De la lectura
del punto 1 del acuerdo de La Habana, que trata de la reforma rural integral,
se deduce que la planificación será el eje central en la ejecución de los
compromisos, lo cual tiene serias implicaciones tanto para el DNP que deberá
modificar su actitud centralista y vertical, como para las comunidades locales
que deben aportar su cuota para el éxito del acuerdo negociado.
Una lectura
rápida del texto del acuerdo nos muestra que solo en el punto 1 se debe realizar
veinte ejercicios de planificación. Los planes son: de adjudicación gratuita y
de subsidio integral (1.1.3), los programas de desarrollo agrario integral con
enfoque territorial (PDET) (1.1.4), el de formalización masiva de la propiedad
rural (1.1.5), el de los usos del suelo rural y ordenamiento del territorio
(1.1.8), de zonificación ambiental (1.1.10), de acción para la transformación
regional (1.2.3), para la reforma rural integral (1.3), de vías terciarias
(1.3.1.1), de riego y drenaje para la economía campesina (1.3.1.2), de electrificación
rural (1.3.1.3), de conectividad rural (1.3.1.3), de salud rural (1.3.2.1), especial
de educación rural (1.3.2.2), de construcción y mejoramiento de vivienda social
rural (1.3.2.3), de fomento a la economía solidaria y cooperativa rural
(1.3.3.1), de asistencia integral técnica y tecnológica (1.3.3.2), para apoyar
y consolidar la generación de ingresos de la economía campesina (1.3.3.3), para
la promoción de la comercialización de la producción de la economía campesina
(1.3.3.4), el plan progresivo de protección social (1.3.3.5) y los departamentales
y locales para la alimentación y nutrición (1.3.4). Dos decenas si están bien
contados.
Hasta ahí
todo es lógico y nada nuevo. Pero para el efecto, el mismo acuerdo es
reiterativo en que estos productos de planificación deben ser participativos y
con alta capacidad de decisión de los actores locales, lo cual significa que se
trata del enfoque estratégico de la planificación y que se requiere de la
organización social apropiada para el efecto. Si no hay una organización de
base con alta capacidad operativa, técnica y organizativa, el cumplimiento de
los acuerdos, pero sobre todo los beneficios que su contenido traen, serán muy
difíciles de alcanzar o el acuerdo quedará en las garras del DNP o los
politiqueros tradicionales.
Por lo tanto
es necesario comenzar cuanto antes la creación, los ajustes o el
fortalecimiento de las organización social adecuada a los fines del acuerdo,
sobre todo en regiones que serán priorizadas para iniciar pronto, priorización
esta que se hará con base en los criterios del punto 1.2.2 que se refiere a:
zonas con mayor pobreza, las más afectadas por el conflicto, las que tienen
debilidad institucional y las que poseen cultivos de uso ilícito, todos estos criterios
que se cumplen plenamente en el territorio del Cauca, donde parece que la
organización existente en la mayor parte de la región no es la más apropiada,
por lo cual se necesita una nueva organización social con un nuevo liderazgo,
para poder ver los resultados esperados de la planificación en el punto de la
reforma rural.
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