martes, 2 de febrero de 2016

COMUNICACIÓN PARA LA GESTIÓN PÚBLICA

Ahora que se acerca el 9 el febrero y que el caso del joven periodista radial de Medellín levantó polvareda, bien vale la pena retomar un tema que hace más de quince años se discutió en las esferas institucionales pero que luego, durante los últimos años, ya no se ha vuelto a comentar y que tiene relación con el periodismo, aunque muy poca con los periodistas.

Desde 1991, cuando se introdujo por vía constitucional la Democracia Participativa acompañada del Modelo de Estado Gerencial para la gestión de políticas, ya no gubernamentales sino públicas, se gestó la necesidad de incorporar al andamiaje institucional la modalidad de comunicación social más adecuada a los requerimientos de la gobernanza. Por esa época y sigue siendo igual, los gobernantes acostumbraban y aun lo hacen, a tener un “jefe de prensa” que se encarga de las relaciones con los medios de comunicación masivos convencionales, casi todos de corte mercantil, para efecto de hacer propaganda a  la labor gubernamental y mantener en alto nivel la imagen del funcionario en la opinión pública. Pero eso no es lo apropiado en la democracia participativa.

En 1998, desde la Presidencia de la República y con la participación de las facultades de comunicación de las universidades Javeriana y de La Sabana, se adelantaron eventos que destacaron la necesidad de desarrollar paradigmas y modelos de comunicación que permitieran acompañar la gestión de políticas públicas en los tres escenarios donde se requiere una adecuada comunicación social: al interior del Estado, en el seno de la sociedad civil y en la relación Estado-Sociedad, que es donde se concreta la gobernanza. Pero todo quedó igual.

Una cosa sí quedó clara en los debates de esa época: los medios masivos convencionales no son los más adecuados para incorporar el instrumento comunicativo en la gerencia pública; pues su dependencia frente a la pauta publicitaria para garantizar el financiamiento, les impide inscribirse de manera contundente en el servicio de la gestión pública. Por supuesto con excepciones.


Ahora que por razones de la terminación de la confrontación armada con los grupos guerrilleros, que aunque no propiamente traerán la paz a Colombia, sí permitirá un nuevo escenarios en las relaciones Estado-Sociedad y al interior mismo de la sociedad, nuevamente surge la necesidad de desarrollar instrumentos de comunicación que faciliten la gerencia pública. No es posible hacer gerencia, ni privada ni pública, si no se cuenta con los medios de comunicación adecuados; y más aún, cuando la gerencia pública es multiorganizacional, diversa, heterogénea y navega en el caos de la complejidad. Corresponde por ello a las facultades de comunicación, apartarse de los paradigmas que se inventan en Estado Unidos sobre este tema y de manera pragmática y pertinente proponer modelos de comunicación para la gestión pública.  

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