martes, 19 de enero de 2021

LA URGENCIA DE LA INNOVACIÓN

 La situación socioeconómica ocasionada por el Covid que ha generado paro en la economía, desempleo y carencia de ingresos familiares, es un caso diferente, sin precedentes y sin modelos de acción para emular en la búsqueda de las soluciones requeridas, de modo que los esquemas convencionales no dan resultado y los responsables del Estado lo más que hacen es calcar medidas de otros lugares, porque no hay un catálogo de fórmulas adecuadas para el manejo de la situación. Por ello, es pertinente recordar la declaratoria de la UNESCO en la Conferencia Mundial de Educación Superior realizada en París en julio de 2009, cuyo documento se titula “Las Nuevas Dinámicas de la Educación Superior y de la Investigación para el Cambio Social y el Desarrollo” 

En los puntos 38 y 39 de dicho informe, dice el organismo multilateral adscrito a la ONU que “Las instituciones de educación superior deberían buscar áreas de investigación y docencia que puedan hacer frente a cuestiones relacionadas con el bienestar de la población y establecer una base sólida para la ciencia y la tecnología pertinente para el ámbito local” y que “Los sistemas de conocimiento autóctonos pueden expandir nuestro entendimiento de los desafíos emergentes; la educación superior debería crear asociaciones que reporten beneficios mutuos con las comunidades y las sociedades civiles para facilitar el intercambio y transmisión de conocimientos apropiados”. 

No obstante, han transcurrido once años y todavía Colombia sigue afectado por el colonialismo intelectual que hoy está mostrando sus efectos en cuanto a las herramientas disponibles para el manejo de la pandemia. El país está amarrado a que desde el exterior le faciliten el acceso a los medios tecnológicos y científicos necesarios para la prevención y la atención del problema. 

Por supuesto que de la noche a la mañana no se pueden crear los recursos apropiados para semejante magnitud de problema de salud y de gestión; pero es que ha transcurrido más de una década sin que se haya logrado algún avance en concordancia con las recomendaciones de la UNESCO. Aún seguimos pensando que el país no tiene la capacidad de generar sabiduría. Y puede ser que no la tenga, pero al menos, se puede hacer el intento. 

Es cierto que para crear sabiduría en materia de ciencia y tecnología se necesitan recursos de financiamiento que son escasos en Colombia; pero también es cierto que con ingenio y creatividad se puede aprovechar recursos que sí los hay como la biodiversidad, donde la riqueza de fauna y flora permiten generar productos contributivos al desarrollo del conocimiento. E igualmente en el campo de las ciencias sociales, la sabiduría popular encierra un patrimonio que está desaprovechado o mal utilizado, más bien desviado.

Lo grave es que la mayoría de los gobernantes no llegan al cargo a responder consecuentemente con las verdaderas necesidades sociales, sino que llegan a ver qué encuentran en el fisco para saquear en favor de sus bolsillos o su grupo político. Lo que menos les importa son los verdaderos intereses colectivos y el bien común. Pero ojalá que esta crisis derivada de la pandemia ponga a pensar y propicie el cambio de actitud tanto de gobernantes como de los electores para ver si así se responde de alguna manera y con pertinencia a la urgencia de la innovación.

2 comentarios:

  1. La Academia y El sector privado organizado deben realizar las investigaciones respectivas y volverlas realidad. Se corre el riesgo que sólo el sector Académico solo llegue a propuestas teoricas

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  2. La ciencia la tecología y la innovación creó no esta muy lejos hace falta la concertacion y acuerdos donde se maximice la identificación de grupos o personas que faciliten la inserción de nuevas metodogias y estrategias con las cuales Colombia y el mundo logre salir de este ciclo pandemico que nos ha afectado en todos los medios de producción, escalas sociales, salubridad entre otras.

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