martes, 29 de enero de 2019

EL SILENCIO DEL PARTIDO LIBERAL

A pesar de que en el primer mes del año ocurrieron hecho trascendentales como el caso de Odebrecht, el asesinato de líderes sociales, el conflicto universitario, entre otros, la gran prensa bogotana le otorgó mayor relevancia a dos casos que también son muy importantes, por su incidencia en la política exterior y las relaciones internacionales: La negociación con el grupo guerrillero ELN y la situación de Venezuela que, aunque no es un asunto que compete a los colombianos, el gobierno nacional lo ha incorporado a la agenda gubernamental ocupando porcentaje significativo en las labores del gobierno; y la gran prensa bogotana le ha concedido la mayor trascendencia, porque se pueden utilizar para distraer el pensamiento público y desviar la atención sobre los temas que comprometen a las élites del poder nacional.

Por supuesto, sobre estos dos temas han llovido opiniones de todos los lados, con posturas encontradas, propias del ambiente de pugnacidad que de manera antagónica ha venido inundando la opinión pública desde hace más de una año. Sin embargo, los debates propiamente políticos protagonizados por los actores que están obligados a intervenir como son los partidos políticos, han estado más bien escasos. Comprensible en los partidos que andan detrás de la mermelada de Duque; y los llamados movimientos de oposición, no cuentan con los altavoces de la gran prensa, que hoy está en manos de los grupos económicos de Santodomingo, Sarmiento, Ardilla y el ultraderechista grupo Prisa de España, apartándose de la función pública de los medios de comunicación que, aunque estén privatizados, su rol en el contexto social debe enmarcarse en la libertad de expresión, la objetividad y la verdad ante todo.

Pero el que causa más notoriedad y sorpresa es el Partido Liberal. Por ahí, algunas voces aisladas de dirigentes sensatos, se han pronunciado; pero la contundencia y la fortaleza de su postura y sus declaraciones como otras veces lo había hecho, han estado bastante ausentes. Por supuesto, no causa extrañeza la actitud timorata de este Partido, al tenor de sus costumbres desde que se dejó obnubilar por la corriente neoliberal que lo tiene hipnotizado.

Sin embargo, hay que recordarle a los dirigentes del Partido Liberal que tienen un compromiso político y una obligación jurídica derivada de la Resolución 2895 de octubre de 2011 expedida por la Dirección Nacional y que tiene peso legal con base en la Ley 1474 del mismo año 2011. Según esta Resolución, sobre el caso del ELN el Partido debe comprometerse “a buscar la solución de los conflictos existentes en el seno de la sociedad colombiana, incluyendo los armados, por medio de la deliberación, la concertación y la negociación política, entendiendo estos procesos como el desarrollo de una función de Estado que debe materializarse en formas económicas, políticas y sociales que hagan posible la reconciliación”. Por lo tanto, este partido debe debatir con el gobierno sobre la ruptura de los diálogos de paz, tal como reza el Punto 6 de la Declaración Ideológica de los Estatutos, que tienen fuerza de ley. Y sobre el caso de Venezuela, es obligación del Partido Liberal, debatir con el gobierno para que se respete la autodeterminación de los pueblos, tal como se consigna en el Punto 14 de la misma declaración que dice “El Partido Liberal Colombiano promoverá, en el marco de las relaciones internacionales, la integración regional, el respeto por la autodeterminación de los pueblos, la no intervención y la prevalencia de la justicia social sobre los intereses particulares.

Siendo así, los liberales de convicción, quienes están comprometidos con esa plataforma ideológica y la postura socialdemócrata que encierra, tienen la obligación de ejercer presión ante la dirigencia nacional, para que frente a la trascendencia de estos dos temas, no se siga presentando el silencio del Partido Liberal.

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