miércoles, 23 de octubre de 2013

LOS ASUNTOS INDÍGENAS DEL CAUCA

A propósito del planteamiento del candidato  Juan Pablo Matta sobre el tema indígena regional, que no creo se deba descalificar imputándole fines electorales debido a la pertinencia y oportunidad, ya que cualquier otro ciudadano pudiera haberlo hecho y también sería  oportuno y pertinente, es conveniente destacar que otra vez el tema se debe poner sobre la mesa, a ver si por fin se logra una solución a la situación que lleva ya cientos de años en la historia de este departamento.

Es hora de cambiar el enfoque que el Estado y la sociedad le han dado al asunto, por supuesto el Estado desde Bogotá, pero con el consentimiento pasivo de los gobiernos territoriales que hacen el papel de Pilatos. El caso debe ser buscando una posición de equilibrio donde ni tanto que queme al santo ni tampoco que no lo alumbre; porque si bien es cierto que la postura de la dirigencia indígena tiene la razón en muchas partes, también es cierto que ellos son humanos y también se equivocan de modo que atornillarse en una posición dogmática y sectaria en contravía de la dialéctica de la historia, no es lo más favorable para ellos ni para el resto de la comunidad territorial. Y del otro lado, tampoco se puede desconocer el gran valor que tiene la cultura indígena, que encierra un cúmulo de potencialidades, que mucho pueden aportar al mejoramiento de las condiciones de vida de la población departamental.

El caso radica en la ausencia de una política pública construida sobre la base de lo público y de la realidad histórica contemporánea, que se erija sobre los fundamentos del Estado de Derecho, ese modelo que crearon los alemanes por allá en la segunda década del siglo pasado. Es necesario cambiar el enfoque de parte y parte porque, no todos los indígenas piensan igual que sus dirigentes ni tampoco todos los de otros departamentos piensan como los Cauca, como se puede ver en los del Valle, que aun manteniendo los principios básicos de su cosmovisión, abordan la realidad presente con un enfoque más pragmático y consecuente con el concepto de lo público. Pero sobre todo, es necesario que desde el Estado se genere una pedagogía que muestre a las comunidades los derroteros posibles frente a una realidad universal que está afectada y contaminada por factores de poder global que condicionan fuertemente los fenómenos locales, en eso que los japoneses han denominado la glocalización.

El debate es saludable para todo el departamento. El tema merece la participación abierta de todos los actores  regionales, la transparencia a toda la población y la altura necesaria para que se logre un consenso armónico basado en la convivencia y el diálogo intercultural que mucho puede aportar al desarrollo regional y al tratamiento de los asuntos indígenas del Cauca.

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