martes, 28 de noviembre de 2017

EL CARÁCTER PÚBLICO DE LA COMUNICACIÓN SOCIAL

La comunicación social es un asunto público que ha estado privatizado desde cuando se convirtió en un negocio, que hoy en Colombia saben explotar muy bien los grandes grupos económicos, como ocurre con las cadenas, canales y publicaciones de cobertura nacional. Así, la función pública de la comunicación social, deja de cumplir su finalidad natural, que es tan antigua como la misma especie humana, y se convierte en un objeto de negocio para satisfacer intereses particulares.

En esta semana el presidente Santos hizo un comentario totalmente cierto, sobre lo que es el enfoque amarillista del periodismo, que, impulsado por el afán de capturar audiencia sobre la base de la morbosidad del público, no mide el impacto social de lo que ellos mismos se encargan de calificar subjetivamente como noticia. Por supuesto y como siempre lo hacen, los periodistas de los grandes medios nacionales de propiedad de los poderosos grupos económicos, pusieron el grito en el cielo y regañaron a Santos con el argumento repetido ya, de que ellos son perfectos y que nunca se equivocan y que siempre se equivoca quien no tiene el micrófono en la mano.

Con el cambio del modelo de Estado, que se introdujo en 1991 cuando por norma constitucional se promovió la implantación de la New Public Management, por supuesto tratando de copiar a los gringos, la comunicación social se ha revestido de una trascendental connotación sin la cual no es posible realizar la gobernanza ni desarrollar la democracia participativa. Pero el país viene rezagado frente a este reto. Todavía la comunicación social, aun con su carácter público, viene sometida a las conveniencias de los medios masivos convencionales cuya impronta es esencialmente mercantil, por lo cual pierden la necesaria independencia que debe tener la función pública. Y a pesar de varios esfuerzos, inclusive del mismo gobierno, por promover medios alternativos de carácter popular, los requerimientos de financiamiento han impedido que se extiendan suficientemente las opciones de comunicación social acordes con la gestión de políticas públicas y los requerimientos del Modelo de Estado Gerencial. Lamentablemente, sin venta de pauta publicitaria no es posible subsistir y por lo menos a ojos vista, no hay otra forma de subsistir.

Sin la adecuada y pertinente comunicación no es posible que haya gerencia pública y con ello las posibilidades de eficiencia, eficacia y efectividad que requiere el manejo de lo público además de la transparencia y la honestidad, serán más difíciles y así seguirán los Sarmientos, los Ardilas los Santomingos y los demás que tienen el suficiente dinero para sostener medios, haciendo equipo con los fariseos del periodismo que pisotean la ética profesional que en este caso es la ética pública, manipulando la opinión y manejando la conciencia colectiva de la comunidad nacional con fines diferentes a los que exige el carácter público de la comunicación social. 

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