Muchos
se han preguntado, si la situación de la población venezolana es tan grave por
culpa del gobierno, ¿por qué Maduro no ha caído? Muy sencillo: porque estaba
pagando el servicio de la deuda. Al capitalismo financiero internacional no le
importa cómo vive la población de un país, pero tumba gobiernos cuando no pagan
la deuda o ponen en riesgo el pago como le ocurrió a Dilma Rousseff en Brasil.
Pero
ahora se le puso grave la situación a Maduro. Las reservas internacionales han
bajado tanto por motivo de las fugas de capital y el bloqueo de Estado Unidos,
que el gobierno venezolano tiene dos alternativas: con los pocos dólares que
tiene, o paga el servicio de la deuda, o importa alimentos para su población; y
en estas condiciones las certificadoras internacionales emiten el grito de
alerta para prevenir a los especuladores internacionales del dinero, que ahora
les llaman inversionistas, sobre las dificultades del país para cumplir el pago
de intereses y el principal al vencimiento.
El
default es algo así como la Ley 550 para el Estado colombiano. Venezuela dejará
de pagar las obligaciones vencidas, pero habrá una negociación sobre las
mismas, considerando que no se trata de insolvencia sino de iliquidez, ya que
ese país cuenta con activos fijos y monetarios suficientes para respaldar su
deuda, pero que no puede utilizar en la fecha exigida. Lo grave es que, si
declara el default y hace la negociación con los acreedores, no lo pueden
embargar, pero se frenan las operaciones internacionales y, de todos modos, la
situación política se le complica. En la primera reunión con acreedores no
llegaron a un acuerdo o sea que el default no se ha declarado.
El
capitalismo rentista, que domina el mundo hoy, ha establecido todos los
mecanismos para evitar que les ocurra a los especuladores lo que les sucedió en
1928, ahora en el marco de la economía globalizada. Además del control que
ejerce sobre los bancos centrales de los países víctimas, como el caso
colombiano, y la administración del FMI, ha creado las certificadoras
internacionales y como entre bomberos no se pisan las mangueras, ellos se auto
protegen evitando que sus colegas sufran golpes. Las certificadoras alertan al
mercado sobre las dificultades que afrontan los países en sus finanzas para que
no les concedan nuevos préstamos ahogando más al país emproblemado.
Al
gobierno no le conviene el default; porque si bien es cierto entra en cesación
de pagos sin que le puedan embargar los activos, también es cierto que se cierra
el flujo de nuevos recursos para sostener las operaciones normales de la
economía, que, en el caso venezolano, son de subsistencia por cuanto tiene
obligatoriamente, que importar los alimentos y los productos de consumo básico.
Así la situación política se le hace tan complicada al gobierno que ahora sí la
caída está cerca y eso quiere decir que, si los rusos y los chinos no lo
salvan, al que también le llegó el default fue a Maduro.
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