martes, 29 de septiembre de 2020

LA POTENCIALIDAD DEL CONCEJO

El concejo municipal está pasando inadvertido y analizando detenidamente, es necesario revisar su direccionamiento estratégico en la nueva etapa que se viene en Colombia, para afrontar el reto de la reactivación económica y la reconstrucción social derivadas de los efectos del Covid-19, que han llevado el país a una crisis grave cuyos daños aún no se perciben en su real dimensión. 

Varios expertos, que han hecho sus planteamientos en eventos académicos a través de las plataformas virtuales organizados por algunas universidades, han señalado acciones convenientes para reactivar la economía y casi todas corresponde a propuesta que se alejan de las políticas neoliberales que imperan en el país desde hace tres décadas. Lo grave es que por motivo de las normas constitucionales, cuyo espíritu es esencialmente neoliberal, la viabilidad de dichas medidas tiene serios inconvenientes. Pero, habrá que buscar el lado de aplicarlas o el país se irá totalmente al abismo. 

El rescate del aparato productivo, el aprovechamiento sostenido de los recursos naturales, la protección del mercado interno, el manejo adecuado de los bienes públicos, la política fiscal redistributiva, la política monetaria expansiva, y en general el incremento de la demanda agregada, son algunos temas señalados por los expertos como necesidad para sacar la economía de la crisis. La democracia participativa, la gobernanza, las políticas públicas bottom-up, la autonomía municipal, los procesos endógenos, la ingeniería social, el emprendimiento dirigido, el fortalecimiento de la organización social, el enfoque territorial, el desarrollo del capital humano y el fortalecimiento del capital social, son el complemento indicado para confeccionar la empresa colectiva que permita alcanzar objetivos en el mediano plazo, suficientes para establecer procesos sostenidos de reconstrucción económica y social, según los expertos.

 

Pero la viabilidad real de estos propósitos depende de los instrumentos idóneos para ejecutar las acciones, los cuales no existen, porque antes no estaba la crisis de hoy. Por eso es necesario adecuar las condiciones con el patrimonio público existente, donde los concejos municipales están presente, pero que son una institución subutilizada, constituyendo una pesada carga para la sociedad a cambio de una reducida utilidad. Las corporaciones administrativas concentran su acción en una función de control político, cuya esencia es ya anacrónica frente al Estado Posmoderno, que se limita a operar como comité de aplausos del alcalde, a cambio de prebendas que el gobernante le concede a un grupo de concejales que conforman la bancada de coalición, mientras que, como organismo conjunto, actúa desconectado de la base social que lo eligió, ya que la acción individual de los concejales tiene otro matiz de carácter político.

Sin embargo, las funciones y competencias vigentes, le permiten a la corporación administrativa encargarse de procesos concordantes y contributivos con las acciones necesarias para la reactivación económica y la reconstrucción social, que otro organismo estatal no puede, o no le interesa realizar, que neutralicen el centralismo bogotano y contribuyan al empoderamiento de las comunidades locales orientado a los procesos endógenos y la reconstrucción de aparato productivo. Pero, para el efecto, debe redireccionar su rumbo misional y actuar como organismo conjunto, independientemente de la filiación política de sus miembros, de modo que se descubra y se explote maximizando el bienestar público, la potencialidad del concejo.

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