martes, 12 de julio de 2016

LA PERTINENCIA DE SERPA

A propósito de los veinticinco años de la Constitución del 91, cuando ha transcurrido tiempo suficiente para verificar los resultados buenos o malos de la misma, el político Horacio Serpa propone la realización de una Asamblea Nacional Constituyente para introducir las modificaciones que permitan corregir aspectos relacionados con la gran problemática que hoy ahoga a Colombia.  No se trata de volver a cambiar el tipo de Estado lo cual no es posible porque el actual está blindado, sino realizar modificaciones puntuales a casos concretos que hoy están haciendo daño al país.

El principal argumento de Serpa es que por la vía del Congreso no es posible hacer las modificaciones, lo cual es totalmente cierto. Todos sabemos que los congresistas no actúan motivados por el bien general y las conveniencias del país, sino por sus intereses personales de modo que no cambiarán las situaciones que les proporcionan beneficios a ellos, aunque estén deteriorando la vida social colombiana. Por ello, según Serpa, es necesario hacer la Constituyente.

Cuatro son los puntos que señala el viejo político: la reforma a la justicia que, como ya se sabe públicamente, hoy está en manos de delincuentes; la reforma al régimen político que, también se sabe públicamente, hoy está en manos de delincuentes y gira en torno a la ineptitud, la corrupción y el clientelismo; la reforma al régimen territorial que, igualmente se sabe, hoy está en manos de mafias locales sobre todo de contratistas y sumergido en el más aberrante centralismo bogotano que se carcome la iniciativa y autonomía territorial; y un último punto que, también la opinión pública conoce, dijo Serpa en una cadena radial “hay que hacer una revisión profunda del modelo económico”, cosa que, si bien es cierto constituye el epicentro de las calamidades, es el más difícil y con seguridad el punto que le imprime la inviabilidad de la propuesta; pues las fuerzas de poder económico mundial son muy fuertes y se opondrán con la seguridad de que estas fuerzas siempre triunfan. A estos puntos habría que agregarle el cambio total del Capítulo 2 del Título XII, que como lo hemos visto en este cuarto de siglo, para lo único que ha servido es para degenerar la teoría y la técnica de la planificación.


En los últimos años sólo habíamos visto a Serpa empeñado en colocar a su hijo en la cumbre de la oligarquía colombiana y en eso había concentrado su praxis política; pero no podemos desconocer la sensatez de su propuesta, tanto porque los temas expuestos son ciertos, como por el argumento de que el Congreso no hará los cambios que la nación necesita y que son urgentes, por lo que la fecha que propone, dentro de dos años o más, no es conveniente; pero hay que entender que el momento actual con el tema de los acuerdos de la Habana y el plebiscito que busca el gobierno, no es apropiado, aunque no por eso se puede desconocer en esa propuesta la pertinencia de Serpa. 

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