Tremendo escándalo se armó en Popayán por motivo
de que en el Concejo Municipal se había aprobado un estatuto “fusilando” un
caso similar de otra ciudad, relacionado con la valorización por obras civiles
urbanas, fenómeno aberrante de administración pública que es ya común en las entidades
territoriales, por diversos factores que si bien, muchos no lo consideran como
grave falta jurídica, sí son magnas violaciones a la ética pública y por
supuesto a los fundamentos de la gerencia pública. Se han visto casos como en
la década pasada que el POT de Cali calcó el modelo de Bogotá y así mismo los
de otros municipios que aplicaron el mismo procedimiento metodológico, el de
copiar planes de otros lugares.
El tema no es tan simple y los factores que lo
propician son más graves que los imaginados, los cuales van desde la debilidad
en la gestión pública hasta las deficiencias en la ley de contratación, pasando
por la ineptitud de los servidores que ocupa los cargos y las prácticas
sospechosas en la adjudicación de los contratos. En Popayán también se vio
alguna vez que colgaron en página web una convocatoria utilizando los términos
de Manizales y ni siquiera cambiaron el nombre de la localidad, además que
establecieron un equipo de profesionales totalmente impertinente con el objeto
del estudio; pues se refirieron a los requisitos académicos y no a la sabiduría
para abordar el tema del trabajo.
Pero además de las fallas en la gestión pública y
el desconocimiento del modelo de Estado Gerencial, que es pragmático, flexible
y estratégico, hay un componente cultural que incide notoriamente, el cual se
deriva de la tradicional costumbre de menospreciar los valores propios y
arrodillarse ante las firmas foráneas, las cuales, las más de las veces,
utilizan maniobras inapropiadas para ganarse la adjudicación de los contratos,
con la complicidad de la Ley 80 de 1993. Y así mismo ocurre a nivel internacional,
cuando se desprecia la producción intelectual de los pensadores criollos y se
pretende abordar la realidad nacional con modelos y paradigmas diseñados con
base en la realidad de otros países.
Los diversos casos muestran la importancia de
fortalecer la gestión pública, de modo que se apliquen, no las normas, porque
la administración pública no se puede reducir a la aplicación mecánica de leyes
y decretos, sino la teoría científica que se desprende de las normas jurídicas
y que es propiamente, la que dinamiza los procesos propios de la gestión en el
campo de lo público. Así, la posibilidad de “meter goles” o “hacer jeta de
caballo” se reduce substancialmente, de modo que quienes pretendan adjudicar
contratos por debajo de la mesa a firmas foráneas, encuentren suficientes
dificultades porque en materia de administración pública, se ha disminuido la
dependencia intelectual.
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