martes, 9 de diciembre de 2014

LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI

Todos los intentos de la izquierda colombiana del siglo pasado fracasaron. Desde los más extremos como los de Pedro Arboleda, Pedro Marín, Fabio Vásquez o Jaime Bateman, hasta los más moderados como los del Movimiento Firmes, pasando por los del Bloque Socialista, Ligas Socialistas, JUCO, JUPA, MOIR o PC, no sólo no llegaron en medio siglo a la toma del poder de Estado, como reza la teoría clásica del Materialismo Histórico, sino que permitieron que ahora la extrema derecha neonazi sacara ocho millones de votos, en una clara demostración de su ineficacia.

Por supuesto y como ocurre en casi todos los fenómenos sociológicos, el caso no es monocausal. Son varios los factores que determinaron dicho fracaso, entre los cuales podemos identificar la actitud de los dirigentes, también llamados líderes. Tal vez los rasgos de personalidad o carácter o algo similar, contribuyeron de manera decisiva en los pobres resultados del proceso. Conductas inapropiadas y casos de dogmatismo en lugar de pragmatismo, fueron el común denominador. Proliferaron los ataques entre los mismos grupos de izquierda, distorsionando la realidad sobre el verdadero rival; todos se creían poseedores de la verdad revelada y ajustaban sus análisis más a la rigidez conceptual que a la interpretación de la realidad histórica nacional. No tuvieron capacidad para abstraer de la cultura o idiosincrasia propia las claves del éxito y le dieron mucho peso a los modelos extranjeros; múltiples errores más aparecen en el balance que se hace en el presente siglo, sobre lo que fue la segunda mitad del pasado. Hoy quedan algunos reductos de esos movimientos, hasta con los mismos dirigentes pero ya desgastados y a punto de jubilarse.

En estos días comenzó a circular por las redes virtuales (en sociología las redes sociales son otra cosa) una propuesta sobre la nueva izquierda colombiana, que pretende adaptarse a la realidad actual y asimilar la experiencia del fracaso anterior. No se conoce todavía los detalles del proyecto pero se espera que respondan a la fase histórica actual, cuando ya es otro el sistema económico; pues ahora no rige el Capitalismo Empresarial con políticas para favorecer a los industriales, sino el Capitalismo Rentista con favorecimientos a los fondos y banca de inversión; ya no se cuenta con el Estado Interventor-Benefactor sino con el Estado Social de Derecho; ya no es un modelo de economía cerrada sino el imperio de la globalización. Hoy ya no tiene vigencia histórica la propuesta de la economía planificada que se derrumbó hace un cuarto de siglo, sino que todos los procesos políticos deben plantearse sobre la existencia del mercado como mecanismo de funcionamiento del sistema, es decir, una realidad que obliga a una interpretación histórica consecuente si es que quienes impulsan la propuesta quieren mostrar diferencias en la izquierda del siglo XXI.

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