Otro de los argumentos que han venido exponiendo los
opositores de Santos es que, dicen, que el gobierno ha permitido el aumento de
la superficie sembrada en cultivos de uso ilícito por la eliminación de las
fumigaciones con químicos nocivos para la salud, disque para favorecer a las
Farc, pero no contemplan la parte curiosa del fenómeno, que es la relación de
esta actividad con las políticas macroeconómicas y los aspectos de la economía
global.
Desde cuándo por presión de las fuerzas de poder
económico mundial, le quitaron la autoridad monetaria al gobierno y
concentraron las facultades de la política monetaria en el Banco de la
República, descentralizado y autónomo, esta política hay sido un permanente
torbellino de enredos y fracasos en contra de las necesidades del país, pero
claro, en favor de los intereses del capitalismo financiero internacional.
Igualmente ha ocurrido con la política cambiaria, que también arrebataron al
gobierno por presión de las mismas fuerzas y la colocaron en el vaivén del
mercado.
Con todo eso, dos factores de origen económico
mundial, se meten en las entrañas de las zonas de economía campesina: por un
lado, el aumento excesivo del consumo de drogas por parte de una clase social con
elevada capacidad de pago que se nutre de los ingresos de capitalismo rentista
en Europa y Norteamérica y por otro lado, la devaluación del peso que favorece
los precios internos y las ganancias del narcotráfico. Los traficantes
internacionales pagan en dólares lo cual significa un aumento elevado de los
ingresos en pesos, que alcanza para cubrir todos los gastos en sobornos y
justifica todos los riesgos de la operación, jalonando la producción agrícola.
Hoy, con fumigación o sin ella, de todos modos la superficie sembrada se
hubiera incrementado por motivos originados en las políticas macroeconómicas.
Adicionalmente, una política monetaria supuestamente
antiinflacionaria de aumento de la tasa de interés, atrae dólares del exterior
que ya estando acá adentro, además de comprar papeles con renta superior a la
de los países extranjeros, cualquier otro rumbo de inversión puede tomas como
la de financiar operaciones de comercio de todo tipo de mercancías, como ocurre
también con el oro, que tiene altos precios en esos países desarrollados, donde
existe tanto ahorro, que no tiene en qué colocarse convirtiendo el otro en
objeto de atesoramiento.
Pero
le toca a Santo pagar los platos rotos. La fuerza uribista que últimamente ha
desplegado toda su maquinaria perversa de calumnias, mentiras y distorsiones de
la verdad, lanza sus embates imputando los hechos al gobierno, como si este
tuviera tanta fuerza para superar la potencia del mercado internacional, haciéndole
creer a la opinión pública que por favorecer a la guerrilla se ha generado la
alarma sobre los cultivos ilegales.
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