martes, 26 de diciembre de 2017

LA VERDADERA SOBERANÍA

Desde la época de los estudios secundarios nos enseñaron que el Estado es un conjunto que encierra los tres elementos, gobierno, población y territorio; y también que este conjunto orgánico debe ejercer soberanía para protección de la población dentro del suelo que ocupa, bajo un concepto que probablemente se inspira en la vieja teoría del Estado Naturaleza, ese organismo cuyo fin principal se deriva de la guerra como único medio de protegerse frente a otros similares, en época en que la constitución política era una espada y el gobernante era quien mataba con su propio brazo a todos sus contrincantes. Con ello, la soberanía del Estado descansaba en las fuerzas armadas y de su poder militar dependía su autonomía en el escenario universal que, para evitar derramamientos innecesarios de sangre, se reglamentó mediante acuerdos y organismos internacionales.

Así se mantuvo el cuento hasta los años ochenta del siglo XX, cuando se modificó el sistema capitalista mundial y se impuso el Capitalismo Rentista con predominio de sus principales protagonistas, los fondos de inversión, bajo el esquema de globalización financiera y soporte teórico en el pensamiento que el alemán Wilhelm Ropke denominó Neoliberalismo. Los Estados perdieron su magnificencia sometiéndose a los designios de los fondos, que tomaron al organismo como objeto de su negocio, aplicando el mecanismo de financiar los gobiernos comprando papeles oficiales y ejerciendo el sometimiento a través de los extorsionistas que llaman Certificadoras Internacionales, con las cuales presionan a los ministros de finanzas para que, bajo amenaza, apliquen las políticas que desde la órbita política imponen las entidades multilaterales como el FMI, el BM y la OMC.

Hoy peligro de guerra y de invasión del territorio solo existe en los países que se salen del esquema y se apartan de la órbita de la Reserva Federal de USA. Mientras el país esté ahí dentro, las fuerzas militares solo se requieren para el control interno, por si de pronto surgen fenómenos emancipadores del ordenamiento económico mundial. Pero en cambio, la soberanía económica está totalmente perdida desde cuando apartaron el banco central de manos del gobierno y lo colocaron de rodillas al servicio del capitalismo financiero internacional.

¿De cuál soberanía estamos hablando, si los Estados no pueden controlar su economía y deben someterse, como cualquier parroquiano, a las reglas del mercado y sus finanzas dependen de su situación frente al mercado de capitales y la capacidad de endeudamiento, bajo el yugo de las certificadoras internacionales? El otrora instrumento para manejar adecuadamente las finanzas públicas que era la emisión de dinero, cuya función de válvula reguladora le permitía sobreponerse por encima del bien y del mal, ahora se lo tienen impedido, para así, asegurar el poder de los Fondos y el mercado de capitales, lo cual significa que, en las condiciones económicas del mundo de hoy, la emisión de dinero por parte del Estado, se convierte en la verdadera soberanía.

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