miércoles, 11 de mayo de 2016

EL PROYECTO DE JULUMITO

Hace algunos días escribía Santiago Zambrano en este mismo diario sobre las bondades del proyecto hidroeléctrico de Julumito, destacando su mérito en materia de generación eléctrica pero sobre todo mostrando su contribución al desarrollo del sector turístico regional y, algo muy importante, la inclusión de la zona en la Estructura Ecológica Municipal Futura, debido a sus aportes en materia de servicios ecosistémicos que ofrecería en caso de construirse, entre los que se destacan las contribuciones a la conservación del paisaje, a la provisión de agua, a la regulación hídrica, a la regulación del cambio climático, al almacenamiento de carbono, al hábitat de las especies migratorias  y a la construcción de identidad y pertenencia, entre otros.

Pero también resaltaba Zambrano los riesgos que hoy afronta y que constituyen un factor que atenta contra la factibilidad del proyecto por motivos diferentes a los técnicos, financieros y económicos y que surgen, como suele ocurrir en muchos casos de proyectos anunciados, por los fenómenos especulativos y las distorsiones de mercado promovidas por agentes que muchas veces, utilizan métodos apartados de la ley para lograr sus fines. Por ejemplo, ya se están viendo casos de especulación en el precio de la tierra por motivo de la doble calzada entre Popayán y Quilichao.

Lo más importante de la columna citada es el llamado que hace a las autoridades competentes para que intervengan oportunamente con el fin de prevenir los efectos del riesgo. La acción gerencial exige anticiparse al futuro y aplicar controles preventivos a los riesgos; pues después de ojo sacado no vale Santa Lucía. Los instrumentos jurídicos existen por lo que solo basta aplicarlos en el momento adecuado. Es necesario tomar medidas de congelamiento del uso del suelo antes de que cojan fuerza los “hechos cumplidos”, que generan obstáculos para el normal desarrollo del proyecto, de modo que corresponde al gobierno municipal tramitar ante el Concejo los correspondientes actos para establecer las medidas pertinentes.

Ojalá no vaya a ocurrir un fenómeno que es bastante común en nuestra cultura payanesa, de permitir que se potencialicen los procesos espontáneos y desordenados de los actores sociales para luego sí, sacar a relucir los “fueques” como disculpa para justificar el por qué no se hizo lo que se tenía que hacer. Estamos precisamente en el mes de aprobación del plan de desarrollo, lo que permite incluir en el Acuerdo respectivo las medidas necesarias para proteger la utilidad pública y el bien común del proyecto y así impedir que el interés individual se sobreponga por encima del interés general, en consideración a la importancia y la magnitud de la utilidad pública que presenta el proyecto de Julumito. 

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