martes, 26 de enero de 2021

EMISIÓN CON INFLACIÓN

Se ha extendido de manera generalizada la idea de que si el banco central emite dinero automáticamente se genera inflación y esta hipótesis se repite como loro, como si el fenómeno se produjera de manera estandarizada en todos los momentos y en todos los lugares del mundo, sin que factores estructurales, determinadas coyunturas y ciertos casos particulares, no crearan la excepción que toda regla tiene.

La inflación es el terror de los capitalistas rentistas, especuladores del dinero o inversores, como ahora les llaman, porque estos agentes de la economía invierten su capital en papeles de renta fija, que compran en el mercado de capitales, y viven con el miedo de que la inflación se les coma la renta, utilidades o ganancias. Pero, mediante su aparato propagandístico hacen creer a la opinión pública que la inflación a quien más perjudica es a los pobres, cuando está demostrado históricamente que lo que perjudica a las clases populares es el desempleo. Por eso crean un maremágnum terrorista cuando se propone cualquier hecho que incremente la demanda agregada como es el caso de la emisión de dinero.

Para que el efecto de la emisión sea inflacionario debe presentarse un conjunto de situaciones que impiden la respuesta consecuente de la oferta agregada ante la presión de la demanda agregada, de modo que el equilibrio del mercado se produce por la vía del aumento de precios y esto ocurre cuando el país es subdesarrollado y no posee ni capital suficiente para la inversión en el aparato productivo, ni la tecnología necesaria para los incrementos de producción; y también en casos donde el aparato productivo está trabajando con pleno empleo, es decir, no hay capacidad instalada ociosa. Pero si la oferta responde adecuadamente a la presión de demanda ya sea por aumento de la capacidad de producción o por aumento del uso de la capacidad instalada ociosa, el fenómeno inflacionario se neutraliza rápidamente mediante lo que se denomina “inflación convergente” y al poco tiempo se produce el equilibrio en el mercado de bienes y servicios y se frenan los incrementos de precios. En Colombia el aparato productivo tiene un altísimo porcentaje de capacidad instalada ociosa o en paro, de manera que un aumento de la demanda agregada por la vía de la emisión, solo producirá inflación por un breve tiempo, mientras la oferta responde, porque toda la dotación existente en el aparato productivo comenzará a producir generando empleo y reactivando la economía.

Por supuesto que la emisión no debe ser atolondrada. En primer término tiene que inscribirse en un contexto macroeconómico donde los medios y los fines se orienten a objetivos precisos debidamente justificados, los cuales en todos los casos deben estar en el marco del equilibrio de mercado y corresponder a un plan que cobije estrategias concretas, que requieran de la creación de recursos monetarios nuevos. No se trata de hacer una piñata con los dineros creados, sino que se deben aplicar al aparato productivo para que compre insumos y pague salarios que más tarde se traduzcan en incremento de la oferta. Caso contrario, la subida de los precios se convierte en “inflación divergente” que comienza a galopar; y así, es como si la emisión se echara en un bolsillo roto. Colombia sí está en condiciones de hacer emisión pero no para aplicar en los sectores terciarios que son improductivos, como es el caso del sector financiero que es un parásito de la economía, sino en los sectores primarios y secundarios para que se fortalezca la creación de excedente económico o ahorro social, que luego se transforme en reactivación de la economía y de esta manera se evite en caer en un caso sostenido y permanente de emisión con inflación.

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