martes, 22 de diciembre de 2015

TRAGEDIA EN LA GESTIÓN DE PROYECTOS

Matan el tigre y se asustan con el cuero, sería la frase popular apropiada para referirse a la pérdida de recursos del orden nacional asignados para el financiamiento de proyectos territoriales, que luego se pierden porque se deben devolver a Bogotá, pasado el tiempo que la norma fija como plazo para ser ejecutados.

Los casos son frecuentes: después de largos trámites, de vueltas y maromas y hasta de lagarteos, se logra conseguir que en la capital asignen los fondos para la solución de un problema planteados o la satisfacción de una necesidad colectiva, pero cuando los recursos están en las manos, llegan las dificultades para su ejecución por las deficiencias graves en la gestión de proyectos en las entidades territoriales. Otras veces y por este mismo vacío en la gestión, muchos proyectos quedan inconclusos, a otros no les alcanza el presupuesto y tienen que pedir adición que la ley permite hasta el 50 %, muchos no cumplen el cronograma y hasta se ven episodios folclóricos y pintorescos como el del funcionario que dijo que el cronograma era teórico; y en general, abundan los casos de proyectos donde se evidencia las falencias en materia de gestión de los mismos. Y esto solamente mirando la fase de ejecución del proyecto; porque si observamos la fase de operación, ahí sí, tenemos que parar de contar, principalmente en los proyectos cuya vida útil sobrepasa un período de gobierno. El proyecto se diluye en el tiempo y cumplido el horizonte, casi nunca se sabe si se logró o no el objetivo general planteado en la formulación inicial. Casi nunca se hace la evaluación final.

Y eso que existen instrumentos técnicos suficientemente conocidos para realizar la gestión de proyectos; que tal que no existieran. Está, por ejemplo, el PMBOK que es una guía de estándares internacionales donde se consignan en detalle los pasos que se debe dar para una adecuada gestión de proyectos, publicada por el PMI (Instituto para la Administración de Proyectos) que tiene un capítulo en Colombia con sede en Bogotá. También está la NTC ISO 10006, norma técnica colombiana establecida por ICONTEC, debidamente ajustada a las particularidades del país y adicionalmente, todas las normas legales vigentes donde se incluye el SSEPI y demás herramientas del manejo  presupuestal. Pero a los gobiernos territoriales no les da la gana utilizarlas, como lo dejo expuesto en mi libro “Ideas sobre Planificación y Proyectos” que está en circulación.


No se comprende por ello que en las administraciones territoriales esta disciplina fundamental para la operación de las entidades en cumplimiento de los fines esenciales del Estado, no tenga la potencia que se requiere y lo más incomprensible, es que los órganos de control tanto oficiales como los de la sociedad civil amparados en la democracia participativa, tampoco valoran la importancia y la magnitud del problema existente, por lo cual seguiremos viendo descuidadas y llenas de errores las fases de ejecución y operación de los proyectos públicos, observándose con ello una verdadera tragedia en la gestión de proyectos.

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