martes, 8 de diciembre de 2015

EL PODER DEL PAPEL HIGIÉNICO

Varias veces lo hemos señalado en esta columna: el modelo socialista no tiene soporte real porque la presencia del mercado como mecanismo de funcionamiento de la economía, hasta hora, es el único medio que se ha creado con utilidad práctica, para imprimir la dinámica obligada al el sistema económico, si se quiere que la sociedad avance en el desarrollo de la tecnología y la calidad de los satisfactores que se ofrecen para el mejoramiento de las condiciones de vida. Los sistemas planificados no crecen y el estancamiento conduce a niveles de pobreza que desembocan en que sale peor el remedio que la enfermedad.

Es decir el socialismo, tanto el clásico de Lenin como el del Siglo XXI  expuesto por Heinz Dieterich Steffan en 1996, encierran en su propio seno los factores que lo llevan al fracaso, tanto por el desecamiento del aparato productivo que la falta de mercado genera, como porque la propiedad privada de los medios de producción y los instrumentos que los propietarios disponen para defender su posición y mantener el dominio de la economía, propician condiciones de deterioro social que hacen insostenible el proyecto político.

Pero lo más contundente no son las causas internas. Ahora en el mundo globalizado, no es simplemente la lucha contra la burguesía nacional sino contra las transnacionales que conformar una burguesía mundial, lo que constituye el más fuerte obstáculo para derrotar por parte de quienes intentan montar el socialismo. Deben afrontar barreras mucho más poderosas que las de comienzos del siglo pasado, lo mismo que cuando se montó la cortina de hierro como resultado del reparto del mundo entre las potencias triunfantes de la guerra, que hizo fácil el establecimiento del bloque soviético.

Hoy existen fuerzas de poder internacional con suficiente capacidad económica para cubrir los costos que sean necesarios, de modo solo tardan de 2 a 3 años en desestabilizar un gobierno que pretenda cambiar el orden establecido por ellos. Tarde o temprano cae. Propiciar la escasez de la canasta familiar es un método que no falla, no tanto por la elevada tasa de inflación que se genera, sino porque aprieta directamente la barriga de la comunidad.


El derrumbe del modelo de Venezuela estaba cantado desde que comenzó, más cuando el dirigente planteó un enfrentamiento directo contra el gobierno de Estados Unidos. Era sólo de esperar un tiempo mientras maduraban las condiciones políticas derivadas del descontento popular, martilladas por los grandes medios masivos de comunicación que controlan las poderosas empresas multinacionales, que diariamente manipulan la conciencia de la gente escondiendo los verdaderos propósitos de los grupos de poder. Cuando la época de Allende en Chile  se propició la escasez de la canasta de alimentos comprando los inventarios para enterrarlos clandestinamente con muy buenos resultados; ahora en Venezuela utilizaron tácticas similares tocando detalles más agudos y que nos muestran que en materia política lo que verdaderamente existe es el poder del papel higiénico.

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