miércoles, 2 de octubre de 2013

CAUCA PATAS ARRIBA

El orden lógico de la planificación estratégica es de abajo hacia arriba. El orden lógico del desarrollo endógeno es de la localidad hacia la nación. El orden lógico de la descentralización es que primero se tomen las decisiones en el municipio y luego que la nación las respete, las acoja y las respalde. Pero el centralismo bogotano que se ha desbocado en este gobierno, atropella los principios, teorías y normas que hoy están vigentes en el manejo de los asuntos públicos. Que la locomotora de la minería llegó a Popayán y dicen en la calle, que el ultimo en saberlo fue el alcalde de este municipio. Como los maridos “cachoneados” que son los últimos en saberlo.

Los recursos minerales son sin duda, uno de los más importantes en la base económica regional, que encierran gran potencial para generar procesos de desarrollo; pero igualmente, los minerales son los recursos más delicados y proporcional a su potencial, también contienen un paquete de riesgos de gran magnitud que se extienden no solo al subsistema biofísico del sistema ambiental, sino también a los subsistemas socioeconómico e institucional.

No se trata de frenar procesos y seguir llorando en el muro de las lamentaciones por la situación que vive la región, pero tampoco de dar rienda suelta a la anarquía de los impulsos empresariales de las empresas multinacionales, cuya costumbre es arrasar lo que encuentran sin mitigar los impactos, sobre todo, en materia social. Para eso se creó el estilo de desarrollo sostenible por iniciativa de la escuela estructuralista, por allá en los años ochenta del siglo pasado. Para hacer desarrollo pero buscando el equilibrio entre la humanidad, la naturaleza y el enriquecimiento de los capitalistas.

Pero no es a los de Bogotá a quienes les compete el asunto. Ellos se limitan a recibir su tajada por firmar las concesiones y licencias y después que los actores protagonistas se encarguen de llevar del bulto. Es a los organismos del Estado de nivel territorial a quienes les corresponde no sólo hacer cumplir la ley para que la actividad sea legal, sino intervenir en la rectoría de los procesos económicos, ambientales, sociales e institucionales que se derivan de la actividad empresarial. El equilibrio entre economía, medio ambiente, condiciones sociales y fenómenos culturales, sólo se logra si se aplican fuertes acciones de gerencia pública que no frenen el desarrollo regional, sino que lo propicien por la senda que trazan los cánones contemporáneos de la teoría del desarrollo, lo cual solo se consigue si no se deja que en Bogotá el centralismo haga los procesos al revés y que caiga el Cauca patas arriba.

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