martes, 30 de enero de 2018

BAJÓ LA TASA DE INTERÉS

A comienzo de semana en la primera sesión de la Junta del Banco de la República, contra todos los pronósticos de los analistas económicos quienes pensaban que el banco iba a mantener la tasa en el mismo nivel, la autoridad monetaria resolvió bajar la tasa de interés en 25 puntos básicos quedando la cifra en 4,5 %, con el argumento principal de que el año anterior la tasa de inflación estuvo por debajo de lo esperado, además de otros motivos como el flujo de entrada de dólares al país que se ha incrementado y considerando también el estancamiento de la demanda interna que tiene frenada la economía.

No se sabe cuáles son los resultados reales de esa política, porque en los libros de teoría se afirma que con esa medida se aumentará la demanda agregada y habrá dinamismo en el mercado, por lo cual el trasfondo de la medida está en la necesidad de reactivar la economía que el año pasado estuvo pesada y las ventas de las empresas se vieron afectadas con el consecuencial efecto en el desempleo y los ingresos familiares y así el círculo vicioso; pero la historia y las estadísticas nos muestran que esa política teórica no es tan exacta como dicen los organismos multilaterales y los teóricos neoliberales. Lo que se ha visto es que la baja en la tasa de interés beneficia a los intermediarios financieros, pero no se percibe sustanciales aumentos en la demanda agregada y mucho menos en la reactivación de la economía, ni tampoco en la meta de inflación fijada.

Antes de 1991, cuando la autoridad económica era la Junta Monetaria, las medidas de política macroeconómica eran para aumentar el empleo y con ello beneficiar el aparato productivo cuyas ventas aumentan si hay gente en la calle con plata en la mano. Era época en que el Gobierno manejaba la economía en concordancia con las políticas generales de desarrollo y bienestar social. Pero ahora, la autoridad es el Banco, organismo que si bien es cierto es estatal, no se somete a las políticas del gobierno sino a los vaivenes y conveniencias del capitalismo financiero internacional. En ese tiempo, la política monetaria ofrecía dos alternativas: o era expansionista para aumentar el empleo, o era contractiva cuando había pleno empleo. Casi siempre era expansionistas lo cual significaba brindar créditos a los agentes económicos y emitir moneda para aliviar el déficit fiscal.


Pero hoy no. Ahora los propósitos no son los del empleo ni el aparato productivo, sino el sector financiero y principalmente los capitalistas rentistas que han invertido su dinero comprando papeles de renta fija, por lo cual sus ingresos corren mucho riesgo cuando la inflación se eleva porque se les come sus ganancias. La política monetaria se ha reducido simplemente a fijar la meta de inflación, que sirve de señal para que los especuladores del dinero sepan qué papeles compran según el interés que pagan y las decisiones de política se limitan a subir y bajar la tasa del Banco, que es la indicativa de la economía, sin importar el empleo ni lo que ocurra en el aparato productivo, por lo cual, en vista de la baja inflación del año 2017, ahora la autoridad monetaria bajó la tasa de interés.

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