miércoles, 15 de octubre de 2014

LAS ALERTAS PARA EL PRÓXIMO AÑO

Según los propósitos del gobierno nacional en materia de paz y pensando en lo que ellos llaman el “posconflicto”, el Departamento del Cauca será un territorio muy importante dentro de las políticas y programas de la Nación y la mira de la cooperación internacional, debido a la complejidad y magnitud que se presenta en el conflicto sociopolítico de esta región y sus manifestaciones de violencia. Esto, seguramente, hará de este territorio objeto de cuantiosas inversiones de recursos públicos nacionales e internacionales, sobre la base de que el gobierno necesita mostrar resultados en las zonas donde la situación es más crítica, como en este departamento.

Con ello, lógicamente, se abrirán las agallas de los carteles de la contratación y las privatizaciones, no sólo del Valle del Cauca como dijo el Gobernador Ortega, sino de todo el país. Pues la privatización del sector eléctrico no del Valle y tampoco se sabe quién está detrás del proyecto de acueducto regional del norte. Igualmente, en la contratación los procedimientos de corte mafioso están en todas partes.

Por eso la elección de gobernantes territoriales del próximo año será objeto de amenazas y riesgos; pues los carteles le apuntarán a estos cargos como plataforma para penetrar al territorio y realizar las maniobras correspondientes a sus intereses. Ya en este departamento existen antecedentes, según se puede leer en la narración que se publicó en una columnista del Diario El Liberal el 7 de abril de 2005 con el título “La elección del Gobernador del Cauca”.

De modo que, además de la conveniencia de cambiar los procedimientos para elegir gobernantes territoriales por las debilidades de los tradicionales existentes, las amenazas provenientes de fuerzas extrañas reafirman la necesidad de promover dinámicas políticas y electorales diferentes. El tiempo es apenas justo, cuando hay que comenzar por propiciar modificaciones en la cultura política. Para comenzar, es necesario difundir que la Ley 131 de 1994 no establece el “voto candidático” sino el “voto programático”, que significa una confrontación entre programas de gobierno y no entre personas, por lo cual se requiere una pedagogía pública que cambie la costumbre ciudadana de votar por un candidato.


Las advertencias están planteadas desde el mismo gobierno departamental y desde el seno de la misma Asamblea. Dice el viejo refrán que “guerra avisada no mata soldado” de manera que si la comunidad departamental se deja embaucar en las próximas elecciones, que después no llore sobre la leche derramada y no diga que no se le advirtió sobre las alertas para el próximo año.

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