Desde
comienzos de este siglo y especialmente durante el último decenio, los expertos
en temas educativos han venido exponiendo la necesidad de ajustes en el
ordenamiento institucional de la universidad, como respuesta pragmática a los
cambios de la realidad mundial que ocurre desde finales del siglo anterior. Y
eso que no se sabía sobre la aparición de la pandemia del covid-19, que ahora
ya hace parte de la realidad histórica del mundo y como tal, es otro factor que
incide en la operación de las instituciones. Ya con este fenómeno, los retos
para la universidad son aún mayores que los contemplados por los analistas
durante los diez años anteriores.
Algunos
aspectos que han considerado los observadores destacan varios temas como el
caso de la métrica de los procesos educativos, que es una de las aberraciones
más grandes en la universidad colombiana, donde a los estudiantes no se les
evalúa su formación profesional, sino que se les califica cuantitativamente sus
conocimientos, generando una distracción sobre la verdadera formación y
esclavizando al estudiante a sacar una nota para aprobar las asignaturas, más
que a internalizar los patrones mentales de la formación profesional.
También
consideran los analistas, que el enfoque especializado debe superarse, para
utilizar un enfoque holístico, que implica programas interdisciplinarios y
articulación entre varias facultades para formar profesionales más integrales,
lo cual conlleva una estructura administrativa diferente a la actual, sobre
todo para los fines académicos.
Destacan
también los estudios sobre el tema, que hacia el futuro inmediato, se debe
disminuir la carga de clases en aula de carácter magistral, para aumentar el
peso de los ejercicios prácticos, lo cual significa que se debe revisar la
norma sobre perdida de la materia por faltas; pues la asistencia al aula ya no
debe considerarse como requisito obligatorio. Y por supuesto, los espacios de
aula en cuanto a su composición arquitectónica e instalaciones, debe ser
diferente para facilitar las interacciones de los estudiantes y los métodos
colaborativos que son necesarios para una formación profesional diferente.
Ocupa
especial importancia en los artículos de los expertos, el tema de la
creatividad con fines de innovación, por lo cual el viejo sistema de
transmisión de conocimientos de forma unilateral donde el profesor suministra
información al estudiante, en su mayoría sacada de libros escritos por autores
extranjeros que el maestro ha leído, pasa
a segundo lugar y ahora la producción intelectual del estudiante, seguramente
con base en las mismas realidades regionales y locales, pasa a ocupar lugar de
privilegio, adaptándose de mejor manera, a la misión del aparato universitario
en el seno de la sociedad.
Y uno de
los planteamientos más interesantes entre los muchos expuestos, es el que se
refiere a los recursos educativos abiertos, que significa no limitar los
programas al uso de textos preestablecidos, sino a combinar acciones por fuera
del aula sobre fuentes de conocimiento diversas donde el uso del internet toma
una posición relevante.
Son
muchas más las consideraciones que hoy se hacen sobre la educación superior,
que retan a la institución a desanquilosarse y actuar con flexibilidad,
respondiendo a los retos que impone el covid-19, junto con todos los demás
fenómenos que en presente siglo se han introducido en la historia, para avanzar
en la adecuada construcción de la nueva universidad.
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