Los ricos de
Estados Unidos y los católicos de derecha de ese país están muy bravos con el
Papa por el texto de la encíclica que sacó el pasado mes de mayo. No es la
primera vez que se plantean las cosas que incluye dicha carta, pero otra cosa
es que quien las dice es el Papa.
El texto nos
recuerda autores como Manfred Max-Neef con su Economía Descalza y su Desarrollo
a Escala Humana, quien despeja dudas acerca de lo que es el desarrollo; pero
principalmente nos evoca pensadores como Jorge Graciarena y Aníbal Pinto de la
CEPAL, quienes introdujeron el concepto de “estilo de desarrollo” en la teoría
económica, con el cual se precisan conceptos que explican por qué la
destrucción de la casa común, como la llama el Papa.
El texto papal
critica los avances de la economía mundial y sus efectos en el medio ambiente,
destacando que el principal problema ambiental del planeta es la pobreza
derivada de la desigualdad inherente al sistema económico. Pero no propone
cambiar el sistema. Es decir que dentro de mismo sistema capitalista que
existe, se deben introducir los mecanismos que neutralicen o corrijan los
procesos de concentración de riqueza y destrucción ambiental. Al decir de los
cepalinos, el mal no es el sistema sino el Estilo de Desarrollo que se adoptó desde
hace ya más de dos siglos, el cual se le denomina Estilo Ascendente o Transnacional
y se caracteriza tal como lo narra el documento papal.
Como antagónico a
dicho estilo, se propone el Estilo Sostenible que como dice el Papa, debe
comenzar desde la familia e incluir aspectos en la organización social, la
cultura con respeto por la ley natural, las formas del trabajo y hasta la
política, si es que se quiere enderezar el rumbo de destrucción que actualmente
lleva el mundo. Pinto dice que el Estilo de Desarrollo es la forma como se
organizan, se asigna y se manejan las fuerzas productivas para el cumplimiento
de los fines del sistema económico.
Desde el último
cuarto del siglo pasado se viene tocando el problema en distintos eventos
académicos; pero las grandes multinacionales hoy organizadas en el fenómeno
transnacional, hacen caso omiso a las recomendaciones y los fondos de
especulación del capital, que son los verdaderos controladores de la economía
mundial también regañados por el Papa, les importa poco porque parte de la
esencia del estilo actual es el privilegio que se otorga a la rentabilidad del
capital en el corto plazo sin importar los efectos en la humanidad y en el
ambiente, por lo cual hoy están furiosos por el documento, el cual debe ser
leído cuidadosamente porque es una importante pieza sociológica y política que
con toda seguridad va a traer trascendentales efectos más delante cuando se
difunda ampliamente la postura del Papa Francisco en Laudato Sí.
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