martes, 28 de julio de 2020

COLOMBIA FEDERAL

Hace pocos días, el gobernador de Magdalena habló sobre la conveniencia de transformar a Colombia en un Estado Federal, lo cual fue apoyado por otros gobernadores; algo así como lo que se hizo en 1863 cuando el caso de Estados Unidos de Colombia, pero por supuesto distinto, para la realidad de hoy. Los gobernantes territoriales sienten en carne propia los golpes del centralismo bogotano y por ello son autoridad para opinar sobre esta materia.

Es claro que el exagerado centralismo bogotano que hoy existe, le está haciendo mucho daño al país, ya que, a pesar de que desde 1987 se viene hablando de descentralización, la realidad es totalmente contraria al discurso que fue presentado en aquella época y que se acentuó en 1991. Cada día las acciones del gobierno nacional son más centralistas, con casos, inclusive, de atropellar la norma constitucional sobre autonomía de las entidades territoriales, en un momento histórico donde se habla de democracia participativa, desarrollo endógeno, enfoque territorial y otros temas institucionales, que no son posibles en un ordenamiento centralista como el de hoy. Los mecanismos que utiliza la Nación son camuflados para no enfrentar abiertamente las normas jurídicas, pero eficaces por las condiciones prácticas que imponen a las entidades territoriales, donde el chantaje se evidencia sin mayor esfuerzo deductivo. Tal vez, si las cualidades del nivel nacional fueran diferentes a las existentes hoy, probablemente el daño que el centralismo bogotano hace al país fuera inferior y las regiones pudieran salir adelante a pesar de dicho esquema institucional; pero los efectos del régimen político, la ineptitud de la mayoría de funcionarios, los mecanismos burocráticos y la subordinación a los intereses internacionales, entre otros factores, no permiten que con las formulas centralistas se logre cambiar la triste realidad que viven los territorios.

Pero surgen también interrogantes sobre las bondades de la federalización y sobre todo, de la pertinencia de esta fórmula para la realidad colombiana, que encierra aspectos geográficos, culturales y socioeconómicos diversos, los cuales se afectan substancialmente por las condiciones del sistema político, con una cultura política que ya ha demostrado ser inapropiada para responder a los verdaderos requerimientos de las comunidades. Temas importantes como el financiamiento del Estado, el peso de las élites de poder regional que hoy han sido cuestionadas por razones de ética pública, motivación y dinámica de las comunidades locales, entre otras cosas, serán aspectos apropiados para una federalización??.

Igualmente, si se examina la pertinencia, no se aprecia mucha claridad, debido a que ésta debe considerar las causas del problema, donde se evidencia que no es por falta de federalismo que se viven los problemas actuales, sino por falta de la voluntad política para realizar una verdadera descentralización. Hoy existen las normas, aunque en la realidad no se aplican debidamente, para permitir la descentralización administrativa, pero no existe descentralización política, lo que conlleva a la incapacidad para tomar decisiones por parte de los órganos territoriales. Descentralización política significa el empoderamiento de las comunidades locales y la dotación de herramientas para diseñar y construir su propio futuro, lo cual no existe. Las políticas públicas son impuestas por el nivel nacional con enfoque de arriba hacia abajo (top down) y las herramientas de decisión están concentradas en el nivel nacional. Los hechos de los últimos treinta años muestran que la descentralización administrativa no tiene eficacia, si no se acompaña con la descentralización política, para lo cual las organizaciones sociales y el concejo municipal, deben tener mayor capacidad de regir su propio destino.

Más que federalización, que puede ser un remedio peor que la enfermedad, lo que Colombia necesita es descentralización política y ordenamiento territorial, entendido este, no como lo señalan las leyes 388 de 1997 y la 1454 de 2011, sino como la construcción colectiva de territorio por parte de los mismos actores regionales, lo cual, con seguridad, es más eficaz que tener una Colombia Federal

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