jueves, 24 de febrero de 2011

EL TRASFONDO DE LAS PENSIONES

De las cosas más públicas entre todo lo público son las pensiones. Las normas jurídicas dicen que lo público es lo de interés general, que es así, porque nos compete a todos; y si hay algo que nos compete a todos es la vejez; pues para allá vamos todos.

En la época del Capitalismo Empresarial cuando teníamos el Estado Formal de Derecho, el mecanismo mal o bien funcionó durante muchos años sin mayores traumatismos: mediante el régimen de prima media, los jóvenes pagaban la cotización y con este mismo dinero, se les cancelaba la pensión a los viejos. Cuando los primeros se volvían viejos y entraban a recibir pensión, nuevos jóvenes llegaban a pagar y así sucesivamente. Pero cuando llegó el Capitalismo Rentista con su aliado el Estado Social Neoliberal de 1991, el Estado dejó de ser el monopolista en el manejo de lo público. Lo público se privatizó y con ello se privatizaron las pensiones. Las agallas y voracidad del capitalismo financiero vieron en los fondos de pensiones un buen negocio y con la complicidad del Gobierno, se llevaron a los jóvenes para recaudar de ellos, de los jóvenes, el dinero de los aportes, el cual colocan en el mercado de capitales con fines de especulación monetaria y logro de altas utilidades. Mientras tanto, le dejaron los viejos y el sistema de prima media al Estado, quien debe pagar las pensiones, pero no cuenta con los ingresos de los cotizantes jóvenes.

El resultado era previsible y absolutamente perverso. Para poder pagar las pensiones a los viejos sin el ingreso que aportan los jóvenes, la carga pensional recae sobre el presupuesto nacional. Este año, el peso contra el fisco asciende a los 24 billones de pesos, lo cual no es censurable porque para eso, para pagar los costos de lo público, es el dinero de los impuestos de los colombianos que este año se aproxima a los 75 billones de pesos. Pero al capitalismo financiero internacional, debidamente protegido por el FMI, el Banco Mundial y el BID, le preocupa que se ponga el riesgo el pago del servicio de la deuda, o sea el negocio de los especuladores internacionales del dinero y los agiotistas del mundo, por lo cual presiona al gobierno, para que se baje la presión de las pensiones contra el presupuesto nacional.

Lo natural y socialmente lógico es que los jóvenes regresen al sistema de prima media y que coticen al Estado para que este nuevamente tenga flujo de fondos con qué pagar las pensiones; pero los neoliberales que manejan este país proponen que se suba la edad de jubilación, como si fuera fácil conseguir trabajo después de 60 años, para no poner en riesgo el servicio de la deuda en el futuro y no se le afecte el negocio a los fondos privados de pensiones, que simplemente acumulan durante toda la vida laboral la misma suma que, cuando sus afiliado están viejos, reciben como pensión. No es ninguna pensión; es su propio ahorro que durante 20 años han entregado para que los fondos privados se llenen los bolsillos, engañando así a toda la comunidad que no conoce la realidad en el trasfondo de las pensiones.

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