martes, 1 de diciembre de 2015

OJO CON EL DNP

Desde 1958, o sea desde su nacimiento, el Departamento Nacional de Planeación (DNP) ha tenido la misión de introducir en Colombia los paradigmas y modelos que se inventan en las universidades e institutos norteamericanos y en los organismos multilaterales para defender los intereses del capitalismo internacional, papel que aún sigue desempeñando ahora para defender el capitalismo rentista, por lo cual este organismo es hoy el principal enemigo de la descentralización administrativa y de la autonomía municipal.

Hace cuatro años, cuando comenzaban el período los actuales gobernantes territoriales, desplegó una campaña supuestamente para asesorar a estos funcionarios en la elaboración del llamado plan de desarrollo que se debe formular para cumplir la Ley 152 de 1994. Para el efecto, contrató un grupo de profesionales a quienes adiestró en Bogotá y luego envió a los diferentes territorios, cada uno con la tarea de influir en un conjunto de tres o cuatro municipios. Hasta ahí todo está bien.

Pero la supuesta ayuda técnica de los asesores no era otra cosa que el intento de estos profesionales para penetrar los planes municipales e imponer a la fuerza las políticas del gobierno nacional por encima de los propósitos del gobernante territorial. Hubo casos donde utilizaron métodos reprochables y chantajes, para obligar a los alcaldes a incluir en su plan, programas, metas e indicadores de la conveniencia del presidente, sin importarles los verdaderos requerimientos de la comunidad local ni el programa inscrito por el candidato elegido. La amenaza de que si no se comportaban con obediencia, no les enviarían recursos desde Bogotá para financiar proyectos municipales fue un argumento repetido en sus procedimientos chantajistas.

Luego, después de aprobados los planes,  el DNP inventó el cuento de la premiación a los mejores, otorgando reconocimientos a las entidades territoriales que habían sido obedientes y sumisas e incluido lo que los asesores “recomendaban”, viéndose casos como el del Departamento del Cauca, donde un plan con errores metodológicos como fue lo de un falso diagnóstico y lo de no determinar de dónde salieron los objetivos, entre otras cosas, fue galardonado con el reconocimiento de los mejores planes.    

Esta vez y para los nuevos gobernantes, probablemente se repetirá la historia. Ya ha hecho costumbre el estilo de la Nación de poner a los alcaldes de mandaderos gratuitos del presidente, fijándoles tareas de ejecutar en el municipio los programas del mandatario nacional sin retribución alguna, cuando lo racional en el marco de la moderna gestión pública, es que la Nación contribuya con recursos a la ejecución de las políticas del gobernante local. Seguramente al comenzar el período de los próximos gobiernos territoriales nuevamente el organismo nacional enviará sus asesores a violentar los procesos municipales, por lo cual a partir de enero del próximo año, las comunidades locales deberán estar atentas y echar mucho ojo con el DNP.

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