miércoles, 27 de julio de 2016

LA ENSEÑANZA DE LA MECHITA

El domingo pasado estuvo en Popayán el América de Cali, cariñosamente conocido como “La Mechita”, uno de los más grandes equipos del fútbol suramericano, que desde hace más un lustro tiene sufriendo a su hinchada porque no ha podido regresar a la categoría A del torneo rentado, pero que mantiene muy contentos a los demás clubes de esa categoría porque la presentación del equipo en las diferentes plazas, asegura un taquillón que conviene a las finanzas de los equipos locales; o también, como el caso de Popayán, porque evidencia y reitera un gran problema que afronta la ciudad en materia de escenarios deportivos. Digo un gran problema y seguramente muchos dirán que aquí existen otros problemas más graves, porque en materia social,  Popayán afronta innumerables problemas. Pero nos referimos a este que, aunque no es vital, si es parte de uno de los renglones de la calidad de vida que poca importancia se le concede aunque hoy en la salud pública, el campo mental y sicológico ocupa puesto de relevancia. Una de las necesidades sociales es la recreación, que en caso del fútbol, además se relaciona con otros aspectos emocionales que hacen parte de la vida espiritual y las necesidades inmateriales del organismo humano, como la identidad y la pertenencia por el terruño, además de la satisfacción de aspiraciones que amortiguan  deficiencias en las condiciones de vida. Por eso en muchos casos se dice que el equipo de su preferencia es una pasión.

El domingo pasado se vio con claridad que cuando se presentan espectáculos dignos de la afición local, la gente acude con placer. Al vetusto Ciro López no le cabía un alfiler, mientras que muchos aficionados no pudieron asistir por la limitación de los cupos. Popayán necesita un estadio con capacidad, por lo menos, de doce mil espectadores.

En muchas ciudades de Colombia, aun no siendo capitales de departamento, el gobierno nacional ha financiado la construcción de estadio, como resultado de gestiones hechas en Bogotá por la dirigencia local; de modo que si queremos tener un estadio, lo primero es contar aquí con el liderazgo suficiente para hacer la presión ante la autoridad nacional competente.

Pero tramitar una petición en la capital, para que sea efectiva, no basta con mandar misivas o hacer visitas a los ministros. Se requiere formular proyectos con todo el rigor de la técnica respectiva y brindar el aporte de contrapartida local que siempre exigen. Suministrar el lote de terreno con localización apropiada y demás requisitos jurídicos, técnicos y urbanísticos; hacer los estudios y formular el proyecto cumpliendo todos los requerimientos de forma y contenido; y después sí, buscar un padrino que haga cabildeo ante los, por lo general, ineptos burócratas que toman las decisiones en el alto gobierno.

Cada que venga un equipo grande a Popayán o cuando la ciudad tenga como local una escuadra altamente competitiva, se va a presentar nuevamente el caso y se recordará cada vez que el domingo pasado por la evidencia de la necesidad, más que por el fútbol que se vio, tuvimos la enseñanza de la mechita.

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