martes, 8 de agosto de 2017

"IRRESPONSABILIDAD CON UNAS COMUNIDADES"

A raíz del informe de la ONU sobre extensión de los cultivos de uso ilícito en Colombia, el Gobierno Nacional ha salido desesperado y torpemente, como siempre lo hacen los funcionarios nacionales, a tratar de sustituir esos cultivos por otros que no le causen vergüenza internacional, pero utilizando métodos improvisados y ligeros para lograr ahora el cambio en el uso del suelo, pero de manera transitoria mientras las fotografías del satélite modifican la estadística, y que después de una año volverán a la misma actividad, cuando los informes ya le pertenezcan al próximo gobierno. Si les dan un dinero a los campesinos por la erradicación de un cultivo, estos, ni cortos ni perezosos, lo reciben, erradican, siembran otra cosa y al poco tiempo regresan a la producción tradicional. Pues no es así, de esa manera reactiva como se logrará la sustitución de los cultivos no deseados, que obedecen a causas estructurales y a factores que históricamente han hecho parte de la complejidad rural.

El episodio ocurrido en el municipio de Cajibío, que narra el columnista Nelson Paz en el artículo publicado en este diario el domingo pasado, es una muestra clara de lo que está ocurriendo en todas partes y del que el ex contralor Paz Anaya es testigo.  Y como Paz lo señala, así no es. Dice que “Los acuerdos de sustitución de cultivos, tal como se pretenden hacer, no son más que un engaño, el compromiso de acabar los cultivos de coca, se sabe, no se puede por estos improvisados acuerdos, porque hay unas realidades sociales, una población que hace años sobrevive de estos recursos y no se puede olvidar…”, a lo que yo le complemento, que este proceso debe ser en el marco de una estrategia integral de desarrollo rural donde el tema de comercialización de los productos sustitutos ocupa lugar prevalente.

La solución estructural al problema de comercialización en las zonas de economía campesina es el mismo de hace treinta años, la misma que ACOABASTOS le presentó personalmente a Germán Vargas Lleras cuando este era el secretario privado del ministro de Agricultura y que el gobierno nacional pasó por alto. Contiene un modelo de análisis, como cualquier propuesta seria, y recomendaciones en materia de infraestructura y superestructura para llenar los vacíos y corregir irracionalidades existentes en la circulación de los flujos de productos desde la producción hasta el consumo. En dicha propuesta, se incluían aspectos considerados en el proyecto elaborado para el Cauca en época del Gobernador Julio Arboleda Valencia, que tampoco se llevó a cabo.

Pueden ser esas dos, o tomar como base el modelo de la organización cafetera, o diseñar cualquier otro; lo cierto es que sin que se cumplan dos requisitos: por una parte, la confección y puesta en marcha de una estrategia integral de desarrollo rural como la que se concibe en el Punto Uno del Acuerdo de Paz, y por otra parte la implementación de una estructura adecuada de distribución social de la producción rural, todas las acciones, y más las que son producto de la desesperación del gobierno nacional, serán una pérdida de tiempo y de recursos; y sin la existencia de una adecuada política pública, no dejará de ser una acción, como dice Nelson Paz, de “irresponsabilidad con unas comunidades”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario