miércoles, 30 de septiembre de 2015

LA DE POPAYÁN ES LA NARANJA

Una de las dificultades de mayor peso cuando se trata de planificar el desarrollo municipal es encontrar la vocación económica del territorio, con el fin de imprimirle viabilidad al esfuerzo. Teóricamente los modelos muestran caminos pero en la práctica no todo lo que dicen los textos es realizable.

En el siglo pasado, cuando la teoría afirmaba que el desarrollo económico era la industrialización dentro del enfoque exógeno, se hacían esfuerzos para atraer empresas que se debían instalar en la localidad. Recuerdo que Promocauca se tiró varios miles de millones de pesos con ese propósito y la Ley Páez se tramitó con ese mismo fin; y aunque los resultados para esta ciudad son más bien malos, las acciones se realizaban indiscriminadamente tratando de pescar cualquier empresa.

Hoy que prevalece el enfoque del desarrollo endógeno donde no se trata de atraer empresas sino de construir procesos a partir de la dotación de recursos locales, la identidad de la base económica es fundamental para imprimirle factibilidad a las estrategias. Por eso es necesario precisar las ramas donde existen potencialidades y a partir de estas fortalecer los procesos de acumulación y construcción de competitividad en el contexto global.

Desde comienzos del siglo, el BID viene exponiendo su tesis sobre la importancia de la Economía Naranja para propiciar el desarrollo endógeno. Varios nombres se han generalizado para hacer referencia a este campo de la economía, como: industrias culturales, industrias creativas, industrias del ocio, industrias del entretenimiento, industrias de contenidos, industrias protegidas por el derecho de autor, economía cultural y economía creativa, pero en todos los casos se refieren al aprovechamiento del capital humano, transformando las dotes humanas en capital dinero. El ingenio, el talento, las habilidades, las destrezas y la creatividad humana, son el principal recurso para el desarrollo de la Economía Naranja, que articuladas al sector turismo o comercializadas en el marco de la exportación de servicios, constituyen una fuente importante de generación de empleo. Aquí ya existen bases como el festival de música, el festival gastronómico, el festival de bandas que organiza el Grupo Orfeo, etc. También los aplastados de Doña Chepa, la carantanta o los chontacones, sin contar con los grupos musicales, poetas, cuentistas y demás expresiones del talento payanés.

Es evidente el ingenio y la creatividad inherente a la cultura payanesa. No solo en las artes convencionales sino también en la gastronomía, el deporte, la tradición cultural y otros renglones, existe una magnífica dotación de capital humano que bien pudiera fortalecerse mediante políticas públicas y estrategias direccionadas por los gobiernos territoriales, cimentando así una identidad que le permita implementar procesos sostenibles con horizonte en el mejoramiento de las condiciones de vida en el largo plazo, por lo cual en materia de potencialidad de la base económica, no existe duda de que la de Popayán es la naranja. 

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