martes, 15 de septiembre de 2020

DEL DEGENERO DE LA PLANEACIÓN

La planeación entró a Colombia en serio, a mediados del siglo pasado y se consolidó en las décadas de los 50 y 60, en pleno auge del modelo de industrialización que caracterizó el desarrollo capitalista en todo el tercer mundo. Cogió fama y se fortaleció en los campos académico e institucional, hasta el punto que el presidente Carlos Lleras graduó de “sabios” a quienes manejaban el tema. 

Pero en el decenio de los ochenta y ya cuando se había extinguido el modelo del capitalismo industrial con el desplome del Estado Interventor-Benefactor, serios cuestionamientos se hicieron al método y muchos eventos académicos e institucionales se realizaron, profundizando en los alcances y limitaciones del instrumento con base en la experiencia de los 30 años anteriores, con importantes ejercicios conceptuales y esfuerzos por construir una teoría que le brindara soporte metodológico y mayores alcances de tipo técnico. Los CORPES desempeñaron papel importante en este propósito y varios pensadores como Carlos Matus y la cooperación alemana, además de varias universidades,  hicieron significativas contribuciones a la construcción de un pensamiento capaz de sostener un enfoque de la planeación apropiado al sistema de mercado. Los orígenes de la planeación en el capitalismo se habían sustentado en la planificación imperativa del sistema socialista, en lo que se le conoce como Método Normativo, el cual, por supuesto, no permitía los logros esperados al instrumento incorporado a la gestión pública. Se propusieron nuevos métodos como el prospectivo, el estratégico, por citar solo estos dos. Se habló del enfoque sistémico, de la participación de los actores y de la construcción de abajo hacia arriba mediante el enfoque endógeno en la construcción del desarrollo futuro y otros aspectos novedosos. 

Pero pasados veinte años del presente siglo, vemos que todos los esfuerzos de los años ochenta por la construcción de una teoría y un método adecuado al sistema de mercado, se perdieron. La llegada del modelo neoliberal y su desesperación por mantenerse vigente, aun en contra de la propia realidad histórica, ha arrasado el trabajo conceptual y nuevamente la planeación ha echado reversa y el enfoque ahora es peor que el Método Normativo de los años sesenta. Los esfuerzos de Carlos Matus y demás pensadores y los ejercicios académicos de los años ochenta, se perdieron porque el centralismo bogotano con su esencia neoliberal echaron por la borda fundamentos tan importantes como el enfoque de procesos, el enfoque sistémico, la participación de los actores, la flexibilidad, el pragmatismo, la oportunidad, la pertinencia, la viabilidad real, la responsabilidad social y demás herramientas necesarias que había considerado la planeación, para la gestión pública en el marco de la democracia participativa.

Imposiciones del centralismo bogotano como la del KIT Territorial para los planes de gobierno, las de las políticas nacionales como el PISCC, los PDET o el cumplimiento de las Ley de Víctimas, por solo citar estos casos, demuestran que los neoliberales en su desesperación por controlar y medir con gotero el gasto público, han reducido la planeación a una “programación financiera”, de carácter rígido y lineal, dejando de lado principios de la planeación ya superados desde varias décadas atrás. Sus imposiciones desde la nación, atropellan la democracia participativa y violan conceptos elementales de la planeación, con el agravante de que nadie dice nada; y las corporaciones administrativas departamental y municipal que son los organismos llamados a defender la autonomía municipal y el desarrollo endógeno, amarradas a los acuerdos con los gobernantes territoriales, por lo cual se encuentra huérfana y desprotegida la realidad del degenero de la planeación. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario