada, que se limita simplemente a cumplir la minuta del contrato suscrito, que por lo general es perjudicial para el Estado y las comunidades y de beneficio para los privados. La costumbre es que quienes recibieron el dinero del soborno sacan el cuerpo al problema y quienes heredan los chicharrones se ven frente a complejas situaciones de gobierno inherentes al modelo neoliberal que rige a Colombia y que después de un tercio de siglo muestra lamentables consecuencias sociales como saldo de la privatización de lo público. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario